Por Rodrigo Díaz y Bernardo Moreno
Hay muchas definiciones de voluntad: facultad de decidir y ordenar la propia conducta; acto con que la potencia volitiva admite o rehúye una cosa, queriéndola o aborreciéndola; gana o deseo de hacer algo. Según el cristianismo: elección libre y voluntaria de la persona, de actuar conforme a la Voluntad Divina, donándose a sí mismo a la causa de Dios. Para nosotros, el poema de Bukowski, Lanzar los dados, lo deja más claro: “Si vas a intentarlo, ve hasta el final. Esto puede significar perder novias, esposas, parientes, trabajos y, quizá tu cordura. Ve hasta el final. Esto puede significar no comer por tres o cuatro días. Esto puede significar congelarse en la banca de un parque. Esto puede significar la cárcel. Esto puede significar burlas, escarnios, soledad… La soledad es un regalo. Los demás son una prueba de tu insistencia, o de cuánto quieres realmente hacerlo. Y lo harás, a pesar del rechazo y de las desventajas, y será mejor que cualquier cosa que hayas imaginado. Si vas a intentarlo, ve hasta el final. No hay otro sentimiento como ese. Estarás a solas con los dioses y las noches se encenderán con fuego. Hazlo, hazlo, hazlo. Hazlo. Hasta el final, hasta el final. Llevarás la vida directo a la perfecta carcajada. Es la única buena lucha que hay”.
Crimen y castigo, Fiódor Dostoyevski, 1866
Una de las novelas más reconocidas de la era de oro de la literatura rusa, y primera gran obra de Fiódor, tras haber cumplido su condena en Siberia. Es una novela de carácter psicológico, considerada una de las más influyentes de la literatura rusa. Raskolnikov, el protagonista, es un pobre estudiante viviendo con el poco dinero que le mandan su mamá y hermana en San Petersburgo, hasta que se ve en la necesidad de acercarse a una usurera. ¿Es Raskolnikov el tipo de persona que tiene derecho a cometer crímenes por el bienestar general de la sociedad o es del tipo de persona que está sometido a las leyes? Dunia, su hermana, con la intención de ayudarlo decide aceptar la propuesta de matrimonio de un rico abogado, hecho que disgusta de sobremanera a Raskolnikov quien en sus delirios de grandeza, y sumergido en la podredumbre en la que vive, planea asesinar a la usurera y robarle el dinero, justificándose con que esa persona no es más que un vil estorbo para la sociedad. Llevando a cabo su plan, Raskolnikov se debate entre el peso de la culpa, la libertad y la sensatez. Es increíblemente profunda la dimensión humana que el autor nos da a través de todos sus personajes. La voluntad más el esfuerzo, piensa Raskolnikov, es lo que le da al ser humano el poder.
El Renacido, Alejandro González Iñárritu, 2015
Seguramente muchos de nuestros lectores ya han visto este film del aclamado director mexicano, remake de El Hombre de una tierra salvaje (1971), que cosechó tres premios Oscar en 2016 (director, actor y fotografía), entre otros reconocidos premios cinematográficos. La historia, para quienes no la han visto, va sobre la vida de Hugh Glass (Leonardo DiCaprio), quien guía a un grupo de tramperos en la zona septentrional de EEUU, donde, al ser atacado por un oso grizzli, se va enfrentando a una lucha de supervivencia: la voluntad de seguir subsistiendo —y de vengar la muerte de su hijo a manos de un miembro de su grupo, por motivos meramente racistas— es lo único con lo que cuenta para vencer a un invierno inclemente, a una topografía —si bien, hermosa bajo el lente de Lubezki— peligrosa de sobremanera; sin mencionar las emboscadas de los indios arikara, ni del final enfrentamiento, decisivo, contra el asesino de su hijo, John Fitzgerald, interpretado por Tom Hardy —quien se tatuó “Leo lo sabe todo”, tras ser nominado a mejor actor de reparto y perder así la apuesta con DiCaprio—.
Error, The Warning, 2022
Tres bellas jóvenes mexicanas, tres hermanas, tres talentosísimas compositoras e instrumentistas, tres discos en su trayectoria (Error, el último de ellos): un power trío que ha ascendido vertiginosamente en la escena musical. Han abierto conciertos de bandas como The Killers, Foo Fighters, Guns n’ Roses y Muse, además de tocar (recientemente) en el festival The World is a Vampire, donde The Smashing Pumpkins también se presentó; y estelares en múltiples conciertos las han colocado, ya no como promesas, sino como figuras protagónicas que están dejando muy en claro que el Rock no ha muerto. Con letras temerarias que hablan sobre la enajenación y la manipulación de las masas, el egoísmo y la avaricia; con líneas melódicas y potentes en el bajo, riffs en la guitarra cargados de energía pura y redobles de la batería furiosos y espectaculares, hacen que su música permanezca en nuestras mentes después de haber oído los 14 tracks de su último disco, producido por el legendario David Bendeth. Ver y oír a estas chicas (con 19, 21 y 23 años de edad), nos hacen pensar fácilmente en la voluntad como destino.