El camino de la planificación para el retiro

Por Raoul Rodríguez

Una de las preguntas más frecuentes que me hacen como asesor certificado de planificación financiera es ¿he ahorrado suficiente para jubilarme? Pienso que es naturaleza humana buscar certidumbre, especialmente en un mundo lleno de incertezas, y determinar un “número” definitivo como meta de retiro ha sido aventura de muchos. Hoy puedes encontrar artículos, libros y hasta seminarios que te explican cómo determinar tu cifra particular. La frase “Determinar tu Número” suena bonita, pero en la vida real llegar a la respuesta de cuánto necesitas no es fácil ni definitivo.

Hace años era común usar una fórmula poco complicada para poderle decir a la gente cuánto necesitaban haber ahorrado al momento de jubilarse, efectivamente recomendando un sólo número como meta determinada. Empezamos con los gastos anuales y les aplicábamos un factor de inflación, para actualizar los gastos en pesos. Analizábamos cuánto tenían ahorrado al momento, asumíamos un retorno anual promedio para el período que no variaba y calculábamos cuánto era necesario ahorrar periódicamente en los siguientes años para llegar al número. ¡El resultado era una proyección audaz que casi nunca resultaba acertada! Hoy en día la mayoría de los asesores financieros profesionales han ajustado su metodología, sustituyendo el número por un porcentaje probable.

Veamos varios grupos de supuestos: retornos, factores económicos y cuestiones de la vida. Los que han invertido en el mercado de valores están al tanto que los retornos anuales no son fijos. A veces los resultados son buenos, otras veces no tanto. No es realista suponer que una persona va a recibir el mismo retorno anual infinitivamente. Como podrás sospechar, la secuencia de retornos anuales tendrá un impacto importante en el valor final del portafolio. Vamos a asumir que hay dos hermanas, cada una con US$10,000 para invertir. La primera recibe un muy respetable 10% en el primero, segundo y tercer año. La segunda invierte en un fondo más agresivo y sus retornos durante los tres años son: menos 20%, 25% y 25%. ¡Es interesante notar que en ambos casos el promedio anual es de 10%! Uno podría pensar que sus cuentas terminarían con el mismo valor.

Al final del período la hermana que invirtió en el fondo más volátil acabó con US$12,500, en comparación con la primera inversionista, que terminó con US$13,310. El retorno final de la primera hermana fue de 33.1% y el de la segunda 25%. Esta diferencia tiene implicaciones significativas e importantes con respecto al éxito o descalabro de sus respectivos planes financieros. Sabemos que la secuencia de retornos durante tu vida tiene un impacto significativo en la cantidad del ahorro. Además, retornos negativos durante el principio del período de jubilación tienen un impacto mayor sobre la viabilidad del portafolio, problema que es aún mayor si además de experimentar una caída en el valor del portafolio es necesario retirar fondos para sufragar gastos. Este doble golpe resulta en un déficit mayor que se tendrá que remontar. La volatilidad de retornos a través del tiempo se conoce como riesgo de secuencia.

Otro problema con la fórmula menos complicada es que no considera varios factores económicos que afectan el futuro valor de la inversión. Además del retorno esperado, las variantes de inflación y tasas impositivas no permanecen inmutables a través de los años.

Muchos de nosotros que ya cargamos con varios años encima sabemos que es imposible predecir con certeza todas la eventualidades que nos pudiera deparar la vida: la gente se casa, divorcia, tienen hijos, es necesario de dar apoyo financiero a nietos y/o padres, vivimos en el extranjero, quedamos discapacitados, recibimos herencias, vivimos más años de lo esperado, gastamos de más, ahorramos de menos, nos mudamos a un hogar de asistencia para ancianos y fallecemos. Todas las posibilidades de la vida y significadamente el momento en que suceden y su duración pueden tener un impacto sobre las proyecciones que hemos preparado con anterioridad. Entre más queramos proyectar al futuro más probable es que la vida nos dé sorpresas, forzándonos a revisitar las proyecciones.

