Aumentan la desertificación y las sequías

Por Alejandro Angulo  

En el carrusel de las celebraciones por el medio ambiente, ahora tocó el turno a la conmemoración del Día Internacional de la Desertificación y la Sequía el pasado 17 de junio. A decir de la autoridad ambiental en México, “las sequías se encuentran entre las mayores amenazas para el desarrollo sostenible, especialmente en los países en desarrollo”, aunque bien es cierto que cada vez son más las naciones ricas afectadas. De hecho, las previsiones estiman que para 2050 las sequías afectarán a más de las tres cuartas partes de la población mundial.

El número y la duración de las sequías han aumentado un 29 por ciento desde 2000 y, al día de hoy, hay más de 2,300 millones de personas que sufren problemas a causa de la escasez de agua. Se trata de unas cifras crecientes y preocupantes, máxime considerando que uno de cada cuatro niños en el mundo se verán afectados por este fenómeno de aquí a 2040 (UNICEF). Ningún país es inmune a la sequía.

Por su parte, en México el proceso más importante de degradación del suelo es la erosión hídrica, cuya superficie de afectación asciende a 37 por ciento (72 465 144 ha del territorio). Actualmente sabemos que México es un país semiseco, que comprende zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas en el 65 por ciento de las tierras del país.

En 2003, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) estimó que la degradación del suelo afecta 88 millones de hectáreas en el país, en grados que van desde ligera, moderada, severa y extrema, representando un 45 por ciento de la superficie nacional. En la actualidad se estima que un 64 por ciento de los suelos presenta algún nivel de degradación.

Cabe aclarar que la desertificación, a diferencia de la desertización que es un proceso natural, es creada por la acción del hombre, causada por el exceso de cultivos que agotan el suelo, el sobrepastoreo que elimina la cobertura de vegetación que lo protege de la erosión, la deforestación que destruye los árboles que sujetan el suelo a la tierra, así como los malos sistemas de irrigación que transforman las tierras de cultivo en tierras saladas que se pueden compactar, convirtiéndose en un suelo inservible para la fauna y flora.

En opinión de la UNAM señala que “Este fenómeno es consecuencia del calentamiento global, del cambio de uso de suelo y de la falta de cumplimiento al ordenamiento territorial” (Mayra Elena Gavito Pardo, UNAM).

• Entre 1951 y 2010 las áreas áridas han aumentado y muchas presentan problemas de degradación, y para 2025, 1.8 miles de millones de personas vivirán en regiones con grave carencia de agua. 

• En Michoacán existe un problema severo de degradación y desertificación potencial por la expansión del cultivo de aguacate.

Se conoce desde hace tiempo que el proceso avanza del norte hacia el sur y que la cuenca Lerma es la última barrera para contener la descertificación, y de no lograrse avanzará hacia los estados del sureste y quizá perderemos lo más valioso de nuestra biodiversidad.

Lo grave no sólo es cuánta superficie está degradada, sino también entender que la velocidad se incrementa de tal suerte que cada año se ven afectadas alrededor de 600 mil hectáreas en el país y que repercute en términos de frecuencia, en mayor medida en los estados de San Luis Potosí, Zacatecas, Tamaulipas, Chihuahua, Sonora, Durango, Coahuila y el norte de Veracruz, así como otras del centro del país.

Frente a ello, se han impulsados diversas estrategias, entre ellas, la sustitución de cultivos de alta demanda hídrica por cultivos de baja demanda; el mejoramiento de la cobertura vegetal con especies de porte bajo (pastos, arbustivas, entre otras) y/o especies nativas y endémicas.

Protejamos nuestros suelos.