La migración forzada

Por Rodrigo Díaz, José María Moreno y Bernardo Moreno

Hoy en día el desplazamiento forzado es de cien millones de personas en el mundo. ¿Qué tanto la naturaleza de la migración forzada obedece a las conquistas de potencias en siglos anteriores a culturas lejanas en medio oriente, África, India, América, entre otros? Rompiendo el orden preestablecido, violando, esclavizando, matando a todo aquel que se interponga, imponiendo el surgimiento de colonias, sólo para enriquecerse y que aquella corona, potencia, imperio, se sepa aún más poderoso. ¡Increíble! No es raro que ahora buena cantidad de personas de países que no hace mucho eran colonias, busquen una vida menos precaria en ese país usurpador. Hay muchas razones por qué migrar. El desplazamiento forzado por políticos o militares envilecidos que toman el poder y persiguen con toda la fuerza del Estado a aquellos que no estuvieron de acuerdo o que eran parte del otro bando. La persecución de Franco a todos aquellos republicanos sobrevivientes de la guerra civil. El constante asedio de Israel a Palestina, apropiándose ilegalmente de tierras, dejando sin casa a tantos, tantos más perseguidos, encarcelados o en campos de refugiados, sólo por defenderse. Individuos que forzosamente tiene que migrar y la normalización de ese comportamiento monstruoso por parte de aquellos mismos que cínicamente, por ejemplo, condenan a Rusia (con razones de sobra), pero justifican a Israel (con muy dudosas razones) ¿Las migraciones forzadas son consecuencia de disputas por el poder de algunos cuantos o serán simplemente víctimas colaterales del sistema? Aquí les dejamos algunas recomendaciones para entender el tema.

Desierto, Jonás Cuarón, 2015

Motivados por la esperanza de un futuro mejor, o por el reencuentro con la familia de la que han sido separados tras deportaciones (como es el caso del protagonista de este film), un grupo de indocumentados —un término que en sí revela el carácter deshumanizante de las fronteras— migra de México a EUA, internándose en un desierto inclemente que, conforme avanza este thriller de suspenso, se convierte en un personaje despiadado y silencioso, apabullante e infinito. Jonás Cuarón, hijo del aclamado director de Gravity (2013), pone esta producción en la pantalla grande en vísperas del arribo de Trump a la presidencia del país vecino, lo que provoca críticas cinematográficas variopintas. Lo que es indudable es que la historia mantiene al espectador al filo de la butaca, en una tensión que hace buen juego con el sonido del viento que se adivina cálido y sofocante, que envuelve perenne a nuestros personajes, perseguidos siempre por un desquiciado vigilante fronterizo y su pastor belga, a bordo de una pick up en la que, cabe decir, ondea la bandera de los confederados. Podríamos resumir esta producción como una extenuante cacería que no apuesta por las sorpresas, pero sí por la tensión que supone lo inevitable.

La guerra perdida, Jordi Soler, 2012

“A veces se toma una decisión y sin reparar mucho en ello, se detona una mina que irá estallando durante varias generaciones” escribe Jordi, como premisa de esta trilogía, una de las obras más significativas para entender el éxodo de los perdedores de la guerra civil española y en particular de Arcadi y Oriol, personajes de la obra. El autor se da a la tarea de reconstruir a través de las memorias de Arcadi, ex soldado republicano, su exilio, desde una Barcelona asediada por las fuerzas de Franco, que lo llevarán hasta una selva recóndita en Veracruz. Encontrándose con otros republicanos perdidos, forman el cafetal de La Portuguesa en la tierra donde después nacería el autor y que es además el escenario de gran parte de estos libros. Enlazando historias tan peculiares como: el embajador mexicano que escondiendo al presidente Azaña; las peripecias del dueño del mejor equipo de béisbol en Cuba y una mulata fiestera; el destino de una tribu africana descendiente de los altos del Nilo; la revelación de una conspiración para matar a Franco; Johan Cruyff y su relación con los miles de talismanes de una chamana; Changó y su llegada al poder siendo el alcalde más déspota y autoritario imaginable; el tráfico de barbitúricos y unos chinos que lo mueven; un elefante extraviado en tierras incógnitas; un gigante en los pirineos que nos pone a reflexionar; y por último, un héroe que, quizá, hubiera sido mejor que muriera. Una historia intrincada y reveladora de los efectos inesperados de una migración forzada. 

Cold Fact, Rodríguez, 1970

La vida de este cantante ha dado vueltas al mundo, en gran parte gracias al documental que se hiciera de su vida, ganador del Oscar en 2012. Es otra gran muestra de lo inesperado que puede resultar de una migración; en este caso, la de sus padres como braceros al país del norte. Muchos han comparado la música y letras de Rodríguez con las de Bob Dylan, su contemporáneo, pero siempre afirmando que la profundidad lírica de aquél es vastamente superior. Si bien su música es conocida actualmente gracias a la fama que se ganó en países poco relevantes para la escena musical mundial de la segunda mitad del siglo XX –sin que siquiera él estuviera enterado, cabe mencionarlo; en Sudáfrica es considerado un artista de culto desde los 90s–, es un regalo fortuito para las letras y la música universal que sus tremendas melodías sean todavía hoy influencia e inspiración para tantos despojados, freaks, inadaptados y buscadores de la verdad que se esconde en la canción. Este disco, el primero que grabara bajo su nombre hoy tan reconocido, fue un canto de cisne anunciado –poco después renunciaría a la música, sólo para saberse un ídolo décadas después: “Me pregunto cuántas veces te han timado, me pregunto cuántos sueños se han podrido”.