El Real Hospital de San Rafael

Por Luis Felipe Rodríguez

El 24 de octubre de 1770 se inauguró el Real Hospital de San Rafael

El Dr. Anastasio López Escobedo es un personaje a quien debemos los sanmiguelenses el haber sido el director fundador del área de salud cuando el Lic. Leobino Zavala Camarena fundó la primera escuela secundaria y que inició operaciones el 10 de febrero de 1930 con el nombre de: Escuela Secundaria, Comercial y de Obstetricia. Fue presidente municipal cuando muy pocos aceptaban el cargo (1948-1949) pues más que obtener un beneficio por ello muchas veces había que pagar muchos de los gastos que enfrentaban los ayuntamientos. En los años treinta fue el director del Hospital en ese periodo en el que poco podía hacer por la falta de personal, equipamiento obsoleto y urgido del más elemental mantenimiento. Dejó para las actuales generaciones datos que sirven para darnos una idea somera del estado en que estuvo a su cargo. 

Desde la primera mitad del siglo XVIII los vecinos de San Miguel el Grande (Hoy San Miguel de Allende) empezamos a hacer los trámites necesarios para la erección de un hospital donde se curaran los pobres de todas las enfermedades que había en la población. Se acudió primeramente al cura, a fin de que hiciera saber al Obispo de Michoacán (San Miguel el Grande entraba en su jurisdicción) la utilidad que esta obra reportaría.

El Obispo estuvo de acuerdo; se solicitó entonces la autorización del Virrey don Juan de Acuña, Marqués de Casa fuerte (1722 a 1734), pero por razones que ignoramos, el asunto no halló por entonces respuesta alguna. Vinieron después los gobiernos del Virrey Don Pedro de Castro Figueroa y Salazar, Duque de la Conquista, y tampoco resolvió nada, pues apenas se iniciaron los primeros trámites surgió un pleito entre los curatos de San Miguel el Grande y de Dolores, que acababan de erigir, disputándose el cuarto noveno de los diezmos para las iglesias. En 1742, siendo Virrey Don Pedro Cebrián y Agustín, Conde de Fuenclara (1742-1746) se le presentó la instancia de los vecinos de San Miguel el Grande. El nuevo Virrey aprobó la obra el 16 de octubre de 1743.

Pese a todos los trámites legales que se habían hecho ya con todo éxito, la obra no pudo realizarse entonces por falta de fondos, pues a pesar de que el Virrey había ordenado en 1744 que el noveno y medio de fábricas u hospitales se aplicase integra a la construcción del hospital de San Miguel el Grande no había sido suficiente. Las cosas quedaron en suspenso durante diez años, después de los cuales la situación había cambiado. Los fondos designados por el Virrey se habían ido guardando y ya sumaban $4,490.00 don Francisco de Lara Villagómez había donado un terreno, en lugar santo y acondicionado, que medía 110 varas de frente, de sur a norte, y de 190 de fondo, de oriente a poniente. Unos vecinos habían dejado en sus testamentos rentas al hospital, pero con la orden de que mientras se edificaba se aplicasen a sufragios por las almas del purgatorio. De todas estas posibilidades dio cuenta en 1753 el Obispo de Michoacán al Virrey, que era ya el primer Conde de Revillagigedo, ordenó que se procediera de inmediato a realizarlo. Se encargó de llevarlo a efecto el cura del lugar, Juan Manuel de Villegas. 

El edificio estaba formado por dos partes: el hospital y la iglesia. Medía 40 varas de largo y diez de ancho, sus muros medían doce varas de alto; tenía crucero y bóvedas. La torre era de un solo cuerpo y en ella se pusieron dos campanas. En el interior de la iglesia había un altar mayor y dos en el crucero, había también púlpito y amplio coro. Tanto la iglesia como la sacristía se adornaron con numerosas pinturas al óleo.

El hospital se hallaba dispuesto alrededor de un patio central, con cuatro corredores; tres se concluyeron y uno se dejó a medias. Había en él veintisiete piezas destinadas unas a enfermerías de hombres, otras a las de mujeres y las restantes a convalecientes y oficinas del hospital, servicios y habitaciones de la servidumbre. Finalmente, había también un camposanto bardeado. Estuvo bajo un Real Patronato, y en todos los documentos se le da el título de Hospital Real. El titular que se le dio de San Rafael fue por ser el arcángel patrono de los enfermos. Precisamente su nombre quiere decir “medicina de Dios”. La atención de los enfermos quedó en manos de un médico, un cirujano, enfermeros y enfermeras, además de sirvientes que se ocupaban de la preparación de alimentos y limpieza.

Continuará…