Por Rodrigo Díaz, Josemaría Moreno y Bernardo Moreno
El amor es un sentimiento, aunque también es un ideal, una idea, una pretensión, un fin y un medio, quizás incluso una ilusión. Los antiguos griegos distinguían entre cuatro tipos de amor. El primero es eros, un tipo de atracción física y sexual impulsiva que llevó a Platón a compararla con la locura. El segundo es storge, ejemplarmente relacionado con el amor fraternal y las relaciones familiares —de entre todos los tipos, seguramente es el más incomprendido pues se da por natural, cuando en realidad implica tiempo, dedicación y resignación. El tercero es philia, palabra griega para definir las relaciones de amistad, aquellas que pueden crecer a lo largo del tiempo de manera desinteresada; sin dudas Kant diría que esta es la única forma de amor moral. Por último, agapé es la forma de amor más pura y elevada, aquella que busca la realización espiritual y material del amante y del amador por igual: ciertamente una cuestión de perspectiva; a Sócrates le valió ser acusado de pervertir a la juventud. Como se puede ver, la definición es complicada, por lo que, con las siguientes tres recomendaciones, nos proponemos problematizar un poco más la cuestión.
Pulp, This is hardcore, 1998
Sin duda para los que sobrevivimos los noventa como adolescentes a un paso de la adultez, el glam rock, britpop o como se le conociera en aquel momento, fue una de esas cuerdas de dónde tirar para entender la existencia, el amor, la sexualidad y sentirte acompañado. Nadie mejor que Jarvis Cocker desarrollando historias casuales de amor, celos, resignación y celebración por la vida común y problemas mundanos, pero inmensamente importantes. Es difícil escoger algún álbum de Pulp como el mejor, tal vez dependa en el momento en que los conociste o cómo te encontrabas en ese instante en que los escuchaste, pero, This is hardcore es posiblemente la cúspide artística de esta banda británica que marcó una generación y que siempre se recuerda con muchísimo cariño. Si no lo has escuchado y eres una persona sensible, de humor negro y tonos grises oscuros, es sencillamente una recomendación atinada. “Ven y toca esos sones de gloria, alza tu voz en celebración, por los días que hemos desperdiciado en el café, en la estación. Y aprender el significado de la existencia en pagos quincenales. Compartamos esta edad de oro en mi departamento de un solo cuarto y si todo se reduce a nada, no importa, porque aun así, esta es nuestra época dorada”.
Michel Houellebecq, Ampliación del campo de batalla, 1994
Hay pocos autores con una visión tan desencantada como la de este francés. Esta novela nos presenta a un narrador exhausto, desilusionado y en franca vía a la depresión clínica y el suicidio. En un pasaje memorable y preciso, este curioso personaje hace gala de su capacidad analítica y elabora la cuestión del amor desde lo que él denomina una apocrítica (una crítica a la distancia; él que se ha resignado a la castidad): la sexualidad —que evidentemente todo mundo confunde con el amor— no es más que un sistema de estratificación social. Y en una sociedad donde predomina el liberalismo, la ley del mercado reina: “Igual que el liberalismo económico desenfrenado, y por motivos análogos, el liberalismo sexual produce fenómenos de empobrecimiento absoluto”. Hay quienes pueden amasar fortunas inacabables en el rango de una vida mientras que otros no tienen para comer ese día; hay los que cuentan por centenas a sus parejas sexuales, en tanto que otros pasan toda una vida amargados por no conocer el toque del amante. De cualquier forma, para Houellebecq, quien consigue el amor, sufre por las manías que causa, y quien no lo consigue, se atormenta por ignorancia: “hay mucha confusión, mucha agitación”.
Lana y Lilly Wachowsky, Sense8, 2015-2018Más allá de la intriga, el romance, la acción y el drama que condimentan equilibradamente a esta serie, escrita y dirigida por las hermanas Wachowsky (The Matrix, V for Vendetta), lo que llama la atención es el original argumento que ponen sobre la mesa: la posibilidad de que la evolución de la especie tenga que ver con nuestro concepto del amor. Diluyendo las barreras ilusorias de la raza, la cultura y las preferencias sexuales, ocho personajes en distintos puntos del globo descubren —paulatinamente y reponiéndose a justificados desconciertos que los sacan de su cotidianidad— que están conectados, que comparten sensaciones, emociones y habilidades. Algo que será de suma importancia para enfrentar a quienes, por alguna extraña y confusa razón, pretenden eliminarlos. Oscilando entre los conflictos personales de cada personaje y la misión conjunta de saber por qué están conectados, esta desafiante historia de producción impresionante, nos lleva de Seúl a la Ciudad de México, de Berlín a San Francisco, de Nairobi a Londres… mientras acompañamos a los personajes en el descubrimiento de sus habilidades y contemplamos el desarrollo de una trama que, por problemas de presupuesto, tuvo que llegar a su fin precipitadamente. ¡Netflix, nos la debes!