El color depende del cristal con el que miras

Por Tanya Kawan

Este nuevo proyecto en el que estoy trabajando tiene que ver con desarrollar un programa, para ayudar a las personas a tomar las riendas de su vida. Para eso necesito entrevistar a varias personas y, así, poder saber cómo ayudarlas de la mejor manera posible.  

Puse un anuncio en las redes sociales con el objetivo de conseguir personas para mi investigación. Me quedé muy sorprendida al recibir tanta gente dispuesta a ayudarme, así que agendé varias citas para la siguiente semana. 

Las entrevistas serían vía Zoom así que, muy contenta, unas horas antes de nuestra cita, envié el enlace a la primera persona que entrevistaría. Después de unos minutos, ella me contestó que tenía que pasar la cita para más tarde; por cuestiones de salud tenía que ir al doctor. Envié el enlace a la segunda persona, con la cual tendría yo la cita más tarde. Recibí una respuesta similar, ahora relacionada con el mal funcionamiento de su internet, y también tenía que cancelarla. 

Esto despertó mucha frustración en mí, ya que me sucede algo similar en mis clases de yoga, en donde también hay alumnos que me dicen que van a asistir y en el último momento cancelan. 

Aproveché para observar esa frustración que surgía en mí, para preguntarme el por qué esta situación despertaba tal emoción. Me di cuenta de que era por ver la falta de compromiso de la gente con ellas mismas cuando se trata de hacer algo por su bien. Sabiendo que lo que nos hace reaccionar de forma negativa a las actitudes de las demás personas puede ser porque hay algo de eso en nosotros mismos, me hice el siguiente cuestionamiento: ¿cuál es la manera en que yo no me estoy comprometiendo con mi ser?

No me comprometo conmigo al tomar las acciones de los demás, como una excusa para dejar de cumplir mis metas y autosabotear mi proyecto. Tampoco al tener pensamientos negativos hacia mí y hacia las personas que se comportan de esa misma forma, ya que, como resultado vibro en una energía que no me hace bien. Encuentro otra falta de compromiso al caer en la depresión y optar por comer cosas que no me hacen bien, así como irme a dormir afirmando en mi mente que no tiene caso seguir con este proyecto.

Después de este cuestionamiento, decidí que no me dejaría vencer por el primer obstáculo que se presentara y, con la mejor de la actitud, seguí mi día trasmutando esa energía de frustración, en creatividad; así surgió este escrito.

Como respuesta a mi gran energía, el Universo me hizo un regalo: la primera persona que me canceló llamó muy entusiasmada para realizar la entrevista esa misma tarde.

No cabe duda de que una de las cosas más importantes en la vida es la actitud con la que enfrentamos los retos que se nos presenta.

Como el señor que, aun teniendo sexo dos o tres veces diarias, y comida y techo gratis, se quejaba por estar encarcelado.