Dónde celebrar el Día de Muertos en San Miguel de Allende

Por Francisco Peyret

La fiesta del Día de Muertos es una celebración mexicana cuyo origen se remonta mucho antes de la llegada de los españoles. Se tienen registros que esta festividad mexicana se celebraba en comunidades mexicas, mayas, purépechas y totonacas. Con la llegada de los españoles, la celebración continuó pero de otra forma, sobre todo por la influencia de la religión católica en las comunidades indígenas.

En San Miguel de Allende siempre fue una tradición que el 1 de noviembre el pueblo de manera sobria instalara sus altares y colocara ofrendas en algunos barrios de la ciudad y en el Jardín Principal. Tradicionalmente el 2 de noviembre las familias visitan los panteones y conviven con sus difuntos, les llevan flores y ofrendas. En el pasado durante estas fechas San Miguel no era un destino preferido por los viajeros que aman disfrutar esta tradición. ¿Qué fue lo que pasó entonces? ¿Qué sucedió para que San Miguel se convirtiera en uno de los destinos más buscados para celebrar el Día de Muertos?

Desde mi punto de vista San Miguel siempre tuvo una celebración hermosa, colorida y multifacética, pero sí creo que hubo eventos que durante los últimos años lo catapultaron como uno de los 10 mejores destinos para celebrar Día de Muertos según la revista México Desconocido. En artículos pasados habíamos anotado que la imagen de la Catrina ha impulsado al Día de Muertos mexicano a nivel mundial, aún cuando la Catrina (Garbancera), creada por el artista José Guadalupe Posada en 1910 estaba pensada para ironizar a las señoras burguesas de su tiempo que pretendían estar a la moda francesa. No lo hizo pensando en la celebración de muertos, pero en un proceso de sincretismo los mexicanos, y después los extranjeros, llevamos a la Catrina como figura global del Día de Muertos Mexicano. 

Un evento que definitivamente ha influenciado en esta reciente tendencia es el Desfile de las Catrinas, que este año cumple 21 años, aunque parece algo confuso el origen del desfile, porque actualmente salen contingentes desde distintos puntos de la ciudad, uno de los más reconocidos es el que sale de Rosewood con destino final al Jardín Principal, donde ya no importa de dónde vienes, lo que importa es disfrutar de la imágenes que emanan de la celebración. Año con año estos desfiles han crecido considerablemente, el año pasado fue espectacular, en medio de la pandemia (justo parecía que jugábamos con la muerte), los videos y fotos aparecieron por todas las redes sociales a nivel nacional e internacional.  

Grettel Chazaro, organizadora de este desfile desde hace 10 años, me contó que fue su papá, Sergio Chazaro, quien hace 21 años empezó a organizar estos desfiles, primero él con su familia y amigas que iniciaron esto de disfrazarse de Catrinas, la idea era crear un contrapeso al Halloween que venía al alza. Año con año el desfile fue creciendo y fue así como, de alguna manera, gracias al Sr. Chazaro, la imagen de la Catrina se fue imponiendo en San Miguel. Actualmente la ciudad vive varios desfiles, las universidades, las colonias y el mismo gobierno organizan sus propias caravanas, para Grettel Chazaro lo más importante es que están logrando conservar y enaltecer esta tradición, además de que están ayudando a la comunidad extranjera a vivir y entender la celebración de Día de Muertos. Fue así como de un pequeño grupo familiar se fue moldeando un desfile que hoy en día ocupa a todo el pueblo. 

Por otra parte, hace 10 años surgió el controvertido Festival de la Calaca que entre fiestas multitudinarias, eventos públicos y exposiciones artísticas  se convirtió en el detonador final para que la comunidad completa se lanzara con una serie de iniciativas y celebraciones que han transformado a San Miguel en un lugar particular para celebrar el Día de Muertos. Evidentemente estamos lejos de ser Pátzcuaro, Michoacán, pero es lógico que con una comunidad donde se han mezclado sanmiguelenses, foráneos mexicanos y extranjeros tengamos un resultado muy particular y único. 

Platicando con Klaudia Oliver sobre el origen de La Calaca, cuenta que la idea surgió por ahí del 2010, cuando descubrió que en el extranjero la imagen de México se estaba deteriorando gracias al tema de la inseguridad, y pensó que era necesario generar proyectos para modificar esta percepción de México que desde su punto de vista en los últimos años ha sido injusta. Klaudia en ese tiempo pensó que las tradiciones mexicanas eran el mejor pretexto para confrontar una visión unidimensional de México. Fue así como con otros amigos como Verónica Pittman y Brigham Golden decidieron crear el Festival de la Calaca, la idea original fue la de un festival participativo donde artesanos, artistas, tradicionalistas, promotores culturales y empresarios generaran una serie de actividades en torno a la celebración del Día de Muertos. 

Durante un tiempo vimos pasar a artistas como Spencer Tunick que llevaron imágenes de nuestra celebración a medios internacionales, a nivel local hemos disfrutado del trabajo de grafiteros, artistas plásticos y artesanos con resultados relevantes. Klaudia cuenta que en el 2014 conoció a Michael Frederickson, involucrado en la producción de la película Coco (2017), quien parece tomar algunas ideas de San Miguel para llevar a la pantalla. Basta que recordemos cómo eran las fiestas con Dj’s de la Calaca para darnos cuenta que la película de Coco tiene una referencia directa con estos eventos. 

Es muy probable que mis amigos los más tradicionalistas no estén de acuerdo como mis anotaciones, pero creo quno siempre la iniciativas nos gustan y muchas veces menos los resultados, pero en el torbellino de las mezclas generacionales, modas, tendencias, entre un pasado tradicional y un presente globalizado, pues pasan cosas. Por ahora estos dos eventos se han mimetizado en el mar de actividades que San Miguel genera en torno al Día de Muertos, pero qué más podíamos esperar de un pueblo que le encanta divertirse, danzar, disfrazarse, festejar y hacer la suya. ¡Al niño le gusta hacer ruido y le prestan maraca!