Películas icónicas que no ganaron el Oscar

Por Francisco Peyret

Los premios de cualquier índole son siempre controvertidos, pues es imposible satisfacer a todo el público, aunque casi siempre cuentan con una mayoría de consenso que les da prestigio y credibilidad. En el caso del cine, con la entrada de plataformas como Netflix en la producción cinematográfica, todo ha cambiado. 

Hasta no hace mucho tiempo, los premios calificaban a las películas que se presentaban por primera vez en una sala de cine, al estilo Cannes; por el contrario, el Oscar premia a lo mejor del cine que se exhibió en las salas de cine durante todo el año pasado. Con la entrada de las plataformas de streaming ya no sucede esto necesariamente. En muchas ocasiones las películas ya no llegan a las salas tradicionales de cine. Actualmente, con la cantidad de plataformas de streaming a las que podemos acceder, que a su vez, contienen un número interminable de películas, series y documentales, muchas veces parece imposible hacer una buena selección, y precisamente de alguna manera para eso sí nos ayudaban los festivales de cine: en el pasado era más fácil seguir a nuestros directores favoritos, en los casos de autores como Scorsese, Allen, Coppola, Fellini, Kurosawa, Wenders, siempre estaban ahí, en las mejores pasarelas del cine, claro que casi nunca ganaban, pero su presencia era una buena pista para buscar su siguiente film. 

A propósito de ganadores y perdedores, la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas (AMPAS) en muchas ocasiones se distinguió por entregarle la estatuilla al film equivocado, sobre todo porque sucede que muchas películas que ahora son clásicos y parte de la historia del cine mundial, en su momento fueron las grandes perdedoras en la entrega del Oscar. Ejemplos notables tenemos muchos, de entrada tenemos a la película de culto El Ciudadano Kane, de Orson Wells, que fue nominada para ganar nueve premios; sólo ganó un Oscar por mejor guión original; sin embargo, esta película fue un parteaguas en la forma de hacer cine a nivel global. Otro caso notable es el de Martin Scorsese, quien ganó la Palma de Oro en Cannes con Taxi Driver (1976) y que aun cuando siempre estaba entre los nominados al Oscar, tuvieron que pasar 40 años para que la Academia le entregara el premio Oscar como mejor director y mejor película por los Infiltrados (2007). Desde mi punto de vista, El Toro Salvaje (1980) es una de las mejores películas que yo haya visto, y perdió el Oscar frente a una película de Robert Redford, Gente Común (1980), de la cual ya nadie se acuerda. 

También tenemos casos como el de Stanley Kubrick, quien tiene en su filmografía varios clásicos del cine (Dr. Strangelove, A Clockwork Orange, Barry Lyndon) y quien sólo ganó un Oscar por efectos especiales en 1969 por 2001: Odisea del Espacio. En la lista de los grandes perdedores del Oscar a mejor película o a mejor director tenemos de primera a: Quentin Tarantino, Alfred Hitchcock, Rober Altman, Charles Chaplin, Orson Wells, David Lynch, Sydney Lumet, entre otros. 

Finalmente a lo que quiero llegar es que, con premios o sin ellos, en medio de mares de información y plataformas de streaming, donde parece imposible encontrar documentos cinematográficos de alta calidad, ya encontraremos las mejores formas de descubrir los siguientes nuevos clásicos. La historia del cine nos ha demostrado que es imposible eclipsar a los verdaderos genios, al final los festivales y premios son un poco de condimento que le ponen a un platillo que se llama cine, el cual requiere tiempo para cocinarse al punto.