Pueblo Fantasma, nunca entre semana

Santa Brígida, Cinco Señores, o el triángulo son solo los vestigios de antiguos centros de operación minera en el poblado de Pozos, un pequeño lugar enclavado en las montañas entre San Miguel y San Luis de la Paz.

En la cantina de la esquina—junto al Jardín Juárez—casi la única abierta en tiempos de pandemia, Mónico dirá que el pueblo tuvo oleadas de abandono. La primera habría sido por 1900, cuando en más de las minas se tocó el manto acuífero y entonces éstas se inundaron, orillando a los pobladores (sin empleo, ni otros recursos para sobrellevar la situación) a abandonar su tierra. La segunda oleada habría venido entre 1920 y 1930 con la Revolución y la Guerra Cristera. La ciudad quedó así, fantasma, incluso el templo del Señor de los Trabajos quedó inconcluso. Nos entregó una estampa con la escultura del Cristo, para que siempre trabajemos. La repoblación habría iniciado por el 2000, recuerda Mónico. 

Visitar Pozos durante la semana—lunes, martes, miércoles, y jueves—en la contingencia puede ser interesante y no. Los fotógrafos amarán las calles empedradas, los vestigios de casas abandonadas, los paisajes, la tranquilidad con que caminan los habitantes bajo las luces tenues por la noche. Los que buscan gastronomía, seguro hallarán algo, pero luego de recorrer los cinco cuadros del centro. “Es que todos los lugares abren de viernes a domingo, por la pandemia” dicen en cafetería La Fama. 

Como sea, siempre habrá un hotel—Posada las Minas—para quedarse, y no solo disfrutar de su gran jardín con una amplia colección de suculentas, o su habitación Cactus, sino del menú que va desde chiles rellenos mixtos, hasta enmoladas, y una hamburguesa. 

Debe tomarse en cuenta que no hay taxis, los que atienden van de San Luis de la Paz, así si se contrata un guía para ir a las minas, se deberá cubrir la tarifa del guía, mas el transporte. Por otro lado, puede recorrerse más de los centros de operación caminando. 

Se puede encontrar sobre la carretera al Triángulo, luego de la tienda de instrumentos musicales prehispánicos, a Don Rogelio; que invita a un tour guiado por su mina—personal—donde cuenta con electricidad, ahí explica el origen de cada una de las piedras que comercia, y si el visitante le cae bien, probablemente le dé un “aventón” a las ruinas del triángulo. 

Vaya cuando sea, pero esté alerta que no todos los espacios estarán abiertos en la semana. 

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