Es Parroquia, no Catedral

Por Fernanda Noriega

La parroquia de San Miguel Arcángel, ubicada en el corazón de la ciudad se ha convertido en un ícono representativo e inconfundible de la ciudad de San Miguel de Allende. En cualquier rincón del mundo, es identificada como un símbolo único de San Miguel y no hay habitante o visitante para quien pase desapercibida.

Para conocer mejor su historia, es importante saber que casi enseguida de la fundación de la villa de San Miguel el Grande, que desde 1826 fue nombrada ciudad de San Miguel de Allende, se construyó el templo parroquial. Según un documento de 1649, la iglesia de San Miguel el Grande se derrumbó debido a que presentaba un gran deterioro. Después, hacia 1680 y 1690 la parroquia se encontraba nuevamente en ruinas, por lo que se puso en marcha otro proyecto arquitectónico para levantarla que culminó por allá del año de 1709, pero con una apariencia de estilo barroco, totalmente diferente a la fachada de estilo Neogótico que conocemos hoy en día.

Se sabe que en 1683 se había concluido ya el cuerpo principal de la iglesia, aunque se encontraba deteriorado un muro, además de que le faltaba la torre y el retablo del altar mayor. La obra fué dirigida por el arquitecto Marco Antonio Sobrarías de acuerdo a los parámetros, normas y estilo establecido en esa época: el barroco.

Fue hasta la década entre 1880 y 1890, que un maestro cantero de la ciudad, Don Zeferino Gutiérrez, construyó una nueva fachada de acuerdo a uno de los estilos artísticos de la época, inspirándose en las grandes obras arquitectónicas de estilo Gótico de la Europa Medieval. Fue por este proyecto que se derribaron las torres construidas entre los s. XVII y XVIII para sustituirlas por las que se conservan en la actualidad. Se transformó la fachada, los nichos, la ventana coral, e incluso el atrio, la torre campanario del reloj y los altares del interior. En honor al gran maestro cantero que realizó esta obra, en San Miguel hay un parque nombrado ‘Zeferino Gutiérrez”, e incluso en festividades como el Día de Muertos se coloca un altar en su memoria. Algunos visitantes se preguntan por qué se hace énfasis en el término “parroquia” en vez de catedral. La respuesta es que San Miguel de Allende no cuenta con Obispo, por lo que hasta hoy continúa siendo un templo parroquial.

Para muchos, este estilo Neogótico propio de Europa nunca ha encajado del todo con la estética colonial que distingue las calles de la ciudad, sin embargo, se le dotó de una personalidad que tal vez no hubiera obtenido de otra forma y que en la actualidad, es un ícono de la ciudad más bella del mundo y Patrimonio de la Humanidad.