Halloween vs. Día de Muertos

Por Francisco Peyret

Aunque en la actualidad el Halloween es una fiesta de disfraces en donde niños y grandes recolectan y comen grandes cantidades de golosinas, sus orígenes no son tan festivos, provienen de un antiguo festival celta de hace más de tres mil años que llegó a Estados Unidos por el estado de Minnesota. Se trata de una fiesta pagana que se celebraba en Irlanda el 31 de octubre, cuando la temporada de cosechas llegaba a su fin y daba comienzo el “año nuevo celta”.

Por otra parte, la celebración del Día de Muertos en México es el resultado del sincretismo religioso de estas dos culturas: la española y la mexicana prehispánica. Su origen se ubica en la fusión entre la celebración de los rituales religiosos católicos traídos por los españoles y la conmemoración del día de muertos que los indígenas realizaban desde los tiempos prehispánicos.

Muchos mexicanos recordamos con especial cariño los Días de Muertos de nuestra niñez, acostumbrábamos salir a la calle durante la noche a «pedir calaverita». En ese tiempo era costumbre tener en casa pequeños altares que nuestras madres instalaban para honrar a sus muertitos. Para los niños era sensacional porque podíamos estar en la calle hasta altas horas de la noche, con una caja de zapatos a la que le dibujábamos una cara de calaca con una vela en el interior, la onda era pedir monedas y volverse casi millonario esas noches. 

Pero también en ese tiempo empezó a invadirnos el Halloween, ya empezaban a aparecer niños con calabazas de plástico, disfrazados de fantasmas, pidiendo dulces en las casas. Nos parecía un despropósito, era un atentado al pequeño negocio que hacíamos cada año. Pero no quedó todo ahí, con el tiempo, ya en la adolescencia, para nuestra generación, un buen día apareció Michael Jackson con su video de Thriller y bueno, eso puso las fiestas de disfraces tipo Halloween en el top de la moda. Afortunadamente esas modas citadinas nunca penetraron al México profundo, la tradición mexicana siempre estuvo lejos de perderse, al contrario, ahora sentimos que el Día de Muertos mexicano está más presente que nunca, y no solamente en México, sino también en el mundo entero. 

En la actualidad, alrededor del mundo ya es costumbre ver desfiles con personas de todas las nacionalidades con disfraces de catrinas, tal parece que en mucho ayudaron las películas de Coco (2017) y James Bond (2015), filmada en México. Sin embargo, en México ya existe una controversia al respecto, porque resulta que la «Catrina» es un personaje creado por José Guadalupe Posada en 1912, con la que lleno de humor negro solía ironizar a las señoras burguesas porfirianas que soñaban con la moda europea de incios del siglo XX. 

Esta «Catrina» no tiene nada que ver con una costumbre relacionada con el Día de Muertos, este personaje de Posada fue posteriormente inmortalizada por Diego Rivera, cuando el muralista agregó esta pintura en su obra «Sueño de una tarde dominical en la Alameda central». 

Finalmente, esto puede significar que gracias a una suerte de nuevo sincretismo los mexicanos hemos logrado imponer la moda de la Catrina a nivel global. Por ahora los mexicanos podemos decir que en esta batalla de las tradiciones, el Día de Muertos mexicano está derrotando al Halloween americano. 

Dos autores mexicanos apuntan bien sobre el significado de la muerte para los mexicanos. El escritor Juan Rulfo (Pedro Páramo) habla de la muerte, dice que la toma como una cosa natural, que nosotros los latinoamericanos tenemos un modo muy diferente al de los europeos de pensar en la muerte: “Ellos nunca piensan en la muerte hasta el día en que se van a morir”.  Octavio Paz sostiene que el mexicano no elimina a la muerte de su cotidianeidad. La muerte es una palabra a la que no se teme y se la pronuncia con frecuencia y con soltura. Según el poeta, la idiosincrasia del mexicano —la cual gira en torno a las apariencias— no se deja ver tal y como es, pues para disimular su verdadera esencia utiliza «máscaras» o actitudes que no van con él.

A continuación te describimos algunas expresiones populares relacionadas con la muerte que los mexicanos hemos escuchado y utilizado desde niños: 

“El muerto al pozo y el vivo al gozo”; “No estaba muerto, andaba de parranda”; “De muertos y tragones están llenos los panteones”; “El que por su gusto muere hasta la muerte le sabe”; “Ya se lo llevó la flaca”; “Ya colgó los tenis”; “Ya entregó el equipo”; “Ya chupó faros”; “Ya valió…”; “Ya se petateó”; “Ya estiró la pata”; “Se nos adelantó”; “Se lo llevó la huesuda”;  “Se me antoja una bien muerta (cerveza)”; “Como te ves, me vi, y como me ves, te verás…”; “El que a hierro mata, a hierro muere”; “Primero muerto…”;  “Sobre mi cadáver…”; “Calaca, tilica y flaca…”; “¡Asústame panteón!”; “A mí que ni me cuelguen ese muertito”;  “Después de ahogado el niño, tapan el pozo”; “Cuando el tecolote canta, el indio muere”; “El muerto y el arrimado a los tres días apestan”; “Hasta que la muerte los separe”; “Sobre el muerto las coronas”; “El muerto a la sepultura y el vivo a la travesura”; “Los muertos al cajón y los vivos al fiestón”; “El miedo no anda en burro”; “Muerto el perro, se acabó la rabia”; “Buen amor y buena muerte, no hay mejor suerte”; “En este mundo matraca de morir nadie se escapa”; “Lo que mata no es la muerte, si no la mala suerte”; “Entre flores nos reciben y entre ellas nos despiden”; “Dónde se llora está el muerto” (Compilación de frases por la revista México Desconocido).

¿Te sabes alguna otra?