La Alborada en San Miguel de Allende

Por Joaquín Sierra Rangel

Esta fiesta nació en Hércules, Qro., aproximadamente en 1880; posteriormente se compartió a Salvatierra y después llegó a San Miguel de Allende gracias a los trabajadores de la fábrica La Reforma, quienes, después de que se quemara su lugar de trabajo, se establecieron en la fábrica La Aurora trayendo consigo sus tradiciones, como la veneración de la Virgen Purísima. Ahora la Alborada se celebra durante la madrugada del sábado en honor a la festividad de nuestro santo patrono San Miguel Arcángel.

Fue en el año de 1924 que este nuevo evento se introdujo en San Miguel de Allende, siendo como fecha el 8 de diciembre de ese mismo año, para lo cual la primera Alborada se celebró en el templo de la Purísima Concepción (Las Monjas). Se vistieron 50 estrellas entre ellas los ojos de Santa Lucía, las siete cabrillas, el cometa, el sol y la luna —se menciona que también existieron algunas más pero que con el paso del tiempo algunas desaparecieron, como las Tres Aves Marías o la estrella de los tres Reyes Magos, de las cuales solo la primera se pudo rescatar gracias a tradición oral y algunas evidencias. 

Salían de la Aurora los obreros de dicha fábrica, muchos de ellos provenían de otras fábricas de la región, en su mayoría provenientes de Hércules, Qro., Soria, Gto y Salvatierra.

Pero en el año de 1925 a petición del Sr. cura Refugio Solís y el ayuntamiento de ese año se trasladó la Alborada a la parroquia principal para venerar a San Miguel Arcángel, patrono de la ciudad. 

Debido al cierre de cultos por la guerra cristera, tan dura en el centro de Guanajuato, Jalisco y Michoacán, no se volvió a realizar sino hasta 1929 cuando se volvieron a abrir los cultos. 

Los trabajadores de la fábrica de textiles La Aurora esperaban con gran alegría la Alborada y organizaban verbena con grupos musicales, bandas de viento y bailes populares; todo esto se efectuaba esa noche, desde muy temprana hora comenzaban los preparativos, esperando la hora que iniciaría el desfile rumbo al jardín principal. 

A las 3:30 am se anunciaba la salida por medio de un cañón, el cual era rellenado con pólvora y adobes de manera que disparaba haciendo una breve explosión con lo que se daba a entender el inicio de la Alborada, algunos de los encargados del cañón fueron Don Efrén Ayala, Antonio Reyes, Roque y Joaquín Reyes entre otros pues muchos de los obreros eran los que en repetidas ocasiones lo utilizaban, no solo en la Alborada sino en partidos de futbol, etc.

Se hacían acompañar de mecheros debido a la oscuridad de la Calzada Aurora, también se hacía algo que algunas personas conocían como “El Alumbramiento” que era cuando los vecinos colocaban farolitos con velas para alumbrar el recorrido por donde pasaría todo el contingente.

También de la estación de Ferrocarriles venían ferrocarrileros, algunos procedentes de Empalme Escobedo y Soria, entre ellos: Don Román y Luis Carrillo, Don Domingo Rivera Coronillas, Jesús Campos, Antonio Vázquez, Francisco Arias y Ladislao Arias. Estas personas se encargaban de proveer pólvora, una parte era donada por los ferrocarrileros y otra parte era comprada con parte del sueldo de los obreros de la fábrica y se distinguían por sus luces de bengala y petardos que era parte de lo que ellos donaban. Don Domingo era el responsable de detonar los petardos de un pedazo de riel. Una vez que llegaban a la Parroquia siendo las 4 am comenzaba la quema de cohetes, luces y petardos.

Del Valle del Maíz se aportaba pólvora y el clásico castillo de Don Leopoldo Estrada Hernández con un grupo de albañiles y otro gremio que también aportaba pólvora, eran los “Tablajeros y Comerciantes”. 

Hay varias anécdotas a lo largo de la historia de la Alborada, se sabe por pocos que alguna vez participó una danza de concheros que se encontraba con el contingente de la Aurora en el portón.

Se le pagaban 25 centavos a la gente por cargar una estrella y 1 peso por cargar una mojiganga, desde que se tomaba de la colonia Aurora hasta llegar y entregarla al sindicato.

El cañoncito de la fábrica que se usaba cada Alborada para marcar el inicio de la misma se dejó de usar después de que en una ocasión a la hora de dispararlo se atravesó una señora causándole problemas aquella vez.

La familia Villa Mercadillo cuenta que la imagen de San Miguel de la morisma tuvo alguna participación también dentro de la Alborada y que además las primeras estrellas llegaron a ser de latón, aunque, claro, se cambió a las que tenemos según relatan.

Jesús Morales hace mención de la danza que acompañaba a la estación durante la alborada pero se retiró a mediados del siglo pasado por seguridad de los danzantes.

La tradición de la Alborada es originaria de la mezcla de Alboradas de cada región en Salvatierra, Hércules, Villa Hidalgo, etc., existía esta tradición desde antes de traerla a San Miguel y están hermanadas por las industrias textiles, en Hércules aún se conserva la tradición pero allá se llama “El Gallo”.

Los “chintas” relatan que cuando llevaban las estrellas a la colonia siempre sorteaban quién las vestiría y que en dos ocasiones les tocaron las siete cabrillas a ellos, y que para vestirlas tuvieron que hacerlo afuera de la casa porque no cabían dentro. 

Una vez cuenta don Aniceto Morales que, a la hora de quemar los cohetes de la Alborada, almacenaban toda la pólvora en el curato y que de alguna manera explotó causando grandes daños a la estructura junto a la parroquia. También Don Aniceto era una de las personas que llegó a traer la música de Salvatierra en una de las comisiones mandadas por la fábrica. 

Es bien conocido por casi todos los sanmiguelenses sobre la inundación que se presentó en 1998 que fue una noche de Alborada cuando ocurrió, a la hora de que iba a arrancar no se pudo porque la creciente se había llevado el puente y era imposible pasar, de alguna u otra manera llegó una o dos estrellas al jardín y fue todo lo que hubo de estrellas ese año.

El cañón que se usó cuando llegó el papa a México sonó en San Miguel al momento de pisar suelos.

¡Vive nuestras tradiciones tan arraigadas en San Miguel de Allende!