La vertiginosa velocidad del cambio: ¿Estamos preparados?

Por Carmen Rioja

A pesar de los pesares, sigo creyendo con fe enérgica en México. Lo hago para salvarlo al menos en mis sueños de todo mal. El problema es que México no ayuda. Y creer pujando con esfuerzo sobrenatural para tener fe en un proyecto actual de nación de discurso pobre y acciones fantasma puede causar migraña y luego desaparecer al concepto imaginado o convertirlo en un manojo de pesadillas. 

Una joven residente holandesa que viaja todos los días en transporte público en la Ciudad de México, compartió en Tik Tok su desconcierto al comprender que México es ese país en el que aunque los pasajeros se suben sin pagar por montones al camión, una moneda de diez pesos puede pasar a salvo de mano en mano desde el fondo del camión hasta llegar al chofer y el boletito de papel irá de  regreso hasta las manos de su dueño sin ningún contratiempo y hasta con lujo de civismo y camaradería entre los pasajeros. “¿Pero, cómo es que ése mismo país de gente tan honrada, es al mismo tiempo tan corrupto, pero tan corrupto?” Estallaba en crisis la extranjera.

México es el país en donde un perfecto limón en su punto más jugoso puede quedar en el suelo como basura orgánica o puede alcanzar el valor de una verde joya.  En el primer caso por abundancia. Así suele ser por temporadas. Y en el segundo caso, porque las fértiles tierras michoacanas, entre otras, a donde se generan las grandes producciones de limones, están tomadas por los carteles del narco. Los agricultores, pero sobre todo los fleteros y comercializadores no pueden acceder a recoger las cosechas en tiempo y forma normal; retenes de paramilitares, retenes de la guardia nacional, asaltos por patrullas piratas y todo tipo de bloqueos les impiden sostener los costos de producción contra el precio de venta por kilo en el mercado. De allí que resultara en un aumento de precio de hasta casi 90 pesos por kilo. “Verde que te quiero verde, verde limón.”

Esta semana la periodista Lourdes Maldonado, fue acribillada en su auto rojo después de haber denunciado presencialmente en plena conferencia de prensa mañanera presidencial que su vida corría peligro, a causa de la impunidad y el influentismo de las autoridades locales. 

Se dijo, que se le canalizaría a la vinculación de comunicación social, pero no llegó el remedio a donde tenía que llegar, ni mucho menos cuando tenía que llegar.

El país se precipita hacia el futuro y no estamos preparados. La corrupción es un signo de algo más profundo, la causa es la falta de salud y de oportunidades. Ese tejido enfermo de moléculas cancerosas que se enlazan entre sí para formar redes mayores, ha pedido auxilio siempre antes, ha denunciado la injusticia y la impunidad siempre antes, pero la ayuda, no llegó a tiempo.

La burocracia es la madre de la corrupción. Y con burocracia me refiero a que no somos capaces de reaccionar de forma expedita y de incidir con acciones cuando es imperante atender un grito de auxilio. El cambio vertiginoso viene y somos lentos. Aún no estamos preparados. La única forma de prepararnos es educarnos a través del la lectura, la escritura, la comunicación y el diálogo. La solidaridad y la acción humanitaria es más propicia y natural para quien cuenta con salud, seguridad y cultura. Atender primero al más enfermo y necesitado es un discurso que hemos oído repetir desde diversas instancias responsables, pero no va acompañado de suficientes recursos para llevar a cabo los programas en el vasto territorio mexicano.

Celebro que la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM, la máxima casa de estudios universitarios de la nación, estará coordinada por la escritora Rosa Beltrán, una mente brillante que ha sabido combinar los esfuerzos en la academia y el ahínco del investigador con la creación literaria de altos vuelos y la promoción de la cultura para todos los mexicanos. Sus novelas, ensayos y cuentos han sido traducidos a diversas lenguas y son referente en el capítulo latinoamericano.

No menos talentoso y generoso con sus lectores y alumnos, es el reconocido escritor Benito Taibo, quien impartirá presencialmente a finales de febrero charlas para jóvenes becarios y niños que se inician en la lectura o por qué no, en la escritura creativa. También dentro del intenso programa para nuevos lectores, Benito firmará autógrafos de su libro Persona Normal, entre otros títulos que serán obsequiados por amigos de La Biblioteca Pública de San Miguel de Allende, A.C.  Esperen el anuncio la próxima semana y aparten su lugar presencial o participen a través de redes sociales. A quienes deseen apoyar con algún libro de este magnífico y divertido autor para chicos o grandes, envíen un mensaje a carmenrioja@atencionsanmiguel.org