Por Alejandro Angulo
Iniciamos un nuevo año, el 2022, y más allá de los buenos deseos, es relevante entender, que, en este preciso año, se requiere cimentar un Nuevo Acuerdo Ambiental, como base para los siguientes años decisivos en la batalla por re-orientar las tendencias al colapso.
Lo primero no puede ser otro aspecto que la corresponsabilidad entre todos los actores – gobierno, ciudadanos, empresas, academia y ONGs- sin esta visión difícilmente se puede destrabar los nudos que ahora nos aprietan. El medio ambiente es un reto de todos y forma parte de la Ética Ambiental.
Lo segundo, para no perdernos en un mar de infinitas ideas y acciones, consiste en tener un programa claro, medible, preciso, certero, con objetivos y metas que nos indique hacia dónde vamos y cómo lo haremos. Los puntos nodales de esos programas deben centrarse en la Biodiversidad y el Cambio Climático. Seguramente hay muchos más, pero en las actuales condiciones, no es posible abordarlos todos de conjunto, hay que priorizar y jerarquizar para orientarlos e ir abonando soluciones viables.
El tercer elemento es, entender, que gran parte de la solución dependerá del financiamiento, lo que a su vez, debe venir de todas las fuentes. No es posible que nos atengamos únicamente al presupuesto gubernamental, pues ese será insuficiente, ahora, es responsabilidad de todos aportar lo que está a nuestro alcance, el reto ambiental requiere de mucho financiamiento, lo que no hemos hecho hasta ahora. Se trata de internalizar los costos ambientales de nuestras acciones y entender que necesitamos mejor y mayor infraestructura (presas subterráneas, plantas de tratamiento, redes de transmisión, subestaciones, plantas de generación de energía, drenes, plantas de reciclaje, huertos urbanos, vías y medios de transporte eléctrico etc.)
El cuarto elemento, se refiere a la observancia de las reglas, o sea, de las disposiciones legales que todos deben cumplir a fin de alcanzar los objetivos de los programas, pues solo así será posible tener un piso común y adelantar con acciones ante los dos restos ambientales: Biodiversidad y Cambio Climático.
Y el quinto elemento, no puede ser otro, que las modificaciones o cambios habituales, en el consumo de energía, agua, generación de residuos, movilidad y patrones de consumo.
El Nuevo Acuerdo Ambiental, se trata de una enorme dimensión social, de movilizar a todas y todos de una manera gigantesca, colaborativa, cotidiana, de mirar por el bien común de la especie humana y los demás seres vivos, se trata de la hazaña que podemos llevar a cabo, para mirar el mañana. Y lo más increíble, está en nuestras manos, sólo hay que adoptar el compromiso y proceder con acciones.
Los cinco elementos descritos, nos llevarán a crear la resiliencia social que se necesitará enfrentar los eventos catastróficos naturales, sean sequías, inundaciones, escasez de agua, o cualesquier otra, así como a las interrupciones eléctricas, pandemias, emergencias ambientales, quiebras financieras o lo que venga. Se trata de generar las capacidades para la sobrevivencia en el futuro próximo lleno de incertidumbres. Lo central es prepararnos como sociedad.