La colonia Guadalupe, un ejemplo de solidaridad vecinal

La colonia Guadalupe tiene 27 calles, un presidente de colonia, y un representante por cada acera, incluyendo a Cate Poe quien es la conexión con la comunidad extranjera. Aunque el número no es claro; Marbella Martínez, María Helena Rincón Llamas (la presidente de colonia) y Pope, sí dicen que gracias al trabajo que en los últimos años se ha hecho—incluyendo el comunitario—cada día más extranjeros quieren vivir en el vecindario, no solo porque es seguro, sino porque está limpio, y los vecinos conocen a los que viven al lado y enfrente. La organización de la colonia ha sido tal que por ejemplo gracias a su programa de reciclaje hoy tienen ya 15 cámaras de seguridad—independientes de Seguridad Pública—que les dan mayor tranquilidad en el diario vivir. 

Pero la contingencia no únicamente les trajo encierro, sino que ayudó a fortalecer los lazos entre mexicanos y expatriados porque, cuando algunos vecinos comenzaron a ser despedidos de sus empleos al inicio de la pandemia, inmediatamente otros pusieron manos a la obra y comenzaron a distribuir alimentos para los más necesitados. Y así y es que llegó un momento en que por semana, se entregaban 177 despensas. 

Nido de ratas

El arroyo que divide la colonia Aurora y Guadalupe es el Obraje. Ahí, desde hace 10 años, la idea del sistema gubernamental era generar un corredor verde, en el que hubiese pequeños lagos artificiales, esculturas, árboles, puentes, y hasta un anfiteatro. La realidad es que cuando se visita no se acerca al proyecto presentado, y deseado hace una década. 

Lo que sí, es que el paseo que inicia en Calzada de la Aurora, tiene árboles, dos puentes exclusivamente peatonales, y un vado. Las personas ahora pueden ir por un corredor limpio—sin basura ni excremento—que inicia en la Avenida Guadalupe y concluye en Calzada de la Aurora (o viceversa), y es justo ahí en la entrada por La Aurora en donde los vecinos han comenzado a organizar un tianguis de domingo que va de las 10am-4pm. 

Marbella Martínez ha vivido toda su vida en la colonia Guadalupe. Sus ancestros le comentaban que era una nogalera, luego: “Los Álvarez vendieron los terrenos y se comenzaron a desarrollar las casas”. Todavía, en algunas de las calles, o casas se pueden ver los árboles de nogal. 

Por otro lado, el arroyo siempre ha estado ahí. María Helena Rincón Llamas llegó a vivir a la colonia (en una casa que heredó de su papá) hace ocho años. Recuerda la suciedad que había en el arroyo Obraje, “era un nido de ratas, pero no de cuatro, de dos patas”; y ello traía problemas de inseguridad al vecindario. 

Recuerda que hace seis años, se le propuso como presidente de colonos, y lo primero que se pidió fue limpiar el arroyo. Entonces fue que se comenzó a hacer el paseo lineal, también se renovaron los murales en este lado, y se colocó una estructura de metal en la que se recibe material para reciclaje: vidrio, plástico, cartón, aluminio, tapas. El material es vendido, y los recursos se han usado para eliminar luego cualquier tag, bomba, o graffitti; también, hoy con el dinero obtenido por ese material vendido, se han logrado comprar 15 cámaras que se usan para cuidar a los vecinos. 

“Siempre estamos en comunicación constante. Somos 23 mujeres representantes de calle, y 3 hombres. Nos comunicamos, y nos alertamos en caso que veamos algo extraño o sospechoso. Por ejemplo, ya sabemos quién es la persona que siempre se lleva macetas, o cosas que encuentra mal puestas. Mira, justo acabamos de recibir la foto,” dijo Rincón Llamas, al momento que mostraba la foto recibida vía WhatsApp. Era un hombre de edad avanzada, con gorra, playera roja, y cargaba un muñeco al parecer de la caricatura Rugrats.

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