Por Tanya Kawan
Somos seres creadores; todo el tiempo creando. Hay algunas cosas, para mí, que son más fáciles de crear que otras. Hace un par de años surgió en mi la necesidad de echar a andar un nuevo proyecto creativo, este viene de un llamado interior que necesito manifestar. Algo en mí no me ha dejado quitar el dedo del renglón.
Es un reto doloroso observar la parte de mí que se autosabotea, surgen escusas para no hacer lo que necesito y así sacarlo adelante. Sé que llegó el momento de romper el patrón que ha impedido que avance en ese sentido, y para eso tengo que ser muy honesta y enfrentar el autosabotaje. La pereza es una de muchas formas y se materializa en el momento en el que quiero dar un paso hacia adelante. Es como un interruptor que, al recibir una corriente de energía de muy alto voltaje, se sobrecargara y apagara mi sistema interior; me invade una flojera impresionante y de un momento a otro lo único que quiero es dormir.
Es increíble cómo estoy llena de energía para hacer ejercicio, mantener mi dieta saludable, estar molestando a la gente a quien más confianza le tengo y muchas otras cosas, pero cuando quiero dar un paso en esa dirección, la energía se acaba.
Lo bueno es que ya llegué a un punto en que no puedo estar tranquila interiormente si no integro este proyecto a mi vida. Pareciera que se me duerme una pierna, hormiguea horriblemente cuando voy a dar el paso y tengo que sacudirla con fuerza para que vuelva a la normalidad. Así me siento, con una pesadez inmensa. Así que, por más que me cueste, daré pequeños pasos en esa dirección, no importa si el hormigueo me apaga el interruptor mientras voy caminando.
Decidí contratar a una experta que me asista para estructurar y desarrollar este proyecto, pues siempre es bueno pedir ayuda cuando se necesita, y aceptar que hay veces en que no podemos hacerlo todo. No cabe duda de que una vez que decidimos traer algo nuevo a nuestras vidas, y tenemos clara nuestra intención, las personas y situaciones correctas aparecen para sumar a nuestros propósitos alimentando, una nueva fuerza dentro de nosotros que quizá no conocíamos.
El miedo a fracasar, la cantidad de trabajo que implica un nuevo proyecto, salir de la comodidad y comprometerse en serio, hacen que nuestras tácticas de autosabotaje sean muy creativas. Me vienen a la mente dos opciones:
- A partir de hoy llevaré en la bolsa mi dotación de golosinas para la ansiedad, mi pachita de mezcal y tabaco para liar, mi ipad para ver Netflix y todo lo necesario para tener pretextos y no avanzar en mi proyecto.
- Mis rodilleras, mi cojín para meditar, mi lista de objetivos, tutoriales sobre lo que necesito aprender, comida sana para energizarme, mi tapete para practicar yoga, un kilo de tranquilidad.
Eso sí, sea la opción que sea, mi casco ya no me lo quito ni para dormir.