Ya párenle

Por Tanya Kawan 

En el artículo anterior toqué el tema de quedarme en el ring o bajarme de él. Según lo que está pasando en el mundo con el tema de la pandemia, me bajo. Al principio me agarró totalmente de sorpresa y flui con lo que a través de todos los medios se nos fue indicando, con sus honrosas excepciones. Debo de aceptar que disfruté mucho de esas dos semanas que nos prometieron que duraría. Ver las calles tan tranquilas, casi sin autos y sin gente, total silencio temprano en la noche, sentir un desacelere muy grande de toda actividad, realmente para mí fue una delicia. Me di cuenta de que mi ser necesitaba ese brusco enfrenón. 

Ya pasadas las dos semanas todo se fue alargando y salí poco a poco de ese encantamiento. Pude notar cómo en mi mente surgieron pensamientos de miedo, preocupación, tristeza, enojo, ya que sentía mucha incertidumbre, sobre todo en la cuestión de cómo seguir generando mi sustento. Afortunadamente, en cuestiones de salud, mi trabajo es constante: cuido mi alimentación y me gusta mucho hacer ejercicio. Si llego a enfermarme trato de ver que emoción atorada está detrás del malestar físico, pues no hay duda de que muchos padecimientos tienen su origen en algún bloqueo emocional, así que ya párenle. He manejado las enfermedades sanándolas por ambos frentes, el emocional y el físico, lo que me ha dado muy buenos resultados.

Pero, regresando al tema, la emoción que más percibí dentro de mí fue el miedo y se acrecentaba al ver las noticias. También lo sentía en el ambiente exterior. Fue muy interesante observar mi reacción a todo eso. Pude verme conteniendo la respiración cuando pasaba junto a alguien que tosía, percibiendo a las demás personas como un potencial foco de infección, aceptando todas las restricciones que nos imponían sin chistar. 

Vivir con miedo no es lo que quiero, definitivamente, ya que el miedo me paraliza, desempodera, drena mi energía y, por consiguiente, me deprime. O seguía en esa línea o iba a mi interior para encontrar la respuesta y así salir de ello. Opté por lo que me hace sentir bien: hacer ejercicio, aun cuando habían cerrado ya el lugar en donde practico, seguir con la buena alimentación, reforzándola con algunos suplementos, tomar sol temprano en las mañanas, y hacer caminatas en la naturaleza para cargarme con su maravillosa energía, acompañada de mis amigos.

También me sumergí aún más en mi proceso creativo y dejé de ver las noticias. Fui más selectiva con el alimento que le daba tanto a mi mente como a mi cuerpo. No podemos esperar un cuerpo sano si comemos comida chatarra y no hacemos ejercicio, así como no podemos esperar tener una mente creativa y en paz, si absorbemos información chatarra que nos afecta de forma negativa y no ejercitamos nuestra creatividad.

Hemos de asumir que somos responsables de nuestra salud y bienestar, ninguna autoridad lo hará mejor que nosotros si estamos realmente informados. ¿Tú, de qué forma encuentras tu bienestar?

Maestra de yoga certificada, coach de vida y emisaria de color y alegría cuidando de tu imagen.

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