El aborto: ilustraciones y consecuencias

Por Rodrigo Díaz Guerrero, José María Moreno, y Bernardo Moreno

Un tema muy actual es la decisión que tomó la suprema corte de justicia de Estados Unidos al anular la sentencia de Roe vs. Wade: de ahora en más, el derecho de la mujer a abortar ya no está protegido constitucionalmente —como lo había estado desde 1973—, y regresa la cuestión a las legislaturas estatales, lo cual supone en la práctica que más de la mitad de los estados de la Unión Americana prohibirán totalmente el procedimiento. Para muchas esta decisión marca el ocaso en el que la oscuridad prevalecerá, un regreso a formas de patriarcado de control que la mayoría pensaba superadas. Si la ciencia ha siempre seguido un sesgo machista —al desarrollar métodos anticonceptivos exclusivamente para las mujeres, con las consecuencias físicas y mentales que eso conlleva—; si la sociedad actual creció a la sombra de los privilegios del hombre —responsabilizando a las mujeres del cuidado y la educación del recién nacido—; ahora se suma la ley a esta milenaria y retrógrada tendencia: las mujeres no tienen autonomía sobre su propio cuerpo, son responsables de llevar a término su embarazo, incluso en contra de su voluntad. Veamos ahora algunas ilustraciones y algunas consecuencias de embarazos forzados o no deseados. 

Mirror Ball, Neil Young, 1995

Como bien sabemos, un embarazo no siempre tiene los mejores contextos, muchas veces lejos de la historia romántica y de la atmósfera amorosa que los futuros padres deberían generar para la llegada del nuevo miembro. Tal es el caso de las historias que nos cuenta el ícono del rock, Neil Youg, en algunos de los temas de este álbum que obtuvo más de millón y medio de copias vendidas alrededor del globo, lo que le valió disco de oro en EUA y disco de plata en Reino Unido. Y no es para menos, teniendo en cuenta que la banda de acompañamiento en la grabación fueran los miembros de Pearl Jam, quienes vivían la cúspide de sus carreras; de que el consagrado Brendan O’Brien estuviese al mando de la producción; y de que las canciones —excepto dos de ellas—fueron compuestas durante los cuatro días de su grabación. Un disco lleno de guitarras distorsionadas, una poderosa batería y las clásicas letras sociopolíticas de Neil, de la que recordamos “Act of Love” en este polémico tema que abordamos: “Sabes que siempre te ayudaré, mi amor, pero no puedo hacer eso. Sé que dije que te ayudaría, cariño. Acá está mi billetera, llámame alguna vez. Acto de amor.”

4 Meses, 3 semanas, 2 días, Cristian Mungiu, 2007

Esta película rumana —que se alzó con la Palma de Oro en Cannes—, cuenta de manera sencilla, e incluso antimelodramática, la historia de dos amigas tras la cortina de hierro del comunismo soviético en una época en la que el aborto era ilegal. Găbita y Otilia, dos estudiantes universitarias, se ven en la necesidad de buscar un aborto clandestino para Găbita. Cuando finalmente logran encontrarse con el hombre que practicará el aborto, descubrimos que Găbita había mentido y no estaba en el segundo mes de su embarazo, sino en el cuarto. La trama se enturbia considerablemente. Como en una pesadilla muy lúcida, contando el tiempo hacia atrás, hacia el final, Găbita tiene 4 meses de embarazo —posible cargo de asesinato si se lleva a cabo el aborto—; 3 semanas — Găbita recibe la medicina cuya composición es desconocida de manos de un perfecto bastardo—, 2 días —hay que desechar el feto abortado, tirarlo en un contenedor de basura. No hay más tiempo: Otilia le dice a Găbita que jamás volverán a hablar de este episodio mientras ésta mira en blanco al rostro de su amiga.

Ladydi, Jennifer Clement, 2014Jennifer Clement, autora estadounidense-mexicana y desde el 2015 primera presidenta mujer de PEN internacional, es actualmente residente de San Miguel de Allende. Ladydi es una profunda novela de la realidad de las mujeres en el México rural, en las colinas de alguna comunidad en el estado de Guerrero, en donde no hay hombres porque todos migran en busca de algo mejor a Estados Unidos, dejando a esposas e hijas olvidadas. Donde lo mejor como mujer es ser fea, para que no te secuestren un día cualquiera unos hombres que llegan en sus camionetas enormes y se llevan a las niñas que quieren. Es mejor cortarles el pelo para que parezcan hombres y tener siempre listo el hoyo en el patio para que en el momento en que se escuchen esas camionetas, poder echar a las niñas al hoyo y taparlo, hasta que se vayan. Esa es la realidad de Ladydi García Martínez, protagonista de la novela. Tremenda historia de desesperación y amor. Jennifer Clement documenta todo lo que cuenta en esta cruda novela que hasta hace muy poco hicieron una adaptación al cine como Prayers for the stolen en inglés (nombre original del libro) y noche de fuego en español. Sin duda una gran recomendación.