Ley antitabaco: ¿de qué va?

Por Bernardo Moreno González

De unos días para acá vemos en las tiendas de conveniencia que los cigarros están escondidos y nos enteramos que en terrazas y lugares públicos ya no se puede fumar. Entró en vigor la ley antitabaco y aunque la venta de cigarros sigue siendo legal, fumar estará bastante restringido.

Para aquellos que fumamos y para los que les resulta verdaderamente incómodo el humo, estos son algunos datos que te pueden interesar. La reforma prohíbe anuncios publicitarios en internet, redes sociales, cine, televisión y teatro, no sólo la publicidad, sino también los mensajes subliminales. Como hemos visto, queda prohibida la exhibición directa de cualquier producto relacionado con el tabaco, así como imágenes, eslóganes y logotipos, aunque los establecimientos están autorizados a tener una lista textual con nombre y precio. Está prohibida la imagen en clubes deportivos, escuderías, gorras, camisetas o cascos. También en videojuegos y dispositivos de almacenamiento de datos. 

A partir del 15 de enero la ley prohíbe fumar en: patios, terrazas, balcones, parques de diversiones, áreas de juegos, deportivos, playas, centros de espectáculos, canchas, estadios, arenas, plazas comerciales, mercados, hospitales, clínicas, iglesias, bares, restaurantes, paradas de camiones, lugares de trabajo, escuelas de cualquier nivel y transporte público. Todos los anteriores considerados espacios de concurrencia colectiva. Las zonas exclusivas para fumar se mantienen en restaurantes, bares, hoteles y lugares de entretenimiento, pero ahora el establecimiento no podrá ofrecer ningún servicio en estas zonas, además de que deben de estar físicamente separadas y a diez metros de distancia del lugar de congregación. Las multas para las personas que sean sorprendidas fumando en lugares prohibidos son de hasta 20 mil 700 pesos. Las multas para los establecimientos que no cumplan con la ley van desde 60 mil pesos, hasta más de 800 mil o la clausura del lugar. Para tabacaleras hasta dos millones de pesos. Los verificadores serán nombrados y capacitados por la Secretaría de Salud. El monto recaudado se destinará al Programa contra el Tabaquismo. Cualquiera puede hacer una denuncia anónima a COFEPRIS al teléfono 800-033-5050. Recordemos que en México los gastos de atención médica atribuibles al tabaquismo son de más de 116 mil millones de pesos. Por otro lado, se espera una avalancha de amparos por las principales tabacaleras argumentando que la sobrerregulación puede alimentar un mercado negro, que solo beneficiará a ciertos grupos. 

Con esta reforma a la ley antitabaco, México se pone a la vanguardia en el tema y pasa a ser uno de los diez países con tal regulación. El espíritu de la ley tiene un par de objetivos: que jóvenes y niños no estén en contacto con el humo o que les parezca “normal” fumar y por consecuencia descienda la cantidad de nuevos “aficionados”. El otro objetivo es evitar cierto porcentaje, dentro de los próximos diez años, en decesos y enfermedades relacionadas al consumo del tabaco. Podría ser tomada esta ley como un buen ejemplo de regulación de una sustancia recreativa nociva para la salud y ampliar ese panorama hacia otras sustancias, tales como el alcohol, que también es gravísimo para la salud pública y, por supuesto, el orden social, mientras que la regulación de la marihuana ha quedado estancada en el proceso legislativo y no produce ni de cerca el daño a la salud que el tabaco deja, ni el desorden social que el consumo inconsciente de bebidas embriagantes representa en el núcleo familiar. Otra planta que pone en predicamento al mundo y particularmente a México es la amapola, que por sí misma, es muy bella, pero que además de convertirse, tras un proceso relativamente sencillo en opio, los derivados de la misma tienen muchísimas aplicaciones, principalmente en la industria farmacéutica. No tiene sentido la prohibición de una planta, urge el debate en busca de soluciones por obvios motivos de seguridad, salud y economía. Es por eso que la regulación de sustancias debe basarse en datos objetivos y científicos de diferentes disciplinas y no dejarse llevar por grupos de presión (lobbies) que responden a intereses alejados del bien común.