Por Luis Felipe Rodríguez Palacios
En la primera parte de esta historia, se habló sobre los orígenes del Santuario Hogar Guadalupano. Según la placa que se encuentra actualmente en la fachada del Santuario de Mexiquito, siendo obispo de León, Manuel Martín Del Campo; párroco de San Miguel, el padre José Mercadillo; los hermanos Raúl, Anita, Armando y Alfonso Romero Erazo, donaron el terreno con las ruinas de las trojes de la antigua Hacienda de Mexiquito, para fundar ahí un santuario dedicado a Santa María de Guadalupe, agregándole una escuela y casa hogar para niños y niñas huérfanos. La obra fue confiada a Fray José Francisco de Guadalupe Mojica OFM, el gobernador de Guanajuato, señor Juan José Torres Landa, obtuvo la construcción de la escuela por los arquitectos de la entidad CAPCE. El hogar se construyó con aportes de benefactores cuyos nombres pueden verse en el archivo del templo. En 1968, el obispo de León, monseñor Anselmo Zarza y Bernal, visitó y aprobó la obra y dejó a su cuidado los RRPP franciscanos.
La placa fue colocada el 12 de diciembre de 1970. Pero ¿cuál fue el sacrificado camino que Fray José Mojica siguió desde 1957 para lograr la edificación y fundación del santuario y casa hogar? Monseñor Richter nos relata el inicio de ese camino:
“Aquí comienza el trabajo sacrificado del padre Mojica para llevar adelante esta obra que significaría culto a María y servicio a los niños huérfanos del lugar. No se contaba con dinero ni con cuentas bancarias. Él contaba sólo con la Providencia de Dios y con su propio trabajo, como extensión de esa misma providencia del Señor. Programó varias giras por diversas ciudades de México y otros países. Me decía en cierta ocasión, cuando le manifestaba mis temores de que faltara dinero para seguir la construcción: a quien trabaja para Dios, el dinero lo sigue”.
Es muy vaga la información sobre las actividades del padre Mojica en pro de Mexiquito entre 1957 y 1966. Según el padre Richter, en nueve años la obra estaba casi terminada. Dice el padre que la obra comprendía el santuario, la sacristía, el coro alto, la oficina, la capilla del Santísimo y dos altares: uno dedicado a Santa María de Guadalupe “sobre piedras y rocas, simulando el Tepeyac”, el otro dedicado a San José. Sin embargo, lo que sí es seguro es que entre 1958 y 1959 fray José de Guadalupe estuvo concentrado exclusivamente en la filmación de Yo Pecador, y a su término regresó a su convento en Perú, por lo que es poco probable que haya iniciado los trabajos en Mexiquito para esta época, como asegura monseñor Richter. Entre 1960 y 1965 no hay ningún registro de las actividades del padre.
El testimonio de Don David Labrada, maestro albañil que colaboró con el padre Mojica en la construcción del santuario, aclara las fechas. Don David empezó el trabajo de construcción el 6 de agosto de 1966, junto con otros tres albañiles: Odilón Balderas, Encarnación Correa y Cornelio Juárez. También trabajaban como peones los hijos de los propios albañiles.
Don David había nacido en los Rodríguez en 1929, pero desde muy niño llegó con sus padres a vivir a San Miguel. Se casó y tuvo seis hijos y por el tiempo en que el padre Mojica lo conoció, vivía en la casa 21 de la calle de Zacateros.
Relata lo siguiente:
“Cuando hice el trabajo de Mexiquito yo tenía 37 años. Fue un 18 de julio cuando conocí al padre. Él fue a donde yo trabajaba y me comentó del proyecto que tenía para hacer un santuario a Nuestra Madre Santísima de Guadalupe. Yo le pedí que me esperara una semana y media para poder comenzar el trabajo con él. Me había recomendado con él sus parientes Lucha y Don Dan Mojica.”
Dice que los trabajos comenzaron en los techos de la iglesia y en el cerrito que hoy ocupa la imagen de la virgen, que el padre pidió prestada en Pachuca, Hgo. Asegura haber participado en las obras de los dormitorios y la cocina, que actualmente ocupan los niños y las religiosas.
Hay un acta del 30 de agosto de 1966 en casa de la señora Lucha, donde estuvieron presentes: Guillermo Ramírez, David Cohen, Rafael D Arcourt, Daniel Mojica, Guadalupe Manuela de Araiza y la Srta. Marina Mireles, Pedro Gerez, Alice Bennet, Fray José Mojica y monseñor Mercadillo, quienes formaron un comité con la Sra. Nell Harris de Fernández Martínez, Enrique Fernández Martínez, Lic. Leobino Zavala, el Dr. Javier Barbosa y Stirling Dickinson, con quienes se formó la Asociación Civil El Santuario Hogar Guadalupano Mexiquito, que legalizó el Lic. Jorge Martínez del Campo.
Don David dice que trabajó en la casa que habitaría el padre Mojica y el lego Fray Gonzalo de Jesús Abreu, quien llegó a San Miguel el 27 de agosto de 1967, nacido en la Habana, Cuba.
En su libro “Mi guía y mi estrella”, Fray Gonzalo relata que lo impactó aquel fraile que ataviado el sayal franciscano cantaba en un teatro, y que después de dos canciones aquel fraile dijo: sé que algunos de ustedes se sorprenderán de verme aquí cantando, pero como muchos de ustedes no van a la iglesia, la iglesia viene a ustedes.
El ingreso de fray Gonzalo al cordón franciscano merece contarse completamente, pero no puede ser en esta ocasión. Vale la pena conocerla por los que no creemos a veces que los milagros existen y que Dios se vale de muchas… argucias para llamarnos.
El 12 de diciembre de 1970, tuvo lugar la inauguración del Santuario Hogar Guadalupano Mexiquito, y aunque aún faltaban muchos detalles, según fray Gonzalo ya se había terminado de construir la escuela, la iglesia y la casa en donde vivían. Poco antes de la inauguración el padre Mojica sufrió de deshidratación y tuvo que ser hospitalizado.
Ese 12 de diciembre, dice fray Gonzalo, “se colmó de personas que venían a la inauguración y a oír misa”. Aquella noche, fray José lo abrazó llorando y, fray Gonzalo emocionado, lloró también de gratitud por haber sido parte de esta obra. A la mañana siguiente, con lágrimas en los ojos, el padre Mojica habló con fray Gonzalo:
“Gonzalillo, ya es hora de que pensemos en ti. Debes seguir tu camino franciscano. Debes pertenecer a la orden, siendo parte de alguna provincia. ¿A dónde te gustaría ir?
—Padre, si no he de quedarme aquí en Mexiquito, no me interesa a donde vaya”.
Fuente del texto: “José Mojica, dulce renunciación”
Adquiera el libro en el Santuario Hogar Mexiquito.