Por Alejandro Angulo
Los pronósticos sobre la lluvia para este año y la posibilidad de una prolongada sequía generan mucha incertidumbre. Actualmente, el clima es cada vez más impredecible y no se puede confiar en su previsión. Pero, ¿qué es la sequía? En términos generales, se produce cuando hay un periodo prolongado con menos precipitaciones que el promedio (sequía meteorológica), lo que puede llevar a la sequía agrícola y la sequía ecológica en la región afectada. Es una anomalía transitoria que se caracteriza por la escasez temporal de agua en un momento en el que las precipitaciones son escasas o bien los caudales naturales de los ríos o los volúmenes embalsados están por debajo de lo normal. En consecuencia, durante ese periodo, la cantidad de agua no es suficiente para abastecer la demanda de los seres vivos (vegetales, animales y habitantes) de la región afectada. Sin embargo, cuando las deficiencias de lluvia son acumulativas y se extienden por meses o años, entonces entramos en una condición de sequía. El Instituto Mexicano del Agua ha señalado que las sequías son inevitables, impredecibles, sin trayectoria establecida, sin inicio ni término bien definidos, recurrentes, más no cíclicas, y potencialmente catastróficas, con impactos clasificados en agrícolas, hidrológicas, meteorológicas y socioeconómicas.
Es importante tener en cuenta que, debido a su naturaleza, las sequías ocasionan desastres de progresión lenta, lo cual dificulta el monitoreo de su avance y la cuantificación de su impacto. Según su intensidad, la clasificación es la siguiente: D0 (anormalmente seco), D1 (sequía moderada), D2 (sequía severa), D3 (sequía extrema) y D4 (sequía excepcional).
En términos generales, las causas de una sequía involucran factores naturales y antropogénicos. Normalmente, la causa principal de toda sequía es la escasez de precipitaciones pluviales (sequía meteorológica), lo que deriva en una insuficiencia de recursos hídricos (sequía hidrológica) necesarios para abastecer la demanda existente.
Las causas de la sequía se pueden agrupar en dos orígenes: natural, que están representadas por las modificaciones en los patrones de la circulación atmosférica, las variaciones en la actividad solar y los fenómenos de interacción entre el océano y la atmósfera; y antropogénico, debido al calentamiento global causado en parte por las actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles, la degradación ambiental (deforestación, degradación del suelo y desertificación) y la alteración de los sistemas ecológicos naturales.
Ahora bien, de acuerdo con el Monitor de Sequía, el municipio de Querétaro se encuentra en sequía moderada, lo cual nos indica que hay una sequía meteorológica que se produce cuando existe una escasez continua de precipitaciones pluviales. Esta se relaciona con el comportamiento del sistema océano-atmósfera, donde influyen tanto factores naturales como factores antrópicos. La sequía meteorológica está vinculada a una región específica, ya que las condiciones atmosféricas son muy variables de una región a otra. No obstante, de acuerdo a los últimos datos difundidos sobre el nivel de los grandes cuerpos de agua, podríamos establecer que también se trata de una sequía hidrológica que se genera cuando los cursos de agua o los volúmenes embalsados se encuentran por debajo de lo normal durante un plazo temporal dado. Puede demorar meses o algún año desde el inicio de la escasez pluviométrica, o no llegar a manifestarse si las lluvias retornan al poco tiempo. Pero también se está presentando una sequía agrícola, dado el déficit de humedad en la zona radicular necesaria para los cultivos. No es posible establecer umbrales de sequía agrícola porque la cantidad de agua difiere para cada cultivo. Lo que aún no se presenta es una sequía socioeconómica, que se refiere a la afectación de la escasez de agua sobre las personas y las actividades económicas. La creciente presión de la actividad humana hace que cada vez sea mayor la incidencia de la sequía socioeconómica, destacando las pérdidas económicas crecientes.
Por último, déjame decirte que hay consecuencias directas e indirectas, y que para las primeras se trata de impactos económicos, agricultura y ganadería, gestión del agua y abastecimiento, industria, generación de energía hidroeléctrica, impactos medioambientales, agua, suelo, aire, organismos vivos, espacios naturales protegidos, contaminación y aumento de incendios forestales. Mientras que las segundas versan sobre la economía (generación de energía hidroeléctrica, comercio y asuntos financieros), impactos sociales (salud pública, desempleo, política y asuntos exteriores) y otros, como el ocio y el turismo.
No está de menos tener presente la diferencia que existe entre sequía, aridez y escasez: la aridez es una situación estructural natural de una región y, por tanto, permanente, con muy baja precipitación anual o estacional; en tanto que la escasez se refiere a una situación permanente de disminución de agua con referencia a la demanda en un sistema de suministro de agua o en una región grande (sequía hidrológica), caracterizada por un clima árido y/o un crecimiento rápido de las demandas de aguas consuntivas. Aunque hay estudios recientes que hablan de una retroalimentación de la atmósfera terrestre que intensificaría aún más la sequía simultánea del suelo y la aridez atmosférica en un clima más cálido. Si bien los estudios anteriores han analizado cómo los procesos atmosféricos y oceánicos impulsan los extremos climáticos, especialmente en el establecimiento de extremos concurrentes que pueden ser muy destructivos.
La sequía del suelo, representada por una humedad muy baja del suelo, y la aridez atmosférica, representada por un déficit de presión de vapor muy alto, lo cual resulta en una combinación de alta temperatura y baja humedad atmosférica, son los dos factores estresantes principales que impulsan la mortalidad generalizada de la vegetación y la reducción de la absorción de carbono terrestre. La intensificación futura de la sequía simultánea del suelo y la aridez atmosférica sería desastrosa para los ecosistemas y afectaría en gran medida todos los aspectos de nuestras vidas.
Estamos viviendo una condición de sobreposición de fenómenos o concurrencia, de ahí que la sequía y la aridez concurrentes tengan un impacto más fuerte en el ciclo del carbono, por lo que se trata de un punto crítico en términos climáticos, ya que en el municipio se estima que la mayor parte de captura de carbono sucede en los suelos y no en la vegetación.
Los científicos estiman que es fundamental cuantificar y evaluar la representación de estos procesos en modelos climáticos. La variabilidad de la humedad del suelo y las retroalimentaciones asociadas será crucial para proporcionar modelos de la frecuencia, duración e intensidad de los eventos compuestos de sequía y aridez, y de sus cambios en un clima más cálido. Lo que, en consecuencia, ayudará a mitigar los riesgos futuros asociados con estos eventos y el cambio climático.