Foto: Juan C. Cobo
Por Jeffrey Sipe y Nina Rodríguez
La Ganadora de la Concha de Oro 2022 llega a salas mexicanas
Hace mucho tiempo, cuando tenía apenas 20 años, me encontré parado en una esquina en Bogotá, en medio de un grupo de niños de la calle, todos de entre ocho y nueve años. A pesar de todas las alarmas acerca de los niños en Bogotá, no había absolutamente nada asustador en ellos, simplemente parecían curiosos. Uno de ellos me agarró la muñeca e inmediatamente me puse alerta, pensando que me quería robar el reloj. Pero él ni siquiera le puso atención al reloj, en lugar de ello comenzó a acariciar el pelo güero de mi muñeca, fascinado al parecer no solamente por su color sino también por su suavidad. Pensándolo ahora, sin duda fue la suavidad que no había encontrado en su áspera vida desde hace mucho tiempo.
Me acordé de este episodio al ver la película Colombiana “Los Reyes del Mundo”, ganadora de la Concha de Oro en su reciente estreno en el Festival de Cine de San Sebastián. La película cuenta la historia de Ra, un adolescente de Medellín, quien hereda la casa de su abuela en las montañas y junto con cuatro amigos —a quienes llama su familia— viaja ahí para reclamar la casa y las tierras alrededores para que finalmente todos ellos tengan un propio hogar.
Escena tras escena, descubrimos que estos cinco adolescentes, callejeros pero emocionalmente vulnerables, han experimentado la misma ausencia de ternura en sus vidas que aquel niño de Bogotá en 1975.
«Un día todos los hombres se quedaron dormidos… Y los cercos de la tierra ardieron», es la primera línea de la película, y el resto del filme observa los sueños de estos cinco chicos, todos los cuales parecen alcanzables hasta que sus expectativas se ven truncadas.
Respaldados por el espectacular paisaje de la Colombia rural, los chicos emprenden un viaje por carretera para reclamar la herencia de Ra, una tarea aparentemente sencilla que se complica cada vez más debido a la burocracia gubernamental y a la propia lucha de los chicos por sobrevivir en ausencia de adultos en sus vidas. Pelean, ríen, proclaman sus frustraciones ante el dolor de no pertenecer a ningún sitio con frases como «Tu odio me hace fuerte», «Quiero ser invisible como una sombra» y «En mi mundo, nadie tendrá más que otro».
Sólo encuentran verdadero consuelo en un burdel donde las mujeres, todas lo bastante mayores para ser sus madres, les abrazan mientras bailan, el único calor humano que parecen haber conocido. Aunque la película es dura y realista, está filmada de una forma muy poética, con imágenes que adquieren un matiz onírico mientras aparecen a lo largo de la película diversos alegorías, entre ellos un caballo blanco que podría ser un símbolo de la pureza perdida o de la pureza que lucha por emerger.
Los reyes del mundo rinde homenaje a los verdaderos reyes del mundo, a los desheredados que se enfrentan a la desgracia, que pertenecen a lugares donde la muerte es cotidiana y quienes, sin embargo, abrazan la sensibilidad y el compañerismo como medio de realización y supervivencia. Poco después de ganar el premio principal en su estreno mundial en San Sebastián y de haber sido adquirida por Netflix, la película se presenta como parte de la Muestra de la Cineteca Nacional y se proyecta en el Compartimento Cinematográfico de San Miguel de Allende.