Un primer encuentro con Chat GPT (IA)
Por Francisco Peyret
En México se intensificó la discusión sobre la soberanía energética después de la compra de 13 plantas de producción eléctrica a la empresa Iberdrola, se dice que hubo una serie de desencuentros entre la empresa española y el gobierno mexicano que terminaron en un convenio de entendimiento para que el gobierno de México recupere el control de la producción de electricidad dentro del país. Del 35%, la Comisión Federal de Electricidad va a administrar el 65% de la producción nacional.
Los opositores a esta política energética mexicana argumentan que deberíamos estar transitando a la producción con tecnologías limpias, pero desde mi punto de vista este es un discurso que, por lo menos en nuestro país, ha quedado al descubierto. Primero porque lo que no dicen es que en México el 90% de las empresas que producen energía solar y eólica son concesiones extranjeras y, en segundo lugar, porque argumentaron que la industria petrolera en México estaba acabada y durante unas buenas décadas los gobiernos se dedicaron a desmantelar tanto la industria eléctrica como a la petrolera para pasar a depender del sector privado. ¿Pero qué puede significar esto para un país?
A México le cuesta 20 dólares producir un barril, produce 1.8 millones de barriles diarios, con un precio actual de unos 75 dólares, estamos hablando de 99 millones de dólares de utilidades por día, es de locos pensar en tirar un negocio de ese tamaño. Ahora bien, también es cierto que México no tiene una política energética clara para transitar a la producción con tecnologías limpias y a futuro esto sí es preocupante, pero de dónde más puede sacar dinero para invertir en este proceso. Se requiere de mucha infraestructura para lograr esto, por ejemplo, en la industria eléctrica, los sistemas de trasmisión quedan siempre a cargo del estado.
Debemos estar preparados porque la demanda de energía en el mundo se va disparar en 2040, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) avisa que se elevará su costo un 30%. Será como añadir otra China y otra India a la demanda global, advierte el informe anual del organismo. «La economía global crece a una tasa promedio de 3,4% anual, la población se expandirá de los 8.000 a los 9.000 millones de personas hasta 2040. Con una demanda al alza, el gas seguirá siendo protagonista, el petróleo no se va a despedir y los Estados Unidos van a seguir en su papel dominante en la producción de energéticos, aún cuando los precios no sean muy altos.
Por otra parte, la propiedad estatal del sector energético en el mundo se está moviendo. Los sistemas van desde el 100% de titularidad pública, como en Suecia, hasta los que están privatizados por completo, como en Alemania o Estados Unidos, según informa la OCDE. Pese a esta diversidad y a la oleada de privatizaciones de las últimas décadas, las empresas públicas con participación estatal actualmente cuentan con el 62% del total de la capacidad de generación eléctrica en el planeta.
En los últimos años a lo largo de diferentes documentos de trabajo, las SOE (en inglés: State Owned Enterprise), la organización de 38 miembros y sede en París fundada en 1961 valora cada vez más el papel de las compañías participadas en su totalidad o en parte por los gobiernos. Las SOE son tendencia: de acuerdo con un documento fechado en junio de 2020, la OCDE establece que las compañías con intervención estatal generaban el 62% de la capacidad eléctrica en 2016. «Los países ricos en recursos normalmente recurren a las empresas estatales para mantener cierto grado de control sobre la extracción y producción de recursos naturales», además de los precios. Paradójicamente, a países como Alemania y España que no cuentan con participación estatal en la industria, con la guerra de Ucrania y Rusia, no les ha ido nada bien.
Desde mi óptica, un país como México debe seguir modelos como el de Noruega, en este país la exploración y producción de petróleo y gas está a cargo de una compañía estatal. Equinor opera una serie de plataformas petroleras y gasíferas en la región, no solamente dentro del país, la explotación de petróleo y gas en Noruega se lleva a cabo siguiendo estrictas regulaciones ambientales y de seguridad. Pero al mismo tiempo, Noruega también es un líder en energías renovables, con una importante industria hidroeléctrica y un creciente sector de energía eólica. El país tiene un objetivo ambicioso de convertirse en neutral en emisiones de gases de efecto invernadero para 2050 y ha tomado medidas para promover la energía renovable y la eficiencia energética.