La variedad y la riqueza de nuestras experiencias de vida y nuestras metas, tanto lo que planeamos, así como lo que nos llega desprevenidos, se pueden expresar en términos financieros. Cuánto se necesita al jubilarse es directamente proporcional a lo que asumimos que vamos a gastar en el futuro. Igual a lo que pasa con los retornos a través del tiempo, existe mucha variación en el costo de nuestros gastos anuales. Entre más lejana la fecha para jubilarse, mayor la variabilidad. Pero aun ya dentro del retiro hay variaciones. En los primeros años de retiro, a los que a veces llamamos los años de “ándale-ándale”, el total de  nuestros gastos anuales tienden a ser similares al total antes de jubilarnos, ya que si bien ciertos gastos desaparecen, estos son sustituidos por otros relacionados a actividades que no pudimos aprovechar por falta de tiempo o dinero: visitando a los hijos y nietos, viajando, comenzando un hobby nuevo, etc. Luego llegan los años “ándale-despacio”. En esta fase estamos algo más avanzados en edad, ya hicimos mucho de lo que estaba en nuestra lista de pendientes y preferimos un ritmo de vida algo más calmado. En este segundo período los gastos tienden a decaer significativamente en comparación con los gastos antes del retiro. Y finalmente llegan años de “nada de ándale”, cuando los gastos de nuevo empiezan a aumentar en términos reales acercándose a los gastos pre retiro. El ímpetu del desgaste económico ahora tiende a ser el incremento en gastos médicos (es interesante notar que en México este fenómeno pudiera ser menor ya que los gastos médicos son mucho menores acá, en comparación con los de los EE.UU.).

De modo que si el uso de una fórmula simple no es ideal considerando que existen tantos variables, ¿cómo podemos planificar asumiendo diferentes retornos, cambios económicos y variabilidad de gastos a través del tiempo? Hoy en día, muchas profesiones que se dedican a la asesoría financiera van a usar un programa de Monte Carlo para preparar un análisis que corre miles de diferentes pruebas durante la expectativa de vida, aplicando de forma aleatoria retornos supuestos y variando los costos anuales. En las corridas, aleatoriamente se van a asumir retornos muy malos, por ejemplo en el año en que empieza el período del retiro, para considerar el riesgo de secuencias. El resultado del análisis será un porcentaje de probabilidad.

En mi práctica normalmente estoy tranquilo con porcentajes de entre 85% y 95%. Un porcentaje del 92% quiere decir que de 1,000 corridas aleatorias, en 920 hubo suficientes recursos para poder pagar todos los gastos durante el período de jubilación (¡nota que en 80 de esas corridas no hubo dinero suficiente!). Porcentajes menores al 85% me ponen nervioso (al igual que a mis clientes). Datos arriba del 95% pueden indicar que no se están usando los recursos financieros de forma eficiente. ¡Se podría decir que esta metodología ha sustituido el “Número” por el “Porcentaje”!

Aun usando un programa de Monte Carlo, el modelo tiene que ser actualizado de forma periódica y tu porcentaje pudiera subir o bajar en el futuro. Los gastos actuales y el costo de metas futuras se tendrán que revisar. Además, los datos económicos como son los niveles de inflación, retornos y las tasas impositivas se tendrán que ajustar. También podemos estresar el portafolio para simular eventos de cisne negro u otros eventos que pudieran tener un impacto desmedido sobre el éxito o fracaso de un plan financiero.

Si vives en México, toma las proyecciones con algo de reserva. El tipo de cambio, diferentes niveles de inflación, el impuesto sobre la renta en México, etc., no son datos que se pueden adaptar en los programas de los EE.UU., pero que al mismo tiempo influyen de manera importante sobre las proyecciones. Por lo general, vivir en México es más barato en términos absolutos y más aún si se consideran del punto de vista de los que tienen dólares americanos, lo que resulta en probabilidades más altas para los que viven aquí. Funciona al revés también. Si te mudas a los EE.UU., en muchos casos vas a necesitar de más ahorros para mantener tu estilo de vida.

Considerando que mucho del futuro es imposible de predecir, ¿vale la pena tratar de hacer un ejercicio de planificación financiera? Se han llevado a cabo varios estudios que han demostrado que contratar un asesor financiero resulta en una mejor probabilidad de alcanzar tus metas de vida. Estableciendo metas de ahorro antes del retiro y presupuestos durante el mismo (datos que probablemente tengan que ajustarse conforme nos cambie la vida), y llevando a cabo los análisis de Monte Carlo, podemos mantenerte apuntado en la dirección correcta. La planificación financiera personal, como la vida, es un camino, no un destino.