Por Rodrigo Díaz Guerrero
Recientemente, en una publicación de la Revista de la Universidad de México, leí sobre el exocerebro, un concepto que ha tomado mucha relevancia desde principios de siglo XXI y que se postula como un conjunto de prótesis con un alto contenido simbólico que expanden la mente y la conciencia más allá de los límites del sistema nervioso, es decir, el cerebro humano se encuentra enlazado irremediablemente a una red simbólica y cultural sin la cual es incapaz de funcionar normalmente, como lo declara el autor del artículo en cuestión, el antropólogo Roger Bartla. Siguiendo su línea de pensamiento, es irremediable pensar que en el exocerebro las prótesis para la memoria no pueden ser más que las bibliotecas, hemerotecas y archivos. Espoleado por este motivo, platiqué con Sofía Rivas, quien fue directora de la Fundación Kunsthaus hasta el primer semestre de 2022, y quien estuvo a cargo del formato digital del Archivo Kunsthaus.
RDG: ¿Por qué es importante un archivo? ¿Cómo consideras que abona a la sociedad un proyecto como el Archivo Kunsthaus?
SR: Es importante un archivo porque a partir de él se puede revisitar la historia. El tener los registros que permitan, a quienes lo consultan, retornar a las condiciones que formaron parte de su emergencia (del archivo), como los medios que los produjeron o los contextos de los cuales formaron parte, brinda una infinidad de posibilidades. Ya sea para incrementar el conocimiento que la misma sociedad tiene sobre sí misma, así como para desarrollar algún tipo de proyecto artístico o de salvaguarda basado en la consulta de fuentes primarias y confiables.
RDG: ¿Qué podemos encontrar en el archivo?
SR: Este archivo de arte contemporáneo está formado por más de cinco mil documentos; entre los cuales podemos encontrar libros, libros de artista, fotografías, publicaciones en periódicos, revistas especializadas, invitaciones, correos, faxes y notas a mano.
RDG: ¿Nos puedes compartir los tres ejemplos que consideres más relevantes?
SR: La parte de prensa me parece muy interesante. Por un lado está todo lo relacionado con Atención San Miguel y una revista que se llamaba Le Petit Journal. Esta última fue una publicación con mucho humor y muy bohemia que estuvo en circulación por ahí del 2004 y el 2005. Ambas dan testimonio de un San Miguel que está dejando de existir porque ahora todo pretende ser muy nice y muy chic. Otras de las cosas que me parecen destacables son los croquis o guías de montaje, porque conocer las exposiciones desde esa perspectiva y aparte contar con la lista de obras permiten imaginar cómo fueron y esto me parece invaluable.
RDG: ¿Cuál es tu impresión sobre la cultura del archivo en México y, en específico, en el Bajío?
SR: En México tenemos grandes exponentes de todos tipos de archivos. Desde el Archivo General de la Nación hasta el archivo Pinto mi Raya de Mónica Meyer y Víctor Lerma, pasando por el Centro de Documentación Arkehia en el MUAC. Pero fuera de eso, en mi corto trabajo desde el 2021 hasta la fecha, me he topado con tan sólo un par de archivos más de arte y todos se sostienen por el interés personal de un privado. Hace mucha falta el apoyo institucional para su correcto sostén y ordenamiento.
Sofía Rivas ha digitalizado una gran parte de las cajas y cajas que comprenden el archivo, selección que está disponible para consulta y descarga gratuita en el sitio www.archivokunsthaus.com