Por Arturo Morales Tirado
En la Frontera de la Tierra Adentro, por su caracterización geológica, geográfica, fisiográfica y cultural, tenemos el privilegio de convivir y disfrutar de la biodiversidad de al menos cuatro ecosistemas, donde las aves representan indicadores de la salud de nuestro territorio; por ejemplo: de las 395 especies de aves que existen en el estado de Guanajuato que representan el 34 por ciento de la avifauna de México, en la región de San Miguel de Allende se han observado hasta 125 especies diferentes, 10.75 por ciento del total nacional; sin embargo, de las 32 especies que tienen una grado de riesgo de extinción, 25 de estas existen en alguno de los seis ecosistemas de esta Frontera de la Tierra Adentro.
En los últimos 90 años y de forma acelerada, a los ecosistemas naturales (bosque de encino, matorral bajo crasicaule, humedales, bosques de galería) se han extendido y aumentado su impacto los ecosistemas artificiales, antropogénicos y no naturales, entre otros: el urbano, agrícola-pecuario y las presas. Como componentes de estos sistemas biológicos de gran complejidad, incluidas todas y cada una de las interacciones que se dan entre los seres vivos y de estos con los seres no vivos de su entorno, las aves son excepcionales: notables por su plumaje, cantos y llamados, la mayoría de ellas vuelan y se desplazan con rapidez y en grandes áreas, son diversas en sus hábitos a partir de sus formas de alimentarse, reproducirse y estrategias de supervivencia y, por lo mismo, indicadores de la dinámica de la salud o no de nuestro hábitat.
De estas vecinas de los humanos que habitamos en San Miguel, la mayoría de ellas, al conocer y observar parte de su comportamiento resultan simplemente asombrosas, bellas y maravillosas, pero, por nuestro excesivo homo-centrismo, como a la mayoría de la biodiversidad, las estamos conduciendo a su desaparición a través de esta sexta extinción mundial que ya estamos viviendo, de la cual, nosotros, los seres humanos (Hommo sapiens), somos la causa y se manifiesta, principalmente en la modificación y/o pérdida del hábitat de la diversidad; San Miguel de Allende y su entorno no son la excepción.
Una de las aves más grandes de nuestro hábitat compartido son los garzones blancos (Andrea alba egretta), las cuales anidan en árboles altos en torno a los humedales y presas de la región, muchos de estos árboles como los fresnos (Fraxinus uhedi), no son propios de nuestros ecosistemas, sin embargo, al haber sido introducidos hace al menos un siglo, estas aves los han seleccionado para sus nidos, los cuales hoy en día en nuestro paisaje y ecosistema urbano en San Miguel de Allende se ven complementados espectacularmente por otra especie exótica: la jacaranda (Jacaranda mimosifolia), originaria de El Gran Chaco, en Suraméricas introducida hace unos 120 años en nuestro país.
Los garzones blancos en la primavera están en plena estación de reproducción y anidación y el macho, como parte de su manifestación física de cortejo, extiende parte de sus plumas posteriores y produce en la parte posterior de su cuerpo plumas largas y abiertas, las cuales, a finales de los 1800s fueron muy cotizadas por los fabricantes de sombreros de mujeres de aquellos años por lo que fueron cazadas indiscriminadamente y empujaron a naturalistas de Estados Unidos a fundar la National Audubon Socity (en honor a John James Audubon) en 1905 y su primer capítulo fuera de Estados Unidos comenzó sus trabajos en 1967 y formalmente en 1972 en San Miguel de Allende, promovida, entre otras por: Dotty Vidargas Birk y su madre Lila Ray. Esta especie tiene un bajo nivel de amenaza de extinción, sin embargo, otras tienen un alto grado.
En nuestros bosques de encino y sus cañadas o bosques de galería, se encuentra amenazado el aguililla cola roja (Buteo jamaicensis), en los humedales y saucedas una de las aves más amenazada es la migratoria cigüeña americana (Mycteria americana) la cual ha sido avistada al menos en los últimos 20 años, y hoy se ve doblemente amenazada por la contaminación del ecosistema artificial de la Presa Allende y la infestación de sus aguas con lirio acuático (Eichhornia sp.). Otras aves amenazadas en la Frontera de la Tierra Adentro son: Vireo atricapilla, Geothlypis speciosa, Mosquero de balsas, Chorlo Nevado, Avetoro Norteño, Avetoro Mínima, Milano cola blanca, Águila Aura, Águila Real, Halcón peregrino, Halcón Mexicano, Gavilán Rastrero, Gavilán Pecho Rufo, Gavilán de Cooper, Águila Negra Menor, Águila Rojinegra, Águila Cola Blanca, Águila Pechorojo, Vireo Enano, Clarín Jilguero, Mirlo Pinto, Chipie de Tolmie, Mascarita transvolcánica, Pato Mexicano, Codorniz Moctezumay Zambullidor Menor. Por nuestro impacto, modificar nuestros hábitos de vida (consumo principalmente) es una urgente responsabilidad para preservar la maravillosa avifauna de nuestro hábitat compartido.