Para terminar, finalmente después de unos meses de dudas, accedí a entrevistar al Chat GPT (Inteligencia Artificial) y aprovechar el vuelo para preguntar sobre el tema de la soberanía energética.
Francisco Peyret (FP): ¿Qué es la soberanía energética?
ChatGPT: La soberanía energética es un concepto que se refiere a la capacidad de un país o región para controlar y gestionar sus propios recursos energéticos de manera sostenible y autónoma. En mi opinión, la soberanía energética es un objetivo muy importante para cualquier país, ya que permite reducir su dependencia de las importaciones de energía y garantizar un suministro energético seguro y estable a largo plazo.
Además, la soberanía energética también puede tener un impacto positivo en la economía de un país, ya que permite fomentar la creación de empleo y el desarrollo de nuevas tecnologías y empresas relacionadas con la energía. También puede tener beneficios ambientales, ya que una mayor utilización de fuentes de energía renovable y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero pueden contribuir a mitigar el cambio climático.
FP: ¿Cuál es el papel de las empresas públicas europeas en la producción de energía?
ChatGPT: El papel de las empresas públicas europeas en la producción de energía puede variar según el país y la región en cuestión. Sin embargo, en general, estas empresas suelen tener un papel importante en la producción y distribución de energía eléctrica, así como en la gestión de infraestructuras energéticas críticas, como las redes de transporte y distribución de gas y electricidad.
FP: ¿Qué piensas del futuro del petróleo y el gas como fuente principal de la producción de energía?
ChatGPT: El futuro del petróleo y el gas como fuente principal de la producción de energía es incierto y está en debate. Por un lado, se espera que la demanda de energía global siga creciendo a medida que la población mundial y la economía mundial continúen expandiéndose. Por otro lado, la necesidad de abordar el cambio climático y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero exige una transición hacia fuentes de energía más limpias y sostenibles.
Actualmente, el petróleo y el gas siguen siendo fuentes importantes de energía en todo el mundo, y se espera que sigan siendo importantes durante algún tiempo. Sin embargo, se prevé que su uso disminuya gradualmente a medida que las fuentes de energía renovable, como la energía solar y eólica, se vuelvan más competitivas y se desarrollen tecnologías más avanzadas para su almacenamiento y distribución.
FP: ¿Es favorable la recuperación de infraestructura petrolera y eléctrica para México?
ChatGPT: La recuperación de la infraestructura petrolera y eléctrica puede ser beneficiosa para México en ciertos aspectos, como la creación de empleos y la mejora de la seguridad energética del país. Sin embargo, hay que tener en cuenta que también existen desafíos y riesgos asociados con la dependencia de los combustibles fósiles y la falta de inversión en energías renovables.
FP: En la industria del gas y el petróleo, ¿cómo le ha ido a Estados Unidos durante la Guerra de Ucrania y Rusia?
ChatGPT: Durante la guerra entre Ucrania y Rusia, la industria del gas y el petróleo de Estados Unidos se ha visto afectada en ciertos aspectos. Aunque la guerra en sí misma no ha tenido un impacto directo en la producción de petróleo y gas en Estados Unidos, ha habido varios factores que han afectado los precios y la demanda de estos productos.
Por un lado, la tensión entre Ucrania y Rusia ha generado incertidumbre en el mercado energético mundial, lo que ha llevado a una mayor volatilidad en los precios del petróleo y el gas. Por otro lado, la producción de petróleo y gas en Estados Unidos ha seguido creciendo en los últimos años, gracias a la tecnología del fracking y la exploración de yacimientos no convencionales. Esto ha llevado a una mayor independencia energética de Estados Unidos y una reducción en la importación de petróleo y gas de otros países, incluyendo Rusia.