Por Luis Felipe Rodríguez Palacios
Miguel Malo menciona que: “…las capillas o “Calvarios de la Conquista” se autorizaron mediante cédulas reales y a petición de los indios prominentes: caciques y conquistadores. La metrópoli condescendía, perspicaz, a estas instancias. Así pagó, muchas veces, favores, sometimientos, alianzas o fidelidades políticas y religiosas, todo esto nos da el trasfondo para entender y explicarnos el ambiente mágico que tiene nuestra ciudad”.
Encontramos todavía algunas, pues muchas se han destruido por la falta de uso o por el ánimo “constructivo” que no respeta estas obras que nos anclan con nuestro pasado: Capilla de Indios del Señor de la Piedad, en la calle de Órganos; Capilla de los Santos Reyes, en la calle Cinco de Mayo; Capilla de San Francisco Colorado, en las Cuevitas; Capilla del barrio del Ojo de Agua y atrás de ella una que alguna vez tuvo un Señor del Llanito y que fue recogido a la capilla del Ojo de Agua y varias más.
Atrás de la Cruz de Palo Cuarto en la salida a Querétaro se encuentra una capilla dedicada al Señor de la Misericordia. La Sra. María Luisa Ortiz Ramírez nos informa que su bisabuelo era dueño de ese solar y que su abuelo fue vendiendo poco a poco hasta quedarse sólo con el espacio donde ahora sería el atrio y donde su papá, que era albañil, construyó un par de cuartos. Dice que su abuelo contaba que era nombrada Cruz del Cuarto porque en un gran árbol que está junto a la cruz fueron ajusticiadas muchas personas y que algunas fueron descuartizadas y enterraron cerca de él algunas partes de ellos.
Igualmente comenta que trabajó en algunas casas del rumbo de la Capilla que está atrás de la Cruz del Pueblo, pero que al abrir la zanja para hacer los cimientos se llegó a encontrar algunos “entierros” por lo que modificaron la traza para no “molestar” al difunto que ahí descansa; alguno de ellos con ropas aparentemente militares. Cuando tenía como diez años de edad, cortaba nopales en ese cerro y se los llevaba a las madres dominicas o a las madres adoratrices quienes le correspondían con alimentos.
Asegura tener un sexto sentido para conocer a las personas pues, dice de algunas, siente que tienen mala vibra. Por ejemplo, “–en varias ocasiones ‘vienen’ muchas personas a visitar la capilla pero cuando me acerco a ver por dónde entraron ya no las veo. –No me da miedo, yo me sigo quedando dentro de la capilla. Tengo largas pláticas con el Señor a quien le digo mis problemas y sé que, aunque estoy ya sin marido, Él proveerá lo que necesito. Hasta me bendijo con esta nieta que me acompaña pues mi hija, cuando se dio cuenta de que tiene problemas, pues no oye, mejor se fue.”
La Capilla está dedicada al Señor de la Misericordia. El acceso está en un pequeño callejón en la Salida a Querétaro y presenta los problemas típicos de falta de mantenimiento.