Encinos, eran los árboles que dominaban históricamente las montañas de Guanajuato. Luego, al ser una zona minera, y la necesidad de la población por el combustible, los campos se fueron deforestando hasta quedar “pelones” en ciertas áreas. Y no lo dice el director de Medio Ambiente y Ecología, Francisco Peyret; lo indican diagnósticos de la Universidad Autónoma de Querétaro.
El estudio está desde hace más de una década. Y siguiéndolo dijo el director Peyret, para esta edición, es que su foco se ha fijado en integrar proyectos de organizaciones civiles a los de la Dirección, y así fueron de 80 hectáreas reforestadas con maguey—y árboles endémicos, entre lo que está el mezquite, acebuche, y huizache, ya luego vendrá el encino— a 1,000 hectáreas. Previo a que inicie la temporada de lluvia, la intención es llegar a 1,500 hectáreas reforestadas. Además, generando empleo temporal para 300 personas de las zonas, cuya compensación va de 1,250 hasta 1500 pesos, por semana.
Hoy, además de brindar empleo temporal para que los ejidatarios planten el agave y árboles, la Dirección de Ecología pensó “¿Por qué no? Vamos desarrollando turismo suave”, aquel que llena los sentidos, que conecta con la naturaleza, y que además brinda un empujón a la economía de los habitantes.