El primer teatro de San Miguel

Por Luis Felipe Rodríguez

El 1 de abril de 1871 se inició la construcción del Teatro Ángela Peralta.

La ciudad de San Miguel de Allende, desde la época en que sólo tenía el título de villa, se distinguió siempre por su gran afición a las representaciones de comedias, coloquios, pastorelas y demás espectáculos de esa naturaleza, pero no contaba con un espacio adecuado para satisfacer sus inclinaciones dramáticas.

Cayó aquí, como llovido del cielo y enviado adrede para llenar el hueco, un señor llamado Juan Mañón, hombre progresista y emprendedor que desempeñaba el cargo de Administrador Principal de Rentas del Estado y que, dándose cuenta de lo que hacía falta, se echó a cuestas la nada fácil tarea de dar un teatro a la ciudad.

Lleno de noble entusiasmo, convocó a los vecinos, formó con ellos una junta de accionistas, solicitó y obtuvo ayuda del Municipio y del Gobierno del Estado […] y eficazmente secundado por el vecindario, le dio fin al cabo de dos años.

Quiso la casualidad que doña Ángela Peralta —el “Ruiseñor mexicano”, como le llamaban en Europa—, de donde había regresado el 20 de noviembre de 1865, estuviera entonces en Guanajuato con su compañía de ópera italiana, y hasta allá fueron a invitarla para que cuando el nuevo teatro se haya construido, que ella lo estrenara. Ella aceptó la invitación, y es por este motivo al teatro se le dio el nombre de la eximia cantante, que todavía lleva.

En 1873, seis años después, llego el momento y toda la población salió a recibirla al camino con grandes honores. Al llegar al arroyo de “Las Cachinches”, a la entrada de la ciudad, un grupo de vecinos principales, entre los que se encontraba el señor licenciado don Miguel Malo (según me lo ha asegurado uno de sus descendientes), ayudado por la gente del pueblo quitó las mulas del carruaje en que venía la artista y, siguiendo la costumbre de aquella época, llevó el vehículo casi en vilo entre el entusiasmo, los aplausos y las aclamaciones de todo el vecindario hasta el Hotel Allende, señalado para su alojamiento y establecido en el antiguo palacio de los condes de la Canal, propiedad ahora de don Albino García.

El Teatro se inauguró la noche del 11 de mayo de 1873, con la ópera “Rigoletto”; el jueves 15 se cantó “Ruy Blas”, y el domingo 18 “El Trovador”; completándose así el abono de tres funciones previamente anunciado y en todas las cuales estuvo el teatro a reventar. Como última función, a beneficio de la Peralta, se llevó a escena “Lucía de Lammermoor”.
Fuente: “Tradiciones y leyendas sanmiguelenses” del Lic. Leobino Zavala.