Por Jeffrey Sipe y Nina Rodríguez
En 1994, la directora mexicana Trish Ziff realizó su primer documental, retratando las vicisitudes de la familia Mejía, originarios de Oaxaca, al establecerse en Fresno, California, y al adaptarse a una nueva realidad cultural y económica. Veinticinco años después, Ziff volvió a visitar a la familia Mejía, que ahora ya cuenta con tres generaciones en California, mientras continúan lidiando con la naturaleza de la doble nacionalidad y el terreno bicultural que sigue siendo parte integral de sus vidas.
Oaxacalifornia: El Regreso es especialmente conmovedora y eficaz al presentar la historia de los Mejía porque los miembros de la familia que llegamos a conocer son particularmente simpáticos y encantadores. Desde la pareja, ahora abuelos, que estableció a la familia en Fresno, hasta los miembros más jóvenes del clan, estadounidenses de segunda generación, todos demuestran mucho sentido del humor sobre sus vidas trasplantadas pero también una seria contemplación de su identidad mexicano-americana.
La generación más joven, obviamente, se rebela contra la presión que sienten por declararse o «mexicanos» o «estadounidenses». En general, explica uno de los jóvenes, sus amigos y familiares en México se imaginan que han cambiado cualquier identidad Mexicana por las hamburguesas y dólares en Fresno, mientras que sus amigos estadounidenses creen que comen puros tacos, arroz y frijoles.
«¿Por qué no podemos ser las dos cosas, mexicanos y estadounidenses?», pregunta uno de los miembros más jóvenes del clan, y con ello parece resumir el mensaje central de Oaxacalifornia: El Regreso.
Es una pregunta sencilla, y la respuesta – «¿por qué no?» – parece evidente, pero aún hay muchos obstáculos que superar. Una niña cuenta que en la escuela se burlaban de ella por su origen mexicano, hasta que ella dejó de hablar español por ello. Otra estadounidense de primera generación cuenta que su mamá la critica por no hablar español con su nieta. Mientras tanto, la nueva generación de los Mejía participa con entusiasmo en los bailes tradicionales mexicanos y ayuda a la abuela a preparar comida típica como mole y tamales.
La complejidad de esta situación tan común en los Estados Unidos (al igual que en todo el mundo) ahora se resume en la primera escena de la película. Vemos a la generación más joven en casa de sus abuelos inmigrantes viendo viejas películas caseras de sus padres y abuelos, comentando las imágenes del pasado entre risas en inglés. Un reflejo mutuo interesante entre estas generaciones tan diferentes, pero a la vez tan intrínsecamente conectadas.
La situación de los inmigrantes y las complejidades de la asimilación a una cultura y forma de vida nueva no se limitan a los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos. Pero con más de 37 millones de estadounidenses de ascendencia mexicana y con una pared artificial entre los dos países, esta migración resulta particularmente significativa. También es interesante mencionar que Oaxacalifornia: El Regreso es una coproducción entre Estados Unidos y México, realizada con apoyo y dinero de fondos gubernamentales y privados de ambos lados de la frontera.
Un retrato humano, sincero y necesario del cruzar la frontera logrado sin la habitual amargura unilateral. Oaxacalifornia: El Regreso acaba de estrenarse en las salas de cine de México y se proyecta en el Compartimento Cinematográfico de Calzada de la Estación 59.
TRAILER: