Cuenca Alta del río Laja

Por Arturo Morales Tirado

Humedal fundamental en la vida de los Altos de Guanajuato.

Uno de las maravillas naturales y culturales fundamentales en la vida de esta Frontera de la Tierra Adentro es, sin duda, la subcuenta alta del río Laja y sus humedales, a la postre, génesis, desde hace 2,500 años, del origen de la civilización en nuestra región, en torno a comunidades agrícolas; sin embargo, es uno de nuestros bienes natural-cultural menos atendidos y valorados por los que hemos habitado aquí.

Río Laja, tributario del río Lerma, parte de la Cuenca hidrológica Lerma – Chapala – Santiago incluye a metrópolis tan importantes como: Toluca, Querétaro, León, Guadalajara, donde, actualmente (constituye cerca del 20% de la población del País), este, tiene su origen en los manantiales de Sierra de Lobos, y Sierra Cuatralba, (municipio de San Felipe), después de seguir por el Nuevo Valle de Moreno y San Juan de los Llanos (pasando hoy, por la Presa de Jesús María). La subcuenca alta del río de la Laja, recibe agua de ríos y arroyos tributarios de otras serranías y cerros de los Altos de Guanajuato, incluyendo cerca de 7 de los actuales municipios del Estado de Guanajuato:

León, Guanajuato, San Felipe, San Luis de la Paz, San José Iturbide, Dolores Hidalgo, y San Miguel de Allende, justo donde hoy se localiza la cortina de la Presa Ignacio Allende, al norte del Cañón de Chamacuero.

En los humedales de este río y sus afluentes como el río San Damián, Talayotes, La Virgen, Jalpa, entre otros, existe una tradición agrícola y de las primeras comunidades prehispánicas sedentarias de más de 2,500 años, desde los primeros asentamientos de la tradición cultural de los chupícuaro, en el período formativo mesoamericano, siguiendo con la tradición cultural de los prototoltecas, aproximadamente entre los 500 a 1,150 A.C., en el período clásico mesoamericano, hasta el poblamiento de grupos chichimecas itinerantes, quienes se encontrarían con los españoles y sus aliados otomíes – tlaxcaltecas – zapotecas en la década de los 1530´s.

CUENCA ALTA DEL RÍO LAJA 

A su vez, los invasores españoles y sus aliados en estas tierras de la otrora Gran Chichimeca, aprovecharon los corredores biológico – culturales del alto río Laja y sus afluentes para encontrar en primera instancia, en sus lechos, las rocas metamórficas, precursoras asociadas con los veneros de mercurio, plata y oro, después para trazar sus rutas para transitarlas con caballos y mulas y carretas para el traslado de minerales y/o metales y víveres, con la seguridad de tener provisión del vital líquido en estos tortuosos itinerarios, más sus productos asociados en torno a tierras agrícolas, y después, ganaderas para asegurar alimentos y reclamar derechos y tenencia de tierras

en torno a estos bienes.

Durante el virreinato, en torno a los cauces del río Laja y tributarios, además del Camino Real de Tierra Adentro (UNESCO-2010), se fundaron presidios, haciendas, ventas, estancias de ganado y se otorgaron mercedes reales de agua y así se edificaron puentes, presas, norias y acequias; en forma paralela, para administrar desde el poder de los peninsulares y criollos, se fundaron capillas virreinales para indios de paz, o: capillas de indios. Hoy, constituyen un rico y enorme inventario de bienes culturales tangibles y en torno a éstos, por sus tradiciones y rituales, de bienes culturales intangibles.

En este sentido, podemos mencionar entre otros cascos de haciendas, las siguientes: La Quemada, Trancas, el Gallinero, la Erre, Rioyos, La Petaca, Jesús María, Atotonilco, La Grulla, Cruz del Palmar, Puerto de Nieto, Corral de Piedras, y cerca de 30 más. En cuanto a Capillas de Indios y su parafernalia como calvarios, humilladeros, cruces en basamentos, etc. más de trescientas. En el tópico de infraestructura hidráulica, entre otras, Presa de Santa Rosa, Presa de San Julián, Presa de Calderón, Presa del Fraile; noria de Sosnabar, de Corral de Piedras, batán de el Charco del Ingenio; como unión de caminos:

Puente del Fraile, Puente de San Rafael, Puente de la Quemada, Puente de Sta. Teresita, y más. Con pena, junto al abandono y desprecio al valor de los bienes y servicios ambientales del patrimonio natural de los humedales de la cuenca alta del río Laja, están la flora y fauna de su entorno, asombrosamente distribuida en 4 ecosistemas (humedales, bosque de encinos, bosque de galerías y matorrales bajos crasicaules), siendo uno de los más bellos y amenazados las saucedas ribereñas y sus humedales en sus ciénagas, baste mencionar que entre otras especies tenemos a: las migratorias Mariposas Monarca, las cigüeñas americanas y las biznagas acitroneras.

Invitación a conocer y valorar nuestra maravilla natural el alto río Laja, ¿cómo? viviéndolo, comprendiendo, protegiéndolo y gestionando su restauración y preservación, así, seguir disfrutándolo y honrándolo, para nosotros y las siguientes generaciones.