¿Celebrar el Día del Medio Ambiente?

Por Alejandro Angulo  

Côte d›Ivoire (Costa de Marfil) fue el país anfitrión del Día Mundial del Medio Ambiente 2023, el pasado 5 de junio. El tema de este día internacional fue la contaminación por plásticos, tal como lo anunció el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Este año marca el 50 aniversario de la efeméride, día establecido por primera vez en 1972 por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

No obstante, cada año presenciamos mayor contaminación en todos los sentidos y no terminamos por mitigar el cambio climático y revertir la pérdida de biodiversidad, en tanto que avanza la crisis del agua. Todo ello nos conduce a pensar que vamos en una trayectoria de colapso, pues se asume que la premisa de que el colapso tiene fundamentalmente un carácter antropocéntrico. 

Hoy en día mucho tienen que ver las cuestiones ambientales, como podemos ver en lo que anuncian los científicos. El Stockholm Resilience Centre (SRC) definió, junto con un grupo internacional de científicos, lo que denominó los 9 límites planetarios, con base en procesos que regulan la estabilidad y resiliencia del planeta. Límites que, de ser rebasados, plantean dudas para la continuidad del desarrollo humano sin colapsos ecosistémicos. Estos son: el desgaste del ozono estratosférico, la polución de aerosoles, la acidificación de océanos, los flujos biogeoquímicos, el agua dulce, los cambios de uso de la tierra, la biodiversidad, la polución química y de nuevos elementos, y el cambio climático. 

Según los últimos estudios publicados por el SRC, sólo quedan ya tres de estos parámetros por exceder el límite sostenible. Uno de ellos, el agujero de la capa de ozono ha sido positivamente controlado por la acción humana, pero sigue cerca del límite de irreversibilidad y no debemos descuidarlo. Por otra parte, la menor proliferación de plancton augura menor captación futura de CO2, produciéndose una no linealidad en la absorción de dicho CO2, y una aceleración (una más…) del efecto invernadero. El tercero, la polución por nuevos elementos, sencillamente no se conoce si se ha excedido un límite, porque no se ha logrado aún definir un umbral sostenible. Los restantes seis parámetros ya han excedido el umbral considerado sostenible. 

Según el consenso de los estudiosos de esta materia, la que podemos resumir como ‘huella ecológica’ de la actividad humana, excedió la biocapacidad de regeneración del planeta en torno a los años 70, o como mucho principios de los años 80. Siendo este ritmo por definición tan insostenible como el de gastar más dinero mensual que nuestro sueldo gracias al crédito de algún prestamista, que antes o después obliga a la corrección.

El aumento de las poblaciones en busca de nuevas oportunidades ejerce una enorme presión sobre el planeta y las ciudades. Y es de tal magnitud, que el gran reto global se encuentra actualmente en términos de evitar el colapso “multiorgánico” del sistema con medidas eficaces que permitan la interacción responsable de los habitantes con el medio ambiente y su conservación. Por un lado, es necesario establecer los límites de crecimiento del hábitat acotando el número máximo de viviendas en coordinación con las infraestructuras viales, la disponibilidad de agua, la remoción de contaminantes, captura de CO2, el manejo de residuos y la movilidad.
Por su parte, el propio Banco Mundial en uno de sus reportes recientes señala lo siguiente:  Más de la mitad del PIB mundial se genera en sectores que dependen en gran medida o moderadamente de los servicios de los ecosistemas, como la polinización, la filtración de agua y las materias primas. Más de 3000 millones de personas dependen de la biodiversidad costera y marina para su ingesta de proteínas y medios de sustento. Tres cuartas partes de los 115 principales cultivos alimentarios del mundo se basan en la polinización animal. En los países en desarrollo, los bosques, lagos, ríos y océanos aportan una proporción significativa de los alimentos, combustibles e ingresos familiares, y constituyen una red de protección social de gran valor en épocas de crisis, particularmente para los pobres que viven en zonas rurales.

Sin embargo, la integridad y la funcionalidad de estos activos naturales esenciales se ven cada vez más comprometidas, ya que entre el 60 % y el 70 % de los ecosistemas del mundo se están degradando más rápido de lo que pueden recuperarse. La gestión inadecuada del medio ambiente y de los recursos naturales da lugar a pérdidas económicas considerables; por ejemplo, un monto estimado de USD 80 000 millones al año se desaprovecha debido a la mala gestión de la pesca en los océanos. La contaminación atmosférica es el principal riesgo medioambiental para la salud, con un costo equivalente al 6,1 % del PIB mundial al año. La naturaleza está amenazada y un millón de especies animales y vegetales, de un total estimado de ocho millones, se encuentran en peligro de extinción, muchas de ellas en un plazo de 10 años, según el último informe de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES). Desde 1970, 14 de 18 categorías de servicios de los ecosistemas se han reducido.

Así también, se estima que la contaminación ambiental del aire, tanto en las ciudades como en las zonas rurales, fue causa de 4,2 millones de muertes prematuras en todo el mundo por año; esta mortalidad se debe a la exposición a partículas pequeñas de 2,5 micrones o menos de diámetro (PM2.5), que causan enfermedades cardiovasculares y respiratorias, y cáncer.

En este sentido, de acuerdo a los reportes recientes, se tiene que China, Estados Unidos, India y Rusia son los países que más contaminan, pues emiten 55% del CO2 mundial.

Mientras que en México para el 2022, las ciudades más contaminadas son: Monterrey, Toluca, Salamanca, León e Irapuato.

En tanto, te dejo algunas de las siguientes recomendaciones como parte de las soluciones más comunes al problema ambiental:

  • Reemplaza los artículos de deseo con artículos reutilizables. 
  • Se debe evitar el uso de plásticos. 
  • Ahorra agua y electricidad. 
  • Apoya prácticas amigables con el medio ambiente, como sembrar un árbol. 
  • Reduce los residuos caseros. 
  • Realiza recorridos a pie, en bicicleta y/o compartido. 
  • Recicla los desechos para conservar los recursos naturales. 
  • Elimina el uso de químicos contaminantes. 
  • Reduce el ruido contaminante. 
  • Reduce las emisiones de CO2 en nuestro quehacer diario.