Breve historia y reflexión de la Revolución Mexicana

Por Francisco Peyret

El proceso revolucionario de 1910 inició ese año, pero su consumación se firmó hasta el 5 de febrero de 1917 con la Constitución Mexicana. Recordemos que en esos tiempos los europeos y norteamericanos estaban inmersos en la Primera Guerra Mundial, por lo que podemos deducir que sus intereses en México estaban un tanto distraídos. Una vez que terminaron esos tiempos de conflictos los intereses norteamericanos voltearon sus ojos de regreso principalmente a la industria petrolera. 

Cuentan que la postura de Venustiano Carranza (presidente de 1917 a 1920) era muy nacionalista y con la Constitución del 17 pretendía romper la dependencia económica del extranjero, pero Carranza fue asesinado en 1920 y llegó el General Álvaro Obregrón a la Presidencia. En 1920, las relaciones entre México y los Estados Unidos chocaban, el gobierno de Obregón no era reconocido por el gobierno de Estados Unidos, que solicitaba la derogación de algunos artículos de la Constitución de 1917, entre ellos el 27 (que se refiere a la propiedad de las tierras y aguas nacionales), por afectar sus intereses económicos.

Evidentemente, con un gobierno que necesitaba consolidarse para construir un nuevo país, Álvaro Obregón tenía la necesidad prioritaria de ser reconocido por los Estados Unidos, cabe mencionar que aún subsistía una clase empresarial relacionada con las inversiones inglesas, francesas y norteamericanas, muchos de ellos exiliados, pero ansiosos de recuperar lo que habían perdido con la justa revolucionaria. 

Los Tratados de Bucareli, conocido de esta forma por la ubicación de la casa donde se realizaron las reuniones en zona centro de la CDMX; en 1923 se dieron 19 reuniones entre los representantes de los dos gobiernos; dos Convenciones de Reclamaciones; y el resto sobre los compromisos “extraoficiales” que se encuentran en actas puntualmente redactadas. Los acuerdos se firmaron pactando lo relacionado con la reglamentación del artículo 27 de la Constitución, la indemnización por tierras expropiadas a norteamericanos para la restitución y dotación de ejidos y la protección de las inversiones petroleras norteamericanas hechas antes de la Constitución de 1917. Se acuerda el pago en efectivo para las indemnizaciones y se reconocen derechos y concesiones otorgados antes de 1917 a propietarios norteamericanos para que puedan seguir explotando petróleo.

El 31 de agosto de 1923, el gobierno norteamericano reconoció oficialmente el gobierno de Obregón, pero los llamados Tratados de Bucareli desencadenaron una leyenda negra porque las minutas o actas de las conversaciones no se abrirían sino hasta después de 100 años. Inmediatamente surgieron conflictos en ese tiempo, por dar un ejemplo, Adolfo Huerta, renunció a la Secretaría de Hacienda (septiembre de 1923) argumentando que los acuerdos salían sobrando porque ya se habían arreglado en Washington. De la Huerta se lanzó a la Presidencia por el Partido Cooperativista y finalmente encabezó una rebelión armada, que sería derrotada gracias al apoyo de los mismos norteamericanos. 

Apunta Doralicia Carmona, en sus Memoria Política de México, que Adolfo Arrioja Vizcaíno, sobrino nieto de Fernando González Roa, jefe de la delegación mexicana en la negociación de los llamados Tratados de Bucareli, dio a conocer en su libro «La muerte de Pancho Villa y los Tratados de Bucareli» una reconstrucción de los puntos esenciales del protocolo secreto que en su momento hizo Ignacio Croix Gutiérrez, muy amigo de su tío abuelo, con base en las filtraciones «y ciertos comentarios de González Roa que fue incapaz de contener, a pesar de su discreción habitual».

Escribe Arrioja Vizcaíno: «Las notas que dejó Croix —que algunos podrían considerar fantásticas— aquí reproducimos una muestra:

«Durante un periodo mínimo de veinticinco años, México se abstendrá de llevar a cabo cualquier proceso de industrialización que, a juicio único y exclusivo del gobierno de los Estados Unidos, vaya en detrimento de sus intereses estratégicos. El gobierno de los Estados Unidos se reserva el derecho de notificar al de México, por la vía diplomática, la existencia, o posible existencia, en territorio mexicano de cualquier proceso industrial que juzgue contrario a sus dichos intereses estratégicos, obligándose el gobierno de México a actuar de inmediato, y en consecuencia, para todos los efectos derivados de la presente cláusula».

«Las Altas Partes contratantes se obligan a mantener en absoluta reserva y confidencialidad el presente protocolo durante un periodo mínimo de 100 (cien) años, contados a partir de la fecha pactada para el otorgamiento por el gobierno de Estados Unidos de América al de México, del correspondiente reconocimiento diplomático: 31 de agosto de 1923. 

«El presente protocolo se suscribe en los idiomas inglés y español. Sin embargo, en caso de controversia sobre su contenido, alcances e interpretación, prevalecerá la versión en idioma inglés».

Durante décadas los mexicanos incluso hemos creado teorías conspiratorias en torno a los Tratados de Bucareli, argumentando razones del por qué México no se desarrolló económicamente de mejor forma, finalmente el próximo año conoceremos a detalle los pormenores de estos documentos. Habrá que llorar, reír, odiar, ¡no lo sé!, así la historia de México casi siempre será surreal.