La percepción y el movimiento del corazón

Por Martin LeFevre

El significado de la palabra “percepción” se ha deteriorado. Su limitada extensión actual va de “mi percepción”, lo que implica que todos tenemos percepciones diferentes, al peyorativo “percepción inmaculada”, insinuando que la percepción sin mediar no existe. 

Aun así, una pregunta que escuché recientemente no me ha abandonado: “¿Pueden la percepción y el movimiento del corazón ser uno mismo?” Como resultado, mi pregunta es, ¿qué es la percepción y qué es el movimiento del corazón?

Claramente, la percepción como resultado del condicionamiento y la experiencia no es en realidad percepción. Y percepción en relación con “una narrativa”, término favorito de los medios de comunicación y “y del mercado de las ideas”, es una forma de distorsión o propaganda. 

Entonces, ¿hay percepción directa y qué nos podría permitir alcanzarla? La percepción directa no está mediada por el condicionamiento, la experiencia o el conocimiento. Entonces, ¿por qué se le llama, peyorativamente, “percepción inmaculada”? ¿Será por el hastío que reina entre nosotros y porque somos muy pocos los que podemos ver el mundo como algo novedoso y fresco?

La percepción, en el sentido amplio de la palabra, siempre es algo nuevo. La etimología de la palabra puede ser de ayuda. 

La raíz latina es percipere, que significa “recibir, comprender”, del prefijo “per” –cabalmente– y capere, “aprehender, tomar”. Así que percibir tiene una connotación tanto pasiva como activa, ya que recibimos y aprehendemos información mediante el acto de comprender cabalmente a algo o a alguien. 

Sin embargo, la palabra ahora significa algo completamente secundario: “una imagen mental, un concepto”. La palabra se ha depreciado aún más ya que la percepción ahora es sinónimo de opinión, como decir “mi percepción es…”.

¿Qué es entonces la percepción directa? Cuando observas el color y el movimiento de hojas verdes en flor bailando en la brisa, ¿estás mirando con ojos que ya han visto el reverdecer de la primavera en años anteriores? ¿O miras como algo nuevo el color, la luz y las sombras mientras las hojas tiemblan bajo el sol del mediodía?

Para observar lo nuevo, uno tiene que estar consciente pasivamente de experiencias anteriores, lo cual incluye no solo las veces que uno ha visto árboles en la primavera –la acumulación inconsciente normal que se da mediante la observación habitual– sino también las categorías y el conocimiento que uno ha acumulado acerca de los árboles, el color y la luz.

Cuando vivía en Oregón solía dar paseos por la montaña en épocas de lluvia con un amigo muy inteligente. Habiendo crecido en los alrededores, y siendo de inclinación científica, Don conocía los nombres de todos los árboles, plantas y hongos que nos encontrábamos en ese clima húmedo de invierno.

Al principio disfruté aprendiendo acerca de la flora del lugar, pero pronto me di cuenta que, antes que aumentar la percepción, como muchas personas letradas creen, el conocimiento, cuando es primario, es un impedimento para la percepción. Don no podía ver las cosas como nuevas, solo podía ver a través de los lentes del conocimiento. 

Lo mismo pasa, de una manera mucho más complicada, cuando se trata de experiencias personales o culturalmente condicionadas. La gran mayoría de la gente ni siquiera se da cuenta de que mira a través de sucias ventanas de lo que es el pasado cumulativo, y que ha perdido el regalo más preciado que posee el ser humano –la capacidad de ver y observar como lo hace un niño– con novedad, sorpresa y cuestionando la naturaleza y el mundo. 

Entonces, ya que la percepción requiere terminar con el pasado, ¿qué es lo que la despierta? La conciencia pasiva de todo el contenido de la experiencia pasada, mientras se ve más allá de las fronteras del pasado y hacia el presente desconocido es la verdadera percepción. Es el flujo vital de la mente, el corazón y el cerebro. 

Uno puede ver cualquier cosa de esta manera, incluso las cosas más perturbadoras dentro y fuera de uno mismo. Ciertamente, a las cosas oscuras y “malas”, especialmente dentro de nosotros mismos, es necesario encararlas y permanecer en lo que es aquí y ahora. El solo hecho de hacer esto rompe barreras y disuelve la materia oscura. 

Quizás la razón principal por la que Estados Unidos se ha vuelto una tierra tan oscura es que nos enseñan a mirar hacia el otro lado, a “pensar positivamente” cuando enfrentamos las cosas supuestamente negativas dentro de nosotros y a nuestro alrededor. Pero esto solo ha nutrido el núcleo de división y odio que ha crecido hasta alcanzar proporciones monstruosas, por lo que nuestros niños están siendo asesinados en su escuela y a los adolescentes les disparan por tocar en la puerta incorrecta o por darse la vuelta en la cochera equivocada. 

Entonces, ¿qué es el “movimiento del corazón”? Es sentir, responder desde el interior, incluso cuando no hay nada que uno pueda hacer o los que sufren se encuentran al otro lado del planeta. Creer que alguna atrocidad no tiene nada que ver con nosotros significa no responsabilizarse de lo que sí podemos hacer para aliviar el dolor de otros. 

Es difícil ver actualmente el “movimiento del corazón” en Estados Unidos, si no es a través de una versión sentimental y comercial, algo tan superficial como el lema de “inspirando a América” al final del programa de noticias de Lester Holt. Pero mediante un poco de reflexión, la mayoría sabe qué es en realidad el movimiento del corazón. Necesitamos dejar de obviarlo, donde sea que nos toque vivir. 

Una última pregunta. ¿Cuál es la relación entre percepción e intuición?

Más allá del sentido coloquial de la palabra percepción, cuando decimos “Anna es muy perceptiva” queremos decir que tiene una alta capacidad de discernimiento y comprensión. En ese sentido, la percepción es lo mismo que la intuición. 

Así que la agudeza sensorial del cuerpo más la observación atenta de la mente/cerebro es el manantial de la intuición. Y la intuición, por su lado, es la fuente que nutre a un ser humano realizado. 

Lefevremartin77@gmail.com