La clínica del alma: Corpus Meum

Por Carlomagno Osorio

“Muchas veces, ante una dolencia se pone en marcha un mecanismo de compensación que hace que el individuo responda creativamente”

Oliver Sack

Cuando nacemos, disponemos de inmediato de un instrumento que será de gran utilidad para medir las vibraciones y energías del entorno donde nos encontremos. Allí se manifiesta el 90 por ciento de los cambios fisiológicos y se experimentan las sensaciones. Hablo del cuerpo, una armadura, útil para protegernos, o un caparazón pegado a los huesos que nos pesa el andar y limita nuestra propia vida.

Esta dimensión corporal es un termómetro o brújula que nos indica la dirección correcta para tomar las decisiones. Ese instrumento —que somos nosotros mismos— nos permite vivir aquí y ahora, conectándonos profundamente con lo que somos: seres sintientes.

Una de las grandes paradojas de las que he podido ser testigo en mi consultorio es descubrir cómo esa realidad corporal es tan profundamente significativa. Puede convertirse en una dimensión sufrida y profundamente asimilada, gracias a la construcción de patrones sociales que, en perspectiva, lo único que aportan es la desfragmentación de una imagen personal, que simplemente se convierte en la búsqueda frustrante de un ideal utópico.

Esto sucede en general porque vivimos desconectados de nosotros y dejamos de sentir en nuestro cuerpo la verdadera realidad de lo que somos. He reconocido a muchas personas que detrás de una experiencia de sobrepeso, lo único que inconsciente o conscientemente han buscado es ocultar su verdadera realidad, colocando una barrera para evitar el contacto con los otros. Barreras que pueden ser o el sobrepeso o las ropas que evitan la forma del cuerpo.

He conocido a muchos jóvenes que detrás de esculpir un cuerpo físicamente armónico en el gimnasio, llevan profundamente un temor o una timidez por no ser reconocidos en medio de una competencia de figuras sociales.

Una experiencia corporal analizada de manera detallada y en contexto refleja una profunda experiencia asimilada tiempo atrás o en proceso, que revelan una emoción mal vivida o una experiencia frustrante de adaptación.

Siendo el cuerpo un termómetro o una brújula, ocupamos que se conserve de forma integral y se experimente y nos experimentemos desde la armonía. Esto significa ser conscientes y sentirnos de forma emocional en esa misma realidad corporal desde una conexión plena. 

El cuerpo comunica de manera instantánea lo que en lo profundo del ser está aconteciendo, lastimosamente en una sociedad tan llena de ruidos, se opaca esa manifestación y se genera una conexión inconsciente entre emoción y cuerpo, y así, seguimos caminando por la vida, considerando normal una manifestación corporal, que no es más que la exteriorización de un dolor o sufrimiento que profundamente hemos experimentado.

Escuchar al cuerpo es una tarea compleja, sin embargo, es una experiencia gratificante que podemos vivir en un proceso de reinvención personal. Desde la escucha, desde una experiencia de fluir, ayudándonos a comprender esta dimensión corporal que se proyecta a la trascendencia, sólo así podremos iniciar o construir un camino hacia la armonía y en ello un paso más hacia la plenitud. 

Psicoterapeuta

Tel: 4462189584

Clínica del Alma 

Hacienda el Molino 72. Col. Las Brisas