Una vez enfocado, ¡arriba y adelante!

Por Carolina de la Cajiga

“En la última carta de felicitación de cumpleaños que me envió mi padre, poco antes de morir, me sugirió que imaginara lo que yo quisiera ser en la vida y, luego que decidiera, lo fuera revisando a los cinco, 10, y 20 años. También me aconsejó que no hiciera planes alternos, sino que me enfocara en lo que había escogido.” Así comenzó a platicar Alejandro Anaya Finck porqué es artista visual.

Alejandro obtuvo su licenciatura en Ciencias de la Comunicación en el Tecnológico de Monterrey. Hace 22 años fundó “AF” (sus iniciales), su propia compañía de comunicaciones y relaciones públicas. Sin embargo, siguiendo la exhortación de su padre, reflexionó y concluyó que dibujar es lo que lo hace feliz. Esta pasión ha aumentado con el paso de los años y le ha abierto el camino a otras artes como la pintura, el grabado y el cine. Su trabajo es lúdico y sigue teniendo la espontaneidad infantil, algo raro después de tantos años, ya que la madurez a menudo equivale a algo aburrido. Quizá por eso su arte encanta a la gente. Es fresco y contundente.

Cuando visitó Florencia, Italia, dibujaba en los cafés lo que pasaba frente a sus ojos; algunos parroquianos se acercaban a mirar y entablaban conversaciones. Les sorprendía la soltura de sus trazos espontáneos, intencionalmente imperfectos que muestran la osadía de su imaginación y evocan sentimientos difíciles de describir. Esto sigue sucediendo cada vez que saca sus cachivaches para dibujar en público, no importa dónde esté. “Una cosa es sentirse artista y otra que los demás te reconozcan”, dice Alejandro con una sonrisa. Le llena de orgullo cuando al ver su obra le dicen “nunca había visto algo así”.

Dibujar rostros y personajes es lo que más entusiasma a Alejandro. Explica su técnica: “Mezclo tonos cálidos en un lado del rostro y fríos del otro para resaltar las distintas facetas que puede tener una misma persona. Un lado humanístico y otro racional y objetivo”. Sus retratos no son realistas, revelan el alma del representado según la visión de Alejandro. Muestran lo de dentro.

Después de haber andado del tingo al tango, la vibrante vida artística y social que permea en San Miguel de Allende atrajo a Alejandro y a Janet, su esposa. La variedad de actividades y eventos, la facilidad para conocer gente y la alegría de vivir lo atraparon. También aprecia lo activa y abierta que es la comunidad de foráneos, su interés por las artes visuales, culturales y culinarias. Al mismo tiempo, está la incomparable red de apoyo para ayudar a los menos afortunados. «Mis padres eran personas comprometidas que me enseñaron a apreciar y respetar a todo el mundo. Me encanta que dentro de tanta festividad no se olvida a los más necesitados”, resalta Alejandro. «Esto es fundamental para tener una sociedad sana y equilibrada. Todos somos afortunados de formar parte de esta comunidad única.»

“Uno de los momentos más memorables que he tenido en San Miguel fue cuando Guadalupe Trejo, promotora de cultura popular, me invitó a participar en la ceremonia Otomí de agradecimiento a las semillas y la cosecha. Mi granito de arena fue introducir a extranjeros a esta nación que, aún ante la adversidad de la colonización, ha logrado mantener sus antiquísimas raíces y costumbres. La ceremonia fue conmovedora y abrió los ojos de los que tuvimos la suerte de estar presentes y conocer este otro lado de México.” 

Alejandro está agradecido al maestro Edgardo Kerlegand que vio potencial en su obra y lo invitó a participar en la exposición colectiva anual de su galería en La Aurora. Poco después, apostó por él para impartir un taller de composición en el Instituto Allende. Fue un gran éxito, Kerlegand siguió el enfoque académico clásico, mientras que Alejandro introdujo cine y a veces dibujos animados. Los alumnos descubrieron lo liberador que es expresarse a través del arte cuando se deja de lado la preocupación de producir obras maestras. Un alumno dijo: «Volví a mi infancia y a la confianza de dibujar sin miedo ni prejuicios». Otra comentó que esta había sido su clase favorita, ya que pudo expresar libremente sus ideas sin temor a las críticas.

Con la llegada de la pandemia, casi de inmediato, hubo que suspender todas las actividades. Fue lamentable cerrar talleres y cancelar clases. Sin embargo, no todo fue negativo. «Uno de mis alumnos  de super buena onda me invitó a ilustrar su libro. La tecnología permitió la colaboración. Él estaba en Calgary, Canadá, y yo aquí en San Miguel», cuenta Alejandro. Vender en línea le sorprendió mucho y lo ayudó a sobrevivir el largo periodo de cierre. Además, Rafael Franco, propietario del Centro Cultural Los Arcos, lo apoyó con una comisión de diez cuadros sobre El Quijote, dándole total libertad de expresión. Alejandro utilizó acrílicos sobre lienzo, integrando estilos cubistas y expresionistas. La colección sigue abierta al público en Stirling Dickinson 28. Con alegría, declaró: «Estoy muy agradecido a la comunidad de San Miguel por las oportunidades de exhibir mi obra».

De nuevo está exhibiendo en la Galería Kerlegand, y en marzo y abril regresará a dar clases. Alejandro ha vuelto a pasear por las calles de San Miguel, probando café y haciendo dibujos que seducen. De allí surgen colaboraciones inesperadas y su círculo sigue ampliándose.

“Creo que el futuro trae cosas buenas, pero tenemos que esforzarnos y cuidar nuestra comunidad. Todos los que vivimos aquí, sin importar el origen, debemos estar conscientes que somos responsables de mantener la magia de San Miguel. No hay que perder de vista lo que atrae a los visitantes: la experiencia mexicana, el ambiente y las casas coloniales, los vendedores ambulantes y los artesanos, todos compartiendo el espacio. Esta región se está convirtiendo en el ‘sueño mexicano’, tanto para nacionales como para extranjeros. Hay que echarle ganas y seguir fortaleciendo nuestras tradiciones, el entusiasmo por las artes y la naturaleza que nos rodea”, dice Alejandro con entusiasmo.

Puedes encontrar a Alejandro Anaya en la Galería Kerlegand, en la Fábrica La Aurora, los jueves, de 11am a 5pm. En Instagram @alejandroanayaart, y en Facebook alejandroanayavisualartist.

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