Bohemia

Por Adriana Méndez

San Miguel es uno de esos lugares que tienen buena vibra. Esa sensación de contento y bienestar que aparece automáticamente y de manera colectiva al llegar a la ciudad, caminar por sus calles empedradas y llegar a la plaza principal a tomarse la foto con la Parroquia de fondo.

Como si los colores de las fachadas coloniales, los patios y recovecos de las construcciones fueran depositarios de un inconsciente colectivo, al estilo Jung, e hicieran una invitación permanente a conocer el alma de la ciudad a los visitantes nacionales y extranjeros.

Seguramente hay distintas razones para que un lugar tenga buena vibra. En el subsuelo de Cañada de la Virgen, sitio arqueológico de San Miguel, hay yacimientos importantes de minerales, especialmente cuarzo, que seguramente, impactan en la energía positiva de este lugar. 

Mi hipótesis es que parte del espíritu sanmiguelense tiene que ver con el alma bohemia que ronda por aquí desde principios del siglo veinte. En aquellos años, la pequeña ciudad colonial abrió los brazos para recibir a una ola de artistas migrantes de temporada liderados por Pedro Vargas, oriundo de esta bella ciudad. La alegría de vivir, la búsqueda de placer a través del arte y la energía de algunos de los artistas mexicanos más significativos de aquellos años quedaron impresas en el ambiente. 

Disfruto sentarme en el patio central de la Antigua Villa Santa Mónica y dejar volar mi imaginación para visualizar las tertulias organizadas por su propietario, José Mojica, poeta, actor y altruista que terminó optando por la vida religiosa. Casi puedo ver al Indio Fernández y escuchar las voces de Pedro Vargas y María Grever entonando canciones compuestas por El Flaco de Oro: Agustín Lara; a María Félix y a Dolores del Río derrochando belleza y sofisticación. Imagino a Cantinflas, amenizando las tertulias con sus chistes y ocurrencias. Pienso también en David Alfaro Siqueiros, que también rondaba por estos lares, dejando una hermosa herencia: “El mural inconcluso” en una de las bóvedas del centro cultural Ignacio Ramírez, El Nigromante.

Hoy en día custodian este pasado bohemio artistas de distintas disciplinas: músicos, escritores, actores, bailarines, artistas plásticos, arquitectos y chefs que mantienen viva la huella de sus antecesores. San Miguel tiene el privilegio de disfrutar de una gran variedad de eventos y espectáculos artísticos y culturales. Hay de todo: conciertos de jazz, ópera, flamenco, y danza aérea; el festival internacional de escritores y literatura y el festival de tango; torneos de bridge y eventos culinarios. En estos días, por ejemplo, hubo algunos espectáculos del Festival Cervantino.

Casa de José Mojica

Por sedes artísticas no paramos: Tenemos el Teatro Ángela Peralta y el Nigromante; la Casa de Europa y el Instituto Allende; la Fábrica La Aurora y la Biblioteca Pública; El Sindicato y el Teatro Santa Ana, por mencionar algunos. 

Algunos restaurantes y hoteles se visten de recinto para distintos espectáculos. En esta ciudad cualquier día de la semana es bueno para una bohemiada musical. Es cosa de echarle un vistazo al Qué pasa, de este periódico, para organizar el plan de la semana.

Me gustaría que los días tuvieran más horas para que me diera tiempo de ir más seguido a los múltiples espectáculos y disfrutar del talento que tenemos en esta ciudad. Los Martes Sabineros y los sábados de flamenco se ponen buenísimos en El Tupinamba. Las guitarras y voces de los gemelos Omar y Ulises Ayala y la bailaora Sally Avigdor son excepcionales.

Soy clienta asidua del Cent’anni. Su piano bar es sede de bohemiadas musicales para todos los gustos: los miércoles Johny Favourite entona canciones de Frank Sinatra, Rod Stewart, Elton John y se aceptan peticiones; la banda O Band entona ritmos latinos los jueves. Los viernes ofrece veladas musicales de piano con la voz de Angie Montes y, para los amantes del rock y el baile, el grupo Downtown. Los sábados, la super Flaka, ataviada con los atuendos más divertidos y originales, contagia buena vibra y calidez a través de su bella voz. El oído perfecto y las manos hábiles de Alex Gutiérrez, EL pianista de San Miguel, acompañan a todas estas voces. Para rematar la noche sabatina, el grupo Grava Suelta pone a bailar a sesenteros, setenteros, ochenteros y a chavos de cualquier década con su repertorio del túnel del tiempo.

Este clima bohemio de San Miguel se refuerza con las visitas esporádicas de personajes de talla internacional como Meryl Streep o el Negro González Iñarritu. Y por la presencia de artistas que han optado por vivir temporadas en esta ciudad como Pedro Friedeberg, Damián Alcázar, Laureano Brizuela o Benny Ibarra.

La cantidad de opciones es vasta. Los lugares de reunión pululan. La combinación energética entre sofisticada y romántica del aire que se respira brinda un ambiente propicio para soñar, emprender nuevos proyectos y sentir la buena vibra. Lo que sembraron José Mojica, Pedro Vargas, María Félix y las grandes personalidades a principios del siglo veinte sigue dando frutos ricos y jugosos en esta bella ciudad.

¡Anímate a vivir una noche bohemia en San Miguel a tu medida!