Por Francisco Peyret
Año tras año, el 12 de octubre pone en la mesa de nuestras conversaciones la historia del llamado descubrimiento de América, que es cualquier cosa menos un lugar de entendimiento entre posturas. No es como dicen por todos lados que solo los vencedores escriben la historia, sino también parece que cada país, cada comunidad y cada individuo escribe la propia, las conclusiones sobre el 1492 siguen chocando aún cuando han pasado más de 500 años. En España celebran el Día de la Hispanidad y en América Latina se conmemora el Día de la Raza, en los Estados Unidos lo llaman simplemente Columbus Day.
Colón ha sido para España el héroe de un “descubrimiento” que los europeos creían indiscutible y que para otros fue un “encontronazo entre dos trenes” en el mejor de los casos, pues los pueblos indígenas existían sin que nadie les tuviera que descubrir. Pero efectivamente la historia casi siempre se cuenta desde el lugar donde estás parado, un buen ejemplo es Francis Drake (1543-1596) para muchos países era reconocido como un pirata sanguinario y un traficante de esclavos despiadado, pero al mismo tiempo fue nombrado Sir en Inglaterra por su inolvidable desempeño en la derrota que le aplicaron a la llamada «Armada Invencible” (España).
Muchos hablan que los españoles conquistaron a los americanos simplemente porque contaban con una tecnología y disposición a la guerra superior a la de los pueblos originarios. Pero otros argumentan que hubo un factor determinante durante el encuentro de las dos culturas: el llamado “choque bacteriológico” y las epidemias (tuberculosis, tifo, paperas y sarampión, entre otras) contribuyeron a destruir una importante parte de la población originaria de América. Cuando en Europa aún estaba comenzando el Renacimiento, América ya albergaba imperios con más de 60 millones de habitantes, Europa estaba superando la peste negra, pasando de 80 millones a unos 50 millones de habitantes (Datos de la Universidad Nacional de Colombia).
Las nuevas estimaciones realizadas por la revista académica The Conversation arrojan una cifra espeluznante: a comienzos del siglo XVII, el número de fallecidos en América alcanzó los 56 millones, es decir, el 90 por ciento de la población precolombina. Y para que nos demos otra idea con el número de habitantes, Constantinopla contaba con unos 200 mil habitantes, París 185 mil y Venecia unos 150,000. Según los académicos de la Universidad Nacional de México, Tenochtitlán sumado a Tlatelolco superaban los 400 mil habitantes.
En «El laberinto de la soledad», Octavio Paz, lo plantea de una forma muy distinta, empieza resaltando la riqueza cultural, tecnológica y pluralista de Mesoamérica antes de la llegada de los españoles, y pasa a describir la sociedad particular de los aztecas como una sumamente teocrática y militar. Estas características, junto con el fuerte y complejo concepto del tiempo de los aztecas, lleva a Paz a formular una de sus teorías más originales respecto a la derrota de su civilización: los aztecas no fueron vencidos, sino que se suicidaron. Vieron a los españoles como la llegada de otro tiempo, y los aceptaron.
Paz destaca el carácter contradictorio de la conquista, comparando el propósito expansionista de la monarquía y el evangélico de la Iglesia. La ve también como una empresa medieval por una parte (o sea, una extensión de la reconquista contra los musulmanes) y renacentista por la otra. Paz expresa sorpresa ante la rapidez con que los españoles sometieron a los mexicanos, la solidez de la cultura colonial que se estableció y el éxito de la evangelización de la Iglesia. Parte de ese éxito, según Paz, tiene que ver con el cristianismo sincrético que permitió tomar raíz en el Nuevo Mundo. La Virgen de Guadalupe, virgen indígena, es sólo un ejemplo.
Para ilustrar más las posturas con este tema citamos algunas frases de celebres:
«Traía esta mujer un pedacito de oro en la nariz, que era señal que había en aquella isla oro» Cristóbal Colón (1451-1506). Navegante italiano.
«El descubrimiento de América y el paso hacia las Indias Orientales por el Cabo de Buena Esperanza son los dos mayores acontecimientos registrados en la historia de la humanidad» Adam Smith. (1723-Edimburgo-1790). Célebre Economista escosés.
«Curiosidad: impulso humano que oscila entre lo grosero y lo sublime lleva a escuchar detrás de las puertas o a descubrir América». José Maria de Eça de Queirós (1845-París-1900) Escritor francés.
«En 1492, los nativos descubrieron que eran indios, descubrieron que vivían en América, descubrieron que estaban desnudos, descubrieron que existía el pecado, descubrieron que debían obediencia a un rey y a una reina de otro mundo y a un dios de otro cielo, y que ese dios había inventado la culpa y lo vestido, y había mandado que fuera quemado vivo quien adorara al sol y a la luna y a la tierra y a la lluvia que la moja». Edurado Galeano (Montevideo, 1940-2015). Escritor uruguayo.
“Sé como Cristóbal Colón. Huele la fragancia de nuevos territorios y encuéntralos» Amit Ray (1960-?). Maestro Espiritual indú.
Otras Curiosidades
¿Sabías que Colón antes de morir afirmó que la tierra tenía forma de pera? Antes de morir dijo que halló que la Tierra no era redonda en la forma que escriben, “salvo que es de la forma de una pera que sea toda muy redonda, salvo allí donde tiene el punto más alto”.
¿Sabes por qué no se llamó a las tierras descubiertas de alguna manera en honor a Cristóbal Colón? No fue nombrado en su honor sino hasta poco después del año 1500 cuando el navegante italiano Américo Vespucio trazó el primer mapamundi y nombró al Nuevo Mundo: América. Al no recibir Colón el honor de ser llamado el continente por su nombre, se le compensó con el país llamado Colombia.
¿Sabías que no se les permitía viajar al Nuevo Mundo a las mujeres? En el primer viaje realizado en el año de 1492 acudieron alrededor de 90 personas, todos hombres. De hecho no fue hasta 1547 que la Corona Española permitió una expedición con mujeres, entonces fue 55 años después que las mujeres visitaron el llamado Nuevo Mundo.
¿Sabías que Colón no cumplió una promesa? No fue Colón el primero en descubrir Tierra, sino el marinero Rodrigo de Triana quien vio tierra el 12 de octubre y quien fue el primero en gritar “Tierra a la vista”, pero Colón persuadió a la Corona para quedarse con la recompensa, diciendo que él la detectó desde un día antes.