Por Oriol Bolaño
Cerca de 37 millones de personas en todo el globo sufren alguna enfermedad o evento cardiovascular cada año, y aproximadamente 17 millones mueren por esta causa. En México, este grupo de enfermedades constituye un problema de salud pública, pues las enfermedades del corazón representan la primera causa de muerte al año, con cerca de 70 mil defunciones por este motivo, y 26 mil por enfermedades cerebrovasculares.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mayoría de las enfermedades cardiovasculares pueden prevenirse cuando el tratamiento se enfoca de manera global a todos los factores de riesgo. Así, por ejemplo, la hipertensión arterial debe ser tratada al mismo tiempo que la elevación del colesterol. Y es que la presión arterial alta y el nivel de colesterol elevado, por separado, representan un riesgo para la persona, pero si están juntos, el riesgo no se suma: ¡se multiplica!
Los principales factores de riesgo son los valores elevados de lípidos, diabetes, sobrepeso y obesidad. La prevención primaria para el público en general debe centrarse en mantener un índice de masa corporal (IMC) inferior a 25 kg/m2, consumir una dieta saludable, evitar el tabaco, presión arterial inferior a 140/90 mm Hg, colesterol LDL inferior a 130 mg /dL, colesterol HDL superior a 35 mg/dL y hemoglobina glicosilada inferior al 6.5%. La prevención secundaria debe centrarse en dejar de fumar, en los agentes hipoglucemiantes, antihipertensivos, en terapias que alteran los lípidos, pérdida de peso y modificación de la dieta.
Existen muchas enfermedades cardiacas, pero las más comunes son: ataque al corazón o infarto de miocardio, que se caracteriza por el estrechamiento de los vasos sanguíneos encargados de llevar sangre al corazón; las enfermedades cerebrovasculares, causadas por un sangrado intracerebral o por un coágulo de sangre depositado en el cerebro; e hipertensión, que es la presión arterial alta y uno de los mayores riesgos de padecer un infarto. Para diagnosticar una enfermedad cardíaca se utilizan diferentes pruebas, además de los análisis de sangre y una radiografía de tórax, las pruebas para diagnosticar una enfermedad cardíaca pueden comprender electrocardiograma, troponina T y análisis de colesterol.
Un electrocardiograma es una prueba rápida e indolora que registra las señales eléctricas del corazón. Puede indicar si el corazón late demasiado rápido o demasiado lento. La troponina T es una proteína que se encuentra en el músculo cardíaco. La medición de la troponina T mediante una prueba de alta sensibilidad permite que los proveedores de atención médica diagnostiquen un ataque cardíaco y determinen el riesgo de enfermedades cardíacas. El aumento del nivel de troponina T se relaciona con un mayor riesgo de enfermedades cardíacas en las personas que no presentan síntomas. El análisis de colesterol, también llamado perfil lipídico o perfil de lípidos, mide los niveles de grasa en la sangre. Las mediciones pueden ayudar a determinar el riesgo de sufrir un ataque u otra enfermedad cardíaca.
Este tipo de enfermedades son más fáciles de tratar cuando se detectan a tiempo, por ello es recomendable hacerse estudios esporádicamente, en especial si se tiene antecedentes familiares de estas enfermedades.