Playa Ventura

Por Fernando Helguera

Pareciera que la playa está lejos de San Miguel de Allende pero, en realidad, eso depende de cómo viajamos y nuestra actitud. En México la buena actitud es una de nuestras características. Una forma de viajar es yendo a lugares rústicos donde la naturaleza manda, pero con las comodidades apropiadas para no preocuparse y disfrutar de los placeres de la vida plenamente. Hay un lugar maravilloso por su naturaleza, llamado Playa Ventura, en el estado de Guerrero, a 120 km de Acapulco sobre la costa del Océano Pacífico, yendo hacia Puerto Escondido.

Mi novia y yo pensábamos en ir volando de Querétaro a Acapulco y luego rentar un auto, pero decidimos que era mejor disfrutar la autopista y viajar en coche desde San Miguel. Aun así le pedí que al empacar recordara no llevarse todo el Polo Norte en la maleta, pues ahí uno necesita muy pocas cosas. Tomamos, así, camino a nuestro viaje de nueve días.

Hicimos escala en Cuernavaca, de ida y de vuelta, pasando una noche cada vez; así el viaje fue muy relajado. Son como 400 km de San Miguel a Cuernavaca y otro tanto a la playa. ¿Por qué detenernos en Cuernavaca y no CDMX? Porque es la ciudad de la eterna primavera, la única playa sin mar. Es bellísima y tiene mucho que visitar: en el centro están el Jardín Borda, la Catedral, y varios museos de arte y de cultura popular. Fuimos a comer al restaurante italiano Marco Polo y nos dieron una mesa de balcón, desde donde se ve todo el chisme y un hermoso paisaje.

Para hospedarse hay mucha oferta, pero si uno quiere ir a la segura en cuanto al servicio de excelente calidad, a la limpieza y la comodidad de las habitaciones, el Holiday Inn de Acapatzingo es la mejor opción cerca del centro. Pasamos la noche y a mi chica se le ocurrió que si no llevaba al Polo Norte en la maleta, lo emularía a través del aire acondicionado. Afortunadamente, antes de congelarme, tomé una de las deliciosas cobijas que tienen las habitaciones, y me dediqué toda la noche a la supervivencia con un sueño plácido. En la mañana desayunamos delicioso en el restaurante de alberca, admirando los magníficos jardines. Un consejo: si te agarra la urgencia por hacer una fiesta con docenas o cientos de desconocidos, ¡los salones son excelentes! Si quieres festejar con los de siempre, también aceptan conocidos.

Viajamos por autopista de cuota hasta Acapulco y en carretera federal el último tramo. La están ampliando y en su mayoría está bastante bien, aunque se requiere un poquito de paciencia los últimos 50 km. La desviación a Playa Ventura está 15 minutos antes de Marquelia y los últimos 7 km siguen siendo de pavimento. 

Llegamos a las cabañas donde habíamos reservado y, siendo arquitecto, me puse feliz porque había una gran demolición en el predio vecino. Mi novia no compartió mi pasión y prefirió buscar un lugar sin ruido de máquinas ni polvo… ni modo.

Playa Ventura es todo naturaleza como ya dijimos; como poblado es irrelevante. Fuimos hacia la derecha del pueblo viendo opciones (no hay tantas) y llegamos al Marea Brava. Es un hotel pequeño, coqueto con su alberca de agua dulce, donde Iván (el dueño) y Clemente (el cocinero), desde que llegamos nos atendieron como reyes. Los precios, la limpieza, la calidad de los alimentos, el interior de nuestro cuarto con baño propio, por supuesto, y con aire acondicionado bajo un techo de palma… todo súper bien. En especial el acuerdo con mi novia, de que no más Polo Norte.

Es mar abierto y lo mejor es ir en otoño o invierno, pues el océano puede ser como alberca y se puede jugar con las hermosas olas largas y coloridas. Se pueden encontrar ballenas que jueguen frente a ti. Vimos tortuguitas, delfines, y aves como gaviotas, garzas, y pelícanos. En esta época el mar está templado y hasta calientito, y se pueden ver el amanecer y el atardecer en el horizonte.

Si te gusta caminar a la derecha, de pronto te encontrarás con la barra que divide el mar de la laguna; si prefieres la izquierda llegarás, luego de pasar el pueblo, a las formaciones rocosas conocidas como Casa de Piedra. Si lo tuyo es caminar hacia el frente no olvides que las ballenas están muy grandotas y mantente a distancia. Aquí el turista es muy respetado y en temporada baja tendrás el lugar para ti solo. Olvídate del asfalto y camina en arena durante unos días, serás una persona nueva.

Irse de la playa puede ser difícil, así que pasar una noche de regreso en Cuernavaca y regresar con los amigos para una segunda fiesta es el perfecto cierre de unas vacaciones maravillosas, de esas que sólo puedes encontrarte en México. ¡Anímate!