Don Donato Almanza Morales

Por Luis Felipe Rodríguez

Historia de las Artes en San Miguel de Allende
Parte II

En la primera parte de esta historia, hablábamos sobre la escuela de artes y oficios que abrió en 1921 en la esquina de San Francisco y Relox, y de algunos alumnos que pasaron por ella. En aquellos años, hubo un gran interés por la escultura; don Donato Almanza fue uno de los alumnos destacados de don Estanislao.
Decíamos en la primera parte que don Donato le enseñó el oficio de la escultura a sus hijos Genaro, Francisco, Jesús, Lauro, Antonia y Reynaldo, y era tan bueno el trabajo que realizaban que un sacerdote amigo suyo residente en Tampico, Tamps., les solicitó que le fueran a hacer una urna; casi al mismo tiempo otro padre quería también un trabajo para Ciudad Mier, Tamps. Jesús y Genaro fueron los encargados de hacer tales trabajos, uno en Tampico y el otro en Ciudad Mier.

Don Genaro estuvo tres años en Ciudad Mier, pero la nostalgia de su pueblo lo vencía y durante ese tiempo regresaba para estar presente en la feria patronal y las fiestas decembrinas.


Jesús se sintió muy a gusto en Tampico, tanto que se quedó para siempre en Tamaulipas, pero continuó en el medio artístico de creación de imágenes. Lauro se casó con una persona de Tabasco y allá llevó las enseñanzas recibidas, pero antes dejó en la ciudad muestras de su habilidad artística; el padre Roberto Almaguer, C.O. recuerda que al alimón con su hermano Genaro hicieron el retablo de las Tres Ave Marías, la restauración del Pastor Divino, el Santo Niño de la Salud, el dorado del altar y otros trabajos en el templo de La Salud.

Reynaldo estudió la escuela normal y dedicó su esfuerzo a la enseñanza, pero la vena artística le hizo colaborar en los trabajos familiares de restauración y más adelante a formar piezas que demostraban su herencia.

Interesado en mejorar esta afición, don Donato envió a su hijo Francisco al taller de su excompañero José María a la Ciudad de México en donde aprendió los secretos de la pintura, la escultura y los pormenores de una restauración y, finalmente, la técnica del dorado. A su regreso compartió lo aprendido con su familia y se dio la sinergia artística de la que hoy somos testigos. En el atrio del templo de San Felipe Neri está una estatua del fundador de esa Congregación en nuestra ciudad, el R.P. don Juan Antonio Pérez de Espinosa, obra de don Donato.

El 10 de abril de 1973 don Donato entregó su alma al Creador. Al cumplirse un año de su fallecimiento se le rindió un homenaje con una exposición de arte religioso en el Mesón de San Ignacio. Verdaderas obras de arte de pintores y escultores sanmiguelenses formaron parte de este evento que organizó el Club de Estudiantes Sanmiguelenses en la Universidad de Guanajuato, inaugurado por el presidente municipal, Lic. Silvestre Bautista López.

Los artistas participantes fueron: Luis López Arriaga, con una imagen barroca de San Miguel Arcángel; Reynaldo Almanza, con una miniatura de Cristo en madera; José Rodríguez González, con un Nacimiento policromado; Un Ecce Homo, de Genaro Almanza; dos pinturas religiosas de Jesús Almanza, Crucifijo en madera, dos Cristos de Francisco Almanza; una madera de Lauro Almanza, titulada San Antonio Abad.

También exhibieron sus obras David Juárez, con una Puerta Colonial; José Ramírez, con una Cabeza de Apóstol; Leopoldo Ruiz, con un Belén en madera; Antonio Ruiz, con otra madera denominada Piedad y Cristo; Braulio Echeverría con figuras de madera; Palmatoria, de David Morales; Las Tres Gracias, de Martín Cadena Hernández; San Cristóbal, obra en madera de Enrique Pérez; La última Cena, de Gustavo Pérez Mata y «dos pinturas», de Camerino Quintanar.

Dando continuidad a este evento, don Genaro, apoyado por la Sra. Carmen Masip, directora del Centro Cultural Ignacio Ramírez, inició una exposición de Arte Sacro en donde cada año se exponía el trabajo de diferentes artesanos que dedican su talento y creatividad a esta línea de trabajo pudiendo participar cualquier persona que quisiera y con la técnica que dominara.

*Tomado del libro: “Los Imagineros Sanmiguelenses” de Luis Felipe Rodríguez, cronista de la ciudad. Puedes leer la primera parte aquí.