Jacinta González Goodman: sin, contra y desde el Estado

Por Rodrigo Díaz Guerrero

Quienes conocemos a Jacinta, sabemos que lleva en su interior un corazón fuerte y comprometido desde siempre con las cuestiones sociales; y que lleva muchos años dedicándose como activista, pero, sobre todo, como organizadora comunitaria. Después de graduarse de Wesleyan University en Estudios Latinoamericanos y Economía, en EE.UU., empezó en 2007 a organizar en Nueva Orleans —después de los estragos que dejó el huracán Katrina—a jornaleros, jornaleras y familias indocumentadas para luchar por sus derechos laborales, contra la violencia policiaca y contra las deportaciones conducidas por las agencias de inmigración. Luego, de regreso en México, trabajó varios años con la organización Poder, organizando los comités de cuenca del río Sonora contra lo que se conoce como “el peor desastre ambiental de la historia de la minería en México”, cuando una mina de Grupo México derramó 40 millones de litros de sulfato de cobre acidulado a los ríos Sonora y Bacanuchi; tóxicos que se extendieron por más de 250 km y que cambió la vida de más de 22 mil personas de siete municipios del estado mexicano. Después de eso, González Goodman empezó con Mijente, donde ha sido organizadora senior por varios años.

RDG: ¿De qué va el proyecto Mijente?

JGG: Mijente se identifica como un centro organizativo, tanto en terreno y territorio, como también en el mundo digital, a favor de le gente latine y chicane en Estados Unidos y en Puerto Rico. Nos organizamos en temas económicos, de género, raciales y de justicia ambiental.

RDG: ¿Cuál es tu rol en Mijente y qué proyecto están llevando a cabo hoy en día?

JGG: Actualmente en Mijente dirijo una campaña que en inglés le llamamos No Tech for ICE, no tecnología para ICE (la policía de migración), donde hemos estado trabajando para evidenciar y organizarnos no solamente contra las políticas de deportación del Gobierno de Estados Unidos, también en contra de las compañías de datos y tecnología que han ayudado al Departamento de Seguridad Nacional a crear un sistema de vigilancia, de detenciones y deportaciones que están afectando a todo EE.UU.

RDG: La Filosofía de la liberación, (cuyo máximo exponente es Enrique Dussel), promueve la ruptura con el pensamiento hegemónico eurocentrista, acepta el pensamiento no-occidental como legítimo; visibiliza la presencia del otro, asimismo, invita a repensar los problemas filosóficos desde estas perspectivas, asumiendo que si bien la filosofía es teórica, asciende de lo abstracto a lo complejo de la práctica mediante la política. Al leer los Principios de Unidad de Mijente, me remitieron al pensamiento de la filosofía de la liberación. ¿En qué se inspira el movimiento de Mijente?

JGG: Sí tenemos estos principios de liberación, realmente tenemos varias vías de estrategia, donde a veces luchamos sin, contra y desde el Estado, en el sentido que a veces estamos luchando, haciendo campañas y exigiendo diferentes políticas. También hacemos trabajo electoral, tenemos miembros y miembres que se postulan para diferentes posiciones en el Gobierno. Y también creamos opciones sin el Estado, o creaciones desde la visión de la Comunidad en términos de cuáles son las necesidades y qué es lo que se necesita ver fuera de los poderes de autoridad.

RDG: En el ámbito personal, ¿tuviste alguna epifanía que quieras compartir, algo que hayas vivido que fuera fundamental para hacer lo que ahora haces?

JGG: Creo que una de las cosas que a mí me motivó mucho a estar organizando, particularmente sobre los temas de migración y deportación, es…  Pues yo soy de San Miguel de Allende, de un padre mexicano y una madre estadounidense, y toda mi vida vi cómo en San Miguel se recibe a la gente extranjera, se recibe al turismo y a los expats, que es el término que les gusta usar, pero que también son migrantes ¿no? En México se les hace mucho espacio, pueden vivir libremente, pueden tener muchísimas comodidades, mientras que la gente que emigra de México a Estados Unidos es criminalizada, es discriminada, es tratada de una manera deshumanizada, se le violentan los derechos todos los días y para mí era importante entender por qué las diferencias en el trato a las personas, pero también cuál es el modelo económico que permite que algunas personas sí se puedan mover libremente y otras personas estén constantemente acechadas, sufriendo simplemente por tratar de vivir una vida con dignidad y con acceso a los mismos recursos. Entonces, teniendo el fenómeno tan cerca me hizo ver la diferencia, entender que por motivos económicos, por motivos raciales, siempre había esa diferencia que me parece extremadamente injusta y que se necesita organizar de verdad para contrarrestar esto. Por eso entré en los movimientos y por eso sigo en Mijente. También porque veo que en Estados Unidos hay una comunidad latina que constantemente está creciendo, pero aún así no tiene los mismos derechos y acceso a las mismas cosas, por lo que necesitamos crear espacios organizativos donde no solamente necesitamos que haya más gente: necesitamos gente más organizada, más consciente y más unida, para poder ver los resultados que se necesitan.