Por Jeffrey Sipe y Nina Rodríguez
Una vivienda adecuada, casi tanto como la comida, es una parte integral de cualquier sociedad en la Tierra hoy en día. No importa si uno vive en las regiones remotas del Amazonas o en el centro histórico de la Ciudad de México, sin duda, el refugio en forma de una vivienda decente es indispensable para la vida humana. Es justo por ello que es importante preguntarnos cómo es posible que la explotación capitalista desenfrenada haya podido afectar la cuestión de viviendas de tal forma que los menos capaces en permitirse adquirir y mantener un hogar han resultado sus primeras víctimas.
La directora Iria Gómez Concheiro (Asalto al Cine) aborda esta cuestión en su largometraje de 2021, Antes del Olvido, a través de la historia de un viejo edificio grande de apartamentos en el centro de Ciudad de México, donde los habitantes se ven repentinamente confrontados con avisos de desalojo cuando el propietario decide derribarlo y construir un centro comercial en su lugar.
La película traza un retrato cuidadoso de la amplia y diversa gama de inquilinos que luchan contra el desplazamiento y los efectos que tendrán los desalojos para cada uno. Los personajes que luchan por evitar el desalojo van desde abuelas que criaron a sus hijos allí hasta hombres mayores que viven con sus hijos adultos, pasando por madres solteras, un peluquero travesti, un músico desempleado, un boxeador reconocido y un grupo de adolescentes en sus primeros pasos del activismo y aprendiendo las victorias, derrotas y traiciones de supuestos allegados que este conlleva.
Mientras Antes del Olvido detalla las batallas y tragedias de los residentes, al mismo tiempo hace un llamado a la acción, un grito para que el pueblo reúna sus fuerzas para superar la explotación económica y los abusos organizados en su contra. Aunque al público se le dan suficientes motivos para simpatizar con los residentes, lo más importante es la rabia que provoca en el espectador. La película está situada en Ciudad de México, pero la historia que cuenta es tristemente universal. En todo el mundo se expulsa a la gente de sus apartamentos con el único fin de enriquecer al propietario, ya sea un individuo o, cada vez más, los titulares de las empresas.
Antes del Olvido es también un llamado a la unidad de los mexicanos. Toda la película gira en torno al conflicto y la explotación, y los partidos están claramente definidos. Los tribunales, los propietarios ávidos de dinero, los abogados corruptos y la policía por un lado, y casi todo el espectro de la sociedad mexicana del otro. Al igual que en las historias de los adolescentes de la Polonia comunista, del Brasil de los años 60 y 70 o de Vietnam durante la guerra, los adolescentes mexicanos son representados como participantes integrales en la batalla para salvar sus hogares y barrios, actuando tanto como guardianes como manifestantes.
Sobre todo la película rinde homenaje al espíritu de los que luchan contra el desplazamiento y manifiesta un reproche contra las personas e instituciones contra las que luchan. Representa una especie de microcosmos de la sociedad mexicana, con todas sus desigualdades y su brutal explotación, junto a una compasión muy resistente. Tras su recorrido por festivales, ganando el premio a Mejor Largometraje Mexicano en el GIFF, la película finalmente llega a salas mexicanas y se presenta en el Compartimento Cinematográfico en San Miguel de Allende.