Sequía y Crisis Económica

Por Alejandro Angulo  

Muchos se preguntarán qué relación existe entre la sequía y la crisis económica, pero más allá de las suposiciones, en la actualidad hay un caso que lo ilustra bastante bien, y se trata del país de Argentina, en donde la sequía más grave está llevando a la crisis económica al país. Veamos por qué.

De inicio apuntemos lo que dice el FMI, que recortó la proyección de perspectivas de crecimiento y que advierte que este fenómeno provocará una profunda recesión. El impacto sería de $19 mil millones de dólares. Dicha sequía refleja una caída a la mitad en sus exportaciones agrícolas que repercutirán en un empeoramiento de la inflación. La economía de Argentina es considerada la segunda mayor en Sudamérica.

Se estima que millones de hectáreas de producción de maíz, trigo y soya, que son las mayores exportaciones del país y la fuente de muchos empleos e ingresos fiscales, se arruinarán en el presente año. Por otra parte, ya exhibe su economía un déficit y una inflación por encima del 100% y su moneda ha perdido dos tercios de su valor.

En boca de un agricultor, la expectativa de producir 4.5 toneladas de soya por hectárea será sólo de la mitad, y esto se traduce en una deuda impagable. Argentina es el mayor exportador mundial de harina y aceite de soja, y la sequía que experimenta actualmente es la peor desde 1929. Los reportes de este año indican que el ganado está muriendo, los canales de riego se han secado, las lagunas están vacías y los suelos carecen de la humedad necesaria para la producción agrícola.

Así, el FMI recortó su previsión de crecimiento para el 2023 de un 2% a 0.2% y los especialistas económicos prevén que la economía se contraiga un 4%. Aunque hay quien piensa erróneamente que la economía no depende de factores físicos, como sería la lluvia o mejor aún, el agua, están totalmente equivocados, pues el caso de Argentina ilustra lo suficiente cómo, ante la falta de agua, la producción que genera ingresos económicos se vendrá abajo debido a la escasez, o si lo vemos en un momento de tiempo, a la sequía.

El cambio climático ha transformado por completo el régimen de lluvias, pero, además, los humanos hemos provocado tal situación con las emisiones a la atmósfera y al despilfarro de los recursos naturales como el agua. En el pasado han desaparecido civilizaciones por la falta de agua y en consecuencia por la falta de producción de alimentos.

En una época de modernidad, de alta tecnología e Inteligencia Artificial, es impensable para algunos que la economía de un país se vea en graves aprietos al punto de una crisis económica, debido a una sequía prolongada y muy pronunciada que pone en jaque a la producción de productos agrícolas que constituyen la principal fuente de exportaciones y por ende, de ingresos al país y las familias.

Ni la llamada nearshoring puede salvar a Argentina de la crisis económica, y seguro estoy que habrá quien piense que es hora, para dicho país, de reconfigurar su modelo económico para no depender de las exportaciones de productos agrícolas. Pero déjenme decirles que ni Estados Unidos, país desarrollado e industrializado, podrían dejar de producir productos agrícolas, pues también este obtiene de sus exportaciones altos ingresos, además de ser una fuente de control y poder. En Europa, el año pasado por la falta de alimentos que importa, ha tenido que sufrir del incremento en los precios y de ciertas limitaciones, pues dependen en gran medida de los alimentos de otros países, como la India, China y de la propia Rusia.

En México el propio Banco de México (Banxico) estimó que la industria, el sector agrícola, la industria manufacturera y el suministro de agua pueden perder el equivalente a 0.56% del producto interno bruto (PIB) —o 102 mil millones de pesos anuales. Y algunos expertos económicos opinan que “la sequía afecta la oferta porque se reduce y suben los precios. Esta situación se suma al incremento en el precio de los commodities a nivel internacional” Y para no olvidar, hay que recordar que la sequía es un fenómeno meteorológico asociado al cambio climático que puede presentarse en cualquier lugar y momento, y se caracteriza por la escasez o ausencia de agua. Tanto las sequías como las inundaciones son resultado de una alteración en la dinámica atmosférica de la humedad.

Ahora bien, también se conoce que las aportaciones del agua es la de ser el recurso más valioso que tiene la economía, tanto para el desarrollo de grandes e importantes industrias alrededor del mundo como para el correcto funcionamiento de los ciclos naturales del planeta. Entonces, más allá de un bien económico para el funcionamiento de la sociedad, es un bien vital para sostener la vida en el mundo. La misma ONU reconoce que “el agua es un componente esencial de las economías y es necesaria para crear y mantener los puestos de trabajo en todos los sectores de la economía. La mitad de la mano de obra mundial está empleada en ocho sectores que dependen del agua y de los recursos naturales” entre dichos sectores se encuentra la Agricultura.

Se estima que más de 1.400 millones de puestos de trabajo, el 42% de la población activa mundial, dependen en gran medida del agua, y que otros 1.200 millones de puestos de trabajo, es decir, el 36% de la población activa mundial, son moderadamente dependientes del agua. Se trata en este caso de sectores que no requieren acceso a cantidades significativas de recursos hídricos para llevar a cabo la mayor parte de sus actividades, pero para los cuales el agua es un componente necesario en una o más partes de sus cadenas de valor.

Resumiendo, el 78% de los puestos de trabajo que constituyen la mano de obra mundial dependen del agua. Así de simple es la ecuación. Un suministro de agua insuficiente o irregular afecta a la calidad y cantidad de empleo en el sector agroalimentario, limita la producción agrícola y compromete la estabilidad de los ingresos. Por otra parte, la agricultura tiene un papel muy importante en el apoyo al sustento, sobre todo para los más pobres, con un importante aspecto ligado al autoconsumo.

La escasez de agua, exacerbada por el cambio climático, podría conllevar la reducción de hasta el 6% del producto interno bruto (PIB) en algunas regiones, provocar migraciones y generar conflictos, según un nuevo informe del Banco Mundial publicado recientemente. Para terminar, nos quedamos con la reflexión del presidente del Banco Mundial: “La escasez de agua constituye una amenaza importante al crecimiento económico y la estabilidad en el mundo, y el cambio climático está agravando el problema”.