Por Rodrigo Díaz Guerrero
Su madre fue Gwendolyn Midlo Hall, historiadora centrada en la esclavitud en el Caribe, América Latina, Luisiana (EEUU), África y la diáspora africana en las Américas; autora del libro “Africans in Colonial Louisiana: The Development of Afro-Creole Culture in the Eighteenth Century” (1992); profesora emérita de Historia de América Latina y el Caribe en la Universidad Rutgers en Nueva Jersey; creadora del principal recurso para la investigación histórica y genealógica sobre esclavitud: una base de datos que identifica a más de 100,000 africanos esclavizados, entre otras importantes contribuciones.
Su padre fue Harry Haywood, dirigente del Partido Comunista de los Estados Unidos (CPUSA), así como del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS). Reconocido activista político en su país de origen y promotor incansable de la autodeterminación de los afroamericanos, contribuyendo al pensamiento marxista sobre la situación de los afroamericanos en los Estados Unidos. Autor de “Negro Liberation” (1948), y de la autobiografía “Black Bolshevik” (1978).
El Doctor Haywood Hall, como se observa, viene de un linaje comprometido con el impacto social, la equidad y, como base y origen de estas filosofías: el bien común. Algo que, inevitablemente —si pensamos en la herencia genética— y por contagio— si pensamos en su sensibilidad personal y conciencia política— ha operado en él para hacerse su propio camino en pos de ayudar a sus semejantes y que estos, a su vez, puedan ayudar a los suyos y mejorar sus contextos sociales. El Doctor Hall encontró en el camino de la salud su destino, para su vocación innata de ayudar y para cambiar la realidad social en quienes lo necesitan.
Nació en Brooklyn, Nueva York, pero fue criado en México desde niño hasta los ocho años. Luego regresó a EEUU, donde trabajó como afinador de pianos y taxista en Nueva York. “Trabajé también en la comisión de luz por unos años, y un día fui a leer los medidores en un hospital y estando afuera de la sala de urgencia pensé ‘¿por qué no se me ocurrió hacer eso?’, yo tenía 22 años. Entonces retomé los estudios y salió todo bien, porque la medicina combinaba muchas cosas en las que yo tenía interés, una parte científica y una parte social, una forma de poder ayudar a la gente y algo que tampoco habían hecho mis padres.”, nos platica.
El Dr. Haywood Hall es médico de urgencias y miembro de Ashoka (organización internacional sin fines de lucro que promueve el emprendimiento social), completó residencias en medicina interna y medicina de emergencias en el Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Nuevo México y es miembro de la Federación Internacional de Medicina de Emergencia, donde ha servido en varios comités. Años más tarde regresó a México, para crear su más grande proyecto: PACE.
RDG: ¿Por qué regresar nuevamente a México? ¿De qué trata el proyecto PACE y cómo se origina?
HH: Creo que estaba buscando algo de mi infancia, pensé que si estaba en Texas estaría más cerca de México, y aunque geográficamente sí, me di cuenta que culturalmente es muy distinto. Luego de cinco años de práctica en los Estados Unidos, haciendo muchas cosas en mi carrera, me di cuenta que no estaba del todo contento, pensé que algo me estaba faltando. Y vine a México, y en el camino hubo un accidente en la carretera (en el estado de Sonora), donde una de las personas tenía un trauma, estaba grave, y al llegar la Cruz Roja me di cuenta que no había mucho conocimiento respecto a lo que se tiene que hacer en una situación de emergencia. Con el equipo que había improvisé un tubo torácico para salvarle la vida a una de las personas afectadas. Ahí me di cuenta que poseía el conocimiento en áreas que pueden ayudar a la gente, y pensé que podría hacer algo en México. Luego viene a San Miguel a verme con un familiar y vi un buen lugar para empezar con el proyecto, un lugar para poder traerme mi equipo y empezar a capacitar, empezando con San Miguel, porque vi en este lugar una buena conexión con los EEUU y todas las condiciones favorables. Empezamos trabajando durante cinco años con la Secretaría de Salud, ayudándolos a formar el sistema de emergencias del estado de Guanajuato. Luego en 2002 formamos PACE, y fue un buen tiempo, pues en simultáneo empezaron a llegar estudiantes de medicina y residentes de EEUU que querían ayudarnos con los proyectos y que querían también aprender español, entonces empecé el programa de MedSpanish (idioma, cultura y salud global), y esto nos dio recursos para abrir un centro de capacitación y luego agregamos varios avales que son reconocidos internacionalmente, cursos de emergencias obstétricas y de trauma, varias cosas. Hemos capacitado a 41 mil personas, 21 mil en emergencias obstétricas en un curso que ya es estándar nacional (curso ALSO), hemos capacitado a parteras en Chiapas, y en varios estados de la nación. Y hemos hecho otros proyectos, como el primer desfibrilador de acceso público en Latinoamérica, que está aquí en San Miguel de Allende, en el jardín principal, aunque ya hay otros, como en la biblioteca; y hemos organizado los Foros Panamericanos de Atención a Emergencias Médicas, entre otros éxitos del equipo.
(En la segunda parte de esta entrevista hablamos sobre el futuro de la medicina, tecnología y sociedad).
Continuará.