El ‘Acuaférico’: Un proyecto municipal lleno de incertidumbres

por Romeo Robles

Antecedentes: ¿Qué es el Acuaférico?

Los residentes de San Miguel de Allende quizá hayan notado un aumento del desarrollo urbano en los últimos dos años. El «Acuaférico» es una respuesta a ello: un proyecto municipal de agua destinado a satisfacer la creciente demanda de agua que se espera en San Miguel en los próximos años debido al crecimiento urbano previsto.  

Mediante la perforación y la interconexión de seis pozos nuevos y otros ya existentes, creando una red de 12 km de tuberías – todo ello operado a través de un flamante centro de control remoto – las autoridades locales del agua encargadas del proyecto (SAPASMA) pretenden llevar más agua a los nuevos desarrollos urbanos, así como al sistema municipal de agua ya existente. Los seis pozos interconectados, situados cerca de la Presa Allende, bombean el agua hasta una planta de recién construcción, denominada Cárcamo (situada cerca de la Unidad Deportiva). En total, el agua se bombea hasta 285 metros de altura (~935 pies), donde se redistribuye a las urbanizaciones de las zonas altas del oeste y noroeste de la ciudad. El objetivo de este enorme proyecto de infraestructuras es dotar a la zona urbana de San Miguel de agua suficiente, pero sólo hasta 2041.

El Acuaférico ha estado lleno de controversias desde su inicio debido a la falta de transparencia en cuanto a su construcción, los costos de operación, los permisos federales, la falta de estudios ambientales, el impacto potencial en las comunidades rurales aledañas y la falta de análisis de calidad y cantidad de agua que se pone a disposición del público. De hecho, sólo recientemente, cuando el proyecto ya estaba muy avanzado, la ciudadanía de San Miguel se enteró del costo financiero del Acuaférico.

¿Por qué este proyecto es una amenaza potencial para la calidad del agua?

La contaminación del agua está directamente relacionada con la sobreexplotación de nuestro acuífero. Nuestra región -la cuenca del Alto Río Laja- ha sido sobreexplotada sin descanso durante las últimas cinco décadas. Hemos pasado de tener apenas unos 600 pozos en los años 60 a más de 3.500 pozos en 2021 (esto sin tomar en cuenta los pozos perforados ilegalmente).

Cuantos más pozos se perforan, más baja es la capa freática. Cada año, el acuífero desciende 2-3 metros (~6-7 pies). Esto nos obliga a cavar pozos más profundos para llegar al recurso vital. Por desgracia, a estas profundidades, el agua está muy contaminada con sustancias químicas de origen natural, como el arsénico y el fluoruro, un fenómeno que se ha extendido por todo el norte de Guanajuato, amenazando a una población de unos 680.000 habitantes, incluidos los residentes de la ciudad de San Miguel.

Para complicar aún más la cuestión, la explotación de aguas subterráneas en una zona tan condensada -como los múltiples pozos que se están perforando en torno a la Presa Allende para este proyecto – ha demostrado aumentar específicamente los niveles de arsénico en el agua. Este fenómeno descubierto en otras partes del mundo afectadas por este contaminante, se presenta debido al cono de depresión que se crea, que puede exponer más suelo al oxígeno y liberar más arsénico en el agua.

Además, dada la proximidad de los nuevos pozos a la Presa Allende, nos preocupa la posible introducción de nuevos contaminantes, concretamente productos químicos orgánicos, como los pesticidas, procedentes de la escorrentía agrícola. Históricamente, no nos han preocupado tanto estos productos químicos por una serie de razones, pero este nuevo proyecto pone en cuestión esta cuestión.

La búsqueda de transparencia