Retorno de migrantes: las dos caras de la moneda

Por Juan Hernández

La fe es dar el primer paso, incluso cuando todavía no se ve todo el camino

Martin Luther King

“Hace siete años que regresé de Estados Unidos y ya no pienso irme, porque gracias a Dios pude emprender un negocio en mi comunidad de origen, además de que en el norte muchos nos ven a los migrantes sólo como mano de obra barata”, me comentó Don Israel, quien amablemente me vendió una correa para mi perro. Don Israel es uno de los miles de migrantes que decidieron retornar a su país. Él, como otros migrantes, tiene su propio local en la Feria de León 2023 y, con su espíritu incansable de lucha nos demuestra que el sueño americano también se puede conseguir aquí, en su tierra.

Esta semana, el Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. anunció que buscará ayudar a los migrantes indocumentados que sean víctimas de abusos laborales sin temor a represalias por parte de sus empleadores. El apoyo incluye ampararlos con la acción dividida, la cual protege a los migrantes de no ser deportados. Además, quienes califiquen, podrán obtener un permiso de trabajo, el cual los protegería de amenazas por parte de sus patrones. Se trata de una medida alentadora, sobre todo sabiendo que los migrantes no sólo son parte fundamental en la maquinaria económica de Estados Unidos, también son la mano de obra más ocupada en las actividades de mayor riesgo. (Según la Organización Internacional para las Migraciones, 164 millones de migrantes a nivel global aceptan los trabajos más sucios, peligrosos y difíciles, llamados 3D por sus siglas en inglés).

Si bien a los migrantes se les asocia con actividades agrícolas, operar almacenes, atender en minisupers, vender en la calle o cumplir con trabajos domésticos (todas actividades dignas de realizar, por cierto), también hay ejemplos de cómo han logrado trascender en tareas especiales. En la misma Feria de León, nos visitó en el stand de la Secretaría del Migrante y Enlace Internacional Don Armando, quien fue migrante en EE.UU. durante veinticinco años. Inició en la industria de asistencia sanitaria como personal de limpieza y logró especializarse hasta conseguir un puesto estratégico que le sirvió para regresar a México y contar con su micro empresa. “Es una industria muy complicada, con labores que no cualquiera quiere realizar. Yo me aventé, aprendí y aquí estoy, de vuelta en México para seguir progresando”, nos comentó. (En lo que va de la pandemia del COVID-19, los migrantes han estado en la primera línea y en actividades que no se realizan a distancia. Tan sólo en la Unión Americana el 74% de los migrantes indocumentados son trabajadores esenciales). 

Ahora bien, el retorno de los migrantes no siempre viene acompañado del éxito. De acuerdo con datos de la Unidad de Política Migratoria, hasta el mes de noviembre de 2022 se tuvo un total de 241 mil 662 personas devueltas de origen mexicano desde los EE.UU. (13 mil 787 de origen guanajuatense). Y si hablamos sobre muertes, desapariciones y detenciones de migrantes en la frontera, los datos son lapidarios. Según la Secretaría de Relaciones Exteriores del Gobierno Federal, en los últimos tres años (2019-2021) han muerto 1 mil 478 mexicanos en la frontera norte, de los cuales 308 eran menores de edad. Asimismo, se presentó un incremento del 200% en el número de detenciones, las cuales, según estimaciones del Centro de Información de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos, ascendieron en el 2021 a 1 millón 734 mil 686. 

La pregunta natural que surge ante la ida y vuelta de millones de migrantes es ¿cómo inhibir la migración indocumentada? La respuesta es generando oportunidades de desarrollo en nuestros respectivos estados. En consecuencia, más paisanos tendrían opciones que los animen a quedarse en casa para ver crecer a sus hijos, apoyar a sus adultos mayores en sus crisis de salud y, por qué no, emprender su propio negocio. La migración que debemos impulsar es la del talento local, que vayan más mexicanos al mundo para expandir nuestra identidad en otros países pero que lo hagan de manera normalizada, ordenada y segura. En Guanajuato, por ejemplo, contamos con la estrategia “Contigo Sí”, la cual fue impulsada por el gobernador Diego Sinhue para fortalecer el tejido social a través de la suma de recursos, programas y proyectos de las distintas dependencias para que los guanajuatenses, incluidos los migrantes, tengan oportunidades de desarrollo. Asimismo, desde la Coordinación Nacional de Oficinas de Atención a Migrantes (CONOFAM) buscamos de manera permanente el intercambio de buenas prácticas y experiencias que nos ayuden a mitigar las necesidades de los migrantes.

Como hemos visto, la migración, desafortunadamente, es un viaje que no siempre tiene un feliz retorno. Los millones de personas que año con año abandonan su hogar (según las Naciones Unidas existen 281 millones de migrantes en todo el mundo) comienzan su andar sin saber si un día volverán a ver a sus seres queridos. Los migrantes buscan mejorar su calidad de vida y muchos de ellos lo logran para luego retornar (como Don Israel y Don Armando) y seguir progresando, pero, en otros casos, las historias terminan en una pesadilla. En cualquiera de los casos, los migrantes dependen de sí mismos, de su esfuerzo e, incluso, de su pericia para sortear toda clase de infortunios. Pero es nuestro deber acompañarles y hacerles saber que en su camino de ida y regreso no están solos.

Y tú, ¿qué opinas del retorno de los migrantes?

Conversémoslo en: Facebook @juanhernandez.org. Twitter @JuanHernandezS

Juan Hernández actualmente es el Secretario de Migración y Enlace Internacional del Gobierno de Guanajuato